martes, 26 de abril de 2016

EUCARISTÍA Y SOLEMNE BENDICIÓN DE LA IMAGEN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Colaboración de Santiago López Pérez
Con gran alegría y una gran afluencia de feligreses, el pasado 19 de marzo, festividad de San José, nuestro Párroco D. José María Romero bendijo el cuadro de la DIVINA MISERICORDIA que he pintado y donado a nuestra parroquia.

Fue una ceremonia sencilla que se llevó a cabo después de la homilía y, tras la cual, se procedió a las ofrendas a la imagen de Jesús Misericordioso.

Conviene asimismo señalar que, junto con la bendición de la imagen, también se bendijeron estampas y novenarios que fueron repartidos entre los asistentes a este sencillo acto de fervor a Nuestro Señor.
Esta devoción a la DIVINA MISERICORDIA la introduje entre nuestros feligreses hace quince años, aproximadamente. Desde entonces, son cada vez más las personas que cada Viernes Santo, a las tres de la tarde, se reúnen en torno a Jesús Sacramentado en el Monumento preparado para Él, con el fin de acompañar al Señor en el momento de evocar su muerte en la cruz, y, de iniciar el primer día de la novena a Jesús Misericordioso.
El principal apóstol de esta devoción, a nivel mundial, fue el Papa Juan Pablo II, que, entre otras acciones, canonizó a Santa Faustina Kowalska y consagró la Basílica de la Divina Misericordia, en Polonia. Y, tal como Jesús prometió a Santa Faustina, la evidencia de Su protección a las almas que extiendan la devoción a su Corazón Misericordioso se hizo patente en el hecho de que San Juan Pablo II falleciera, curiosamente después de tantos padecimientos, el segundo domingo de Pascua, festividad de la Divina Misericordia.
Ahora os dejo una breve semblanza sobre el origen de esta devoción a la DIVINA MISERICORDIA.
Nuestro Señor se apareció a Sor María Faustina Kowalska, religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios (Magdalenas), desde 1931 a 1938, en Plock (Polonia), y le ordenó: Pinta una imagen de Mí, según la visión que de Mí tienes, con la inscripción… ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! Los rayos del cuadro representan la Sangre y el agua que brotaron del fondo de Mi Misericordia, cuando Mi Corazón, agonizante, fue abierto por la lanza en la Cruz. Los rayos pálidos simbolizan el Agua, que purifica el alma, y los rayos rojos representan la Sangre, que es la vida del alma. Estos rayos protegen al alma de la Ira de MI Padre. Feliz el que viva bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca le alcanzará.
Palabras de Nuestro Señor a Sor María Faustina. El Salvador pide que los hombres recurran a Su Misericordia y la invoquen antes que les alcance la justicia. Escribe -dijo el Señor a sor María Faustina: Antes de que yo venga como Justo Juez, abro de par en par las puertas de Mi Misericordia, pero el que no quiera entrar por las puertas de Mi Misericordia tendrá que pasar por las puertas de Mi Justicia.
Muchas veces, durante sus apariciones, el Señor dio a conocer a Sor María Faustina los enormes pecados de la Humanidad. Asustada, ella le preguntaba al Señor cómo podía tolerar tan terribles ofensas. El Señor le contestó: Para castigar, tengo Yo la eternidad; ahora Yo propongo a los hombres el tiempo de Mi Misericordia; pero… ¡Ay de ellos si no conocen esta gracia!
Tú, Mediatriz de Mi Misericordia, tienes la obligación, no solamente de escribirla y predicarla, sino que debes también implorar esta gracia para los hombres, para que glorifiquen Mi Misericordia. A este respecto, el 27 de febrero de 1948, la Radio Papal del Vaticano anunció en un programa especial una noticia relativa a Sor María Faustina, como "Apóstol de la Misericordia Divina", concluyendo con las palabras: Cristo exhorta al mundo, que se encuentra al borde del abismo, que la única salvación la encontrará en echarse en los brazos de la Divina Misericordia, que dará a toda la Humanidad felicidad verdadera, orden y paz permanentes.
LAS PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR:
- Yo prometo al alma que venere esta Imagen de La Misericordia que no perecerá.
- Yo le prometo ya aquí, en la tierra, la victoria sobre sus enemigos, especialmente en la hora de la muerte.
- Yo, el Señor, la protegeré como a Mi propia Gloria...
- Yo doy a la Humanidad un vaso, con el cual deben venir a la Fuente de Mi Misericordia a buscar gracias. Ese vaso es este cuadro, con la inscripción… ¡Jesús, en Ti confío!
- Yo deseo que el primer Domingo después de Pascua Florida se celebre la fiesta de la Misericordia. Cualquiera que se acerque en este día a la fuente de la vida obtendrá remisión completa de culpa y pena. La Humanidad no obtendrá la Paz hasta que venga con confianza a Mi Misericordia.
Por ello, para propagar esta devoción, los Obispos de Polonia resolvieron someterla a la Santa Sede, con la petición de fijar para el segundo Domingo de Pascua la fiesta de la Divina Misericordia.
- Di a la Humanidad sufriente que venga a Mi Misericordioso Corazón, y le daré la Paz. Vengo ahora como Rey de la misericordia, antes de venir como Justo Juez, para que no haya ninguno que pueda excusarse en el día del juicio, que poco a poco se va acercando.
- A la almas que propaguen Mi Misericordia, Yo las protegeré por toda su vida como una madre a su hijo, y en la hora de la muerte, para ellos no seré Juez, sino Redentor. En esta última hora, el alma no tiene otra protección que Mi Misericordia… ¡Feliz aquella alma que durante su vida estuvo hundida en Mi Misericordia, pues la justicia no le alcanzará.
- Yo preservaré a las ciudades y casas en las cuales se encontrase esta Imagen.
Nota: Las importantes poblaciones de Cracovia y Vilna, donde estaba establecida esta devoción, fueron preservadas de la destrucción casi total de Polonia en la Segunda Guerra Mundial.
- Yo también protegeré a aquellas personas que veneren esta Imagen y tuvieran confianza en Mi Misericordia.
Ahora, el cuadro está colgado en la capilla lateral derecha de nuestra parroquia.







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