martes, 8 de enero de 2019

NADIE COMO TÚ


Colaboración de Manuel Sánchez García

Es cierto que me enamoré
de una amapola como tú,
por vez primera te encontré
y, a mí, me dio un patatú.
Cuando te dije… ¡Te quiero!
Se te saltaron las lágrimas,
sin embargo, de alegría vivo,
cuando tú me besabas.

Eres tan bella por dentro
que loco estoy por ti,
me dijiste… ¡Te quiero!
Y fui yo el que te besó a ti.

Tus labios, como dos llamas,
me dejaron sin aliento y con fuego,
tú me ibas apagando en las sabanas,
donde se cruzó nuestro cuerpo.

Y si de algo estoy seguro
es de que te quiero,
de que no hay una flor como tú,
ni una hembra con ese cuerpo.

Loco estoy por tu pelo moreno,
que es como ramas de olivares
y por tus hermosos ojos verdes,
que son como aceitunas picuales.

Un día te susurré al oído
y te entró un escalofrío,
cuando te dije lo guapo
que estaba tu vestido.

Nos besamos tanto, y tan fuerte,
que río de sangre corría por nuestra frente
y es que, cuando dos tanto se quieren,
no hay fuerza que los quiebre.

Cuando me despido de ti,
mi corazón llora de sentir
que tú te alejas de mí
y, sin ti, no puedo vivir.

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