jueves, 18 de febrero de 2016

LOS QUINTOS DE VILLARGORDO: RITUALES HISTÓRICOS

Colaboración de Paco Pérez
Esta fotografía fue tomada en el año 1956 y se ha recuperado gracias a Tomás Jiménez Mateos, integrante de este grupo y la posterior colaboración de Fernando Bergillos Martínez ha sido fundamental para poder dar nombre a los soldados.

Sus componentes son los integrantes de la QUINTA de ese año y fue tomada el día típico de entonces, la “Medición de los quintos”. Los nombres de los personajes están por filas, de izquierda a derecha, y, de arriba abajo:

1ª.- Juan José Fernández Moreno, tío de Pascual Angulo y hermano de su madre.
Cristóbal Crespo Hernández, “El albañil”.
Alfonso Fernández “El tranca”, vivía en el “Ejido Moya” y no se casó. Fallecido.
Miguel Delgado "El baezano".
2ª.- Rafael Delgado “El serio”, vivía entonces en el “Pecho de la ermita”, por encima de la casa de Sebastián Moral “El tonto Avelino”.
Luís “El morralero”, primo de Domingo.
Fernando “El jabonero”.
Eleuterio Lombardo Martos. Fallecido.
Tomás Jiménez Mateos “Veinte mil duros”.
Antonio Moreno Moreno, más conocido como “El peliblanco”.
Pedro “El relojero”. Vivía en la calle La Parra, hoy Granadillos.
Domingo Martos “El morralero”, casado con “La zorrica”.
3ª.- Vicente, hijo de Carmen “la forastera”. Fallecido.
José Bergillos, el albañil.
Antonio Gámez, antiguo jugador del C. F. Villargordo muy hábil y oportunista, falleció muy joven.
D. Felipe Iriarte Fernández, nuestro párroco en aquellas fechas. Abandonó el sacerdocio, se casó, tuvo dos hijas, trabajo como profesor de instituto en Huelva, tuvo problemas de infartos y  falleció. En una de las publicaciones que hice sobre él entro en el Bloggs una de sus hijas y nos comunicó la satisfacción que le causó la publicación realizada sobre su padre.
Diego Moreno “Malacara”. Hace años marchó a Madrid por razones laborales, se casó allí y viene aquí con su esposa a pasar largas temporadas.
Bartolomé “Toribio”, sigue soltero.
4ª.- Fernando Bergillos Martínez “El taxista”.
Enrique Berrio Lorente, hermano de Josefa “la guapa”. Fallecido.
Manuel García Cañas, "La tolas". Casó con una hija de Blasico, el del carbón, marcharon a Barcelona y ha fallecido hace unos años.
Maximiano Cintas “Cambil” marchó por razones laborales al extranjero, regresó al jubilarse y ya sólo vivno al pueblo de vacaciones. Fallecido.
Juan Manuel Moral Moral, fijó su residencia en Barcelona.
Ese tradicional acto se celebraba en el Ayuntamiento, en esa época el edificio que lo alojaba estaba en la Plaza de la Iglesia, donde actualmente está ubicado el “Centro de Salud”.
Por la proximidad al templo optaron por fotografiarse delante de la baranda de la “Lonja” del templo y D. Felipe Iriarte Fernández que por allí estaba, cosa lógica y por su carácter abierto, no tuvo inconveniente en posar con los futuros soldados de nuestro ejército.
En aquel acto era costumbre vestir las mejores galas y, además, todos iban de riguroso estreno con traje, camisa, corbata, calcetines, zapatos y ropa interior. También formaba parte del ritual otras acciones:
1.- Los padres acompañaban al hijo al acto del Ayuntamiento y en él se le hacía un reconocimiento médico típico, se pesaba y medía. Entonces, quienes no daban la talla se quedaban en casa y no se incorporaban a filas. Hubo casos que pidieron que ese detalle se olvidara y se fueron a servir a la Patria, eran otros tiempos y otra formas de pensar.
2.- Entonces era típico que los reclutas, después de acabar el acto del Ayuntamiento, se reunieran en un corralón y se pasarán el día comiendo y bebiendo. Lo típico de entonces era matar un borrego, mucho pan y garrafas de vino blanco. Cuando avanzaba la celebración todos estaban alegres y felices pues nadie se había echado atrás a la hora de beber latas de vino, esos eran los vasos que se usaban en este día.
3.- Al atardecer, el siguiente paso era pasear la borrachera por las calles del pueblo para ir a la ermita a pedir al Stmo. Cristo de la Salud que no les pasara nada cuando estuviera en la mili.
Para completar esta fase de la celebración hay que recordar a los niños, normalmente familiares o vecinos de los soldados, que se encargaban de llevar la garrafa del vino formando parte de la comitiva. Ellos también pillaban algún trago que otro y acababan como los mayores, haciendo tomiza mientras caminaba y vomitando.
Se hizo muy famoso en aquellos actos un señor conocido popularmente como “Guerrero”, era oriundo de la provincia de Granada, y les tocaba el acordeón para alegrarles la fiesta, siempre tenía el mismo repertorio y sólo recuerdo de sus piezas musicales este pequeño texto de una de ellas: [… ¡¡¡Que tú ya no soplas cómo mujer!!!].
De vez en cuando uno de los quintos gritaba:
- ¡¡¡Viva la quinta del 64!!!, por ejemplo.
Inmediatamente todos le respondían:
- ¡¡¡Vivaaaa!!!
4.- La comitiva formaba un cuadro inolvidable para la historia local, habría que haberlo inmortalizado con pinceles o fotos, lo formaban los niños delante con la garrafa de 16 litros, forrada de caña y cogida por las asas; los quintos abrazados y con las caras tiznadas con el negro del hollín, el polvo de ese color que se había acumulado en el culo de la sartén al freír el borrego; el señor del acordeón y los niños del barrio que acudían al escuchar la música cuando pasaban.
En Villargordo hay un señor que se llama Antonio Guijarro García pero todo el mundo lo conoce más como “El quinto”…
¿Por qué es apodado así?
En 1964 acompañó a los quintos, llevó la garrafa del vino y al día siguiente no pudo ir a la escuela de D. Luís Pérez Navarro, mi padre. En aquellos años faltar a la escuela tenía que estar muy bien justificado porque los padres y los maestros estaban puestos de acuerdo para que si cometían los hijos errores la “palmeta” funcionara, era la forma de mantener el orden en aquellas escuelas pues tenían una matrícula de 70 niños o más.
Cuando se presentó Antonio al día siguiente el maestro le preguntó:
- ¿Por qué no viniste ayer a la escuela?
- Porque estuve con los quintos –le respondió Antonio.
- ¡¡¡Ven aquí “quinto”!!!

Antonio acudió, le dio unos cuantos palmetazos y, desde ese día, el sobrenombre “El quinto” lo inmortalizó.

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