martes, 22 de enero de 2019

MARÍA “LA GRANDE”


Colaboración de Paco Pérez
DE TELEFONISTA EN CASA
Todos sabemos que María Moreno Cañas, “María la Grande”, su esposo e hijos se marcharon a Cataluña para tener un nivel de vida mejor pues el trabajo que había en el pueblo era escaso. Con el paso de los años enviudó y, muy mayor, con frecuencia se daba por la mañana un paseo para visitar a su hija Antonia en su casa. Un día, María realizó la tradicional visita y, como Antonia tenía que salir para realizar unas compras, pues le propuso a su madre que la esperara en casa mientras las hacía.
María se acomodó en el sofá y conectó el televisor para distraerse. Acababa de sentarse y sonó el teléfono, no le agradó escuchar la llamada porque tenía que levantarse pero lo hizo, descolgó y dijo:

- ¡¡¡Digaaa!!!
– Buenos días –la saludó un señor.
– Buenos días… ¿Qué quiere usted?
- ¿Está Miriam?
- No. Está trabajando en Delphi.
– Ya la llamaré otro día –y colgó.
María se quedó sorprendida con las formas que tuvo el señor que llamó pues no le dijo quién era y, además, le colgó de golpe. Estaba ocupada con estos pensamientos cuando regresó su hija y le contó, muy cabreada, lo que había ocurrido.
– No te preocupes, habrá sido algún compañero del trabajo que tendría que decirle algo.
– A mí no me gustan estas cosas, ella está novia con Antonio y con él es con quien tiene que hablar, con nadie más.
– Eso era antes, ahora se habla con todo el mundo y no quiere decir nada –le contestó Antonia.
– Antes no pasaban estas cosas.
Pasaron unos días, María se había olvidado de la llamada, estaba en el sofá, Antonia de compras, el teléfono sonó otra vez y la anciana tuvo que actuar de nuevo como telefonista:
- ¿Quién llama tan temprano?
– Buenos días, soy Raúl.
- ¡¡¡Raúúúl!!! ¿Qué Raúl?
– El novio de Miriam.
- ¡¡¡Eso no es verdad!!!
- ¿Cóóómo que no es verdad? – le preguntó él.
- ¡¡¡Porque el novio de Miriam se llama Antonio y vive en Villargordo!!!
Como estaba muy cabreada del día anterior pues ella también le colgó el teléfono dándole un fuerte golpe.
Acababa  María de colgar el teléfono cuando abrió la puerta de la casa Antonia. Había comenzado su madre a contarle lo que había ocurrido en su ausencia y unos minutos después sonó de nuevo el teléfono.
– Mama, coge el teléfono que no puedo.
- ¡¡¡Yo no lo cojo más!!! ¡¡¡Qué quieres que sea otra vez el idiota ese que me dijo que es el novio de tu hija!!! ¡¡¡Cógelo tú y si no déjalo que cante hasta que se ponga ronco!!!
Acudió Antonia y lo descolgó:
- Dígame.
– Buenos días Antonia, soy Antonio… ¿Cómo estáis?
Mantuvieron la conversación normal que puede haber entre yerno y suegra que viven en lugares diferentes, se despidieron y colgaron con total normalidad.
Unos días después se repitió la escena y descolgó María pero se llevó una gran sorpresa porque, sin decir palabra alguna, ella escuchó:
- ¡¡¡Buenos días abuela, soy Raúl, el novio de Miriam!!!
– Pero tú cómo estás… ¡¡¡Ya te he dicho otras veces que Miriam está novia con Antonio y que se van a casar en Villargordo, tonto del bote, no te enteras!!!
Cuando Antonia regresó cargada de bolsas le preguntó de manera rutinaria si hoy también había recibido alguna llamada de conocidos o del novio de Miriam.
María, que estaba cabreadísima por lo ocurrido, la culpó de lo que estaba ocurriendo porque los padres de ahora no saben educar a sus hijos, por eso ese tío llamaba a Miriam siempre que quería y, mostrándose muy preocupada le dijo… ¡¡¡Hasta pudiera ser un secuestrador!!!
Antonia también se subió de tono y le dijo que no se metiera en esos temas debido a que ella no podía encerrar a su hija pues tenía que dejarla libre para que ella decidiera qué quería y qué no.
Como la escena del teléfono se repetía con más frecuencia de lo normal pues una de esas veces María abandonó la casa de Antonia enfurecida y se fue en busca de ella a la tienda de su amiga, sabía que allí la encontraría. Llegó más cabreada que una mona y le volvió a meter un nuevo alboroto, no le importó que estuvieran en presencia de la tendera.
Esta repetida escena tenía mosqueada a Antonia, no era normal esa insistencia y siempre con su madre. Estos detalles le hicieron sospechar que podía ser una broma y entonces tomó medidas para descubrir al autor.
Una mañana decidió no marcharse para esperar la repetida llamada del famoso Raúl. Cuando sonó el teléfono lo cogió María, Antonia se puso a su lado para escuchar también la conversación y entonces comprobó que la voz le era muy conocida y que el comunicante no era el tal Raúl sino el bromista Antonio, el verdadero novio de Miriam.
Así se desmontó la broma y… ¡¡¡Por fin pudo dormir tranquila María!!!

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