miércoles, 17 de febrero de 2016

CAMINANDO POR EL “BULEVAR DE LOS SUEÑOS ROTOS”

Colaboración de José Martínez Ramírez

Son las seis menos cuarto de la mañana, cada vez madrugo más, será la edad. He soñado que estaba cazando corzos, la mañana era primaveral y el rocío cubría los brotes verdes que le dan ese color tan espectacular al campo. Pues bien, después de pegarle un taponazo al bicho que por la envergadura de sus cuernas era medalla, al dirigirme con un puñado de yerba hacia su boca para la foto, como hacen los cazadores profesionales en los vídeos cinegéticos, resulta que era un perro más viejo que el sol y más feo que tirarle la casa a un hijo.

Una manzana colgada de un árbol con esa frescura y esos colores jóvenes y claros. El sueño de un niño apenas perceptible al oído. Un cielo diáfano después de la tormenta. La manzana con el tiempo tornará esos colores por otros oscuros y ajados y en su interior aparecerá algún gusano gordo y desagradable. Al niño le saldrá pelo rizado y grueso, le crecerá la tripa, se le descolgará el paladar y roncará como un león viejo. El horizonte del  cielo, en el mejor de los casos, se pondrá negro como el carbón por la contaminación.
A los componentes de los partidos políticos les pasa lo mismo, sus comienzos están cargados de ilusión y sueños, quieren cambiar el mundo por otro mejor, con trabajo y tesón; acabar con el paro y el terrorismo; proporcionar vivienda y trabajo digno para todos, etc. De ahí pasan a decir lo que la turba quiere escuchar y a no cumplir sus promesas. Y, como último servicio a sus votantes, trincan hasta los fondos de los huérfanos; el aire que respiramos y a la madre que nos pario. Antes de ser procesados con sentencias irrisorias e insultantes, por el agravio comparativo con otras de menor entidad económica. Después llegan los juicios mediáticos, más parecidos a un circo que a una justicia justa y coherente.
Los que hace tiempo dejamos los quince años atrás sabemos que los sueños no suelen cumplirse con la frecuencia que deseamos. Pasan las cosas y punto. Ya versó los sueños Calderón y no han cambiado, solo el escenario y los actores, el deseo y el sentimiento es exacto al de antes.
Con el nuevo panorama político pasa que, los que hemos votado al PP, muchos nos sentimos decepcionados y cabreados por dejar en bandeja a la contrariedad las carteras ministeriales. Gracias a los continuos escándalos de cierra ya la mano que ahora la pongo yo.
Podemos nos llega con una fuerza y un descaro insultantes, de hecho, humilla al que parece ser su novio/a, solicitando carteras por imposición. Muchos de sus votos son hijos de la decepción; otros de jóvenes cabreados, atrevidos e ignorantes y, otros muchos, de seres humanos que aún tienen la capacidad de soñar.
¿Llegará a cumplirse ese sueño o nos añadirán más metros al “bulevar de los sueños rotos”?   


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