miércoles, 6 de mayo de 2015

A FRANCISCO ARANDA GARCÍA, MI RESOBRINO

Colaboración de José Martínez Ramírez

FRANCISCO, hoy, te voy a contar un CUENTO:
Había en Pinto una cueva,
en la cueva un dragón
y un castillo que lleva,
sobre su puerta, un blasón.

Sobre su mástil se eleva
atada con fuerte cordón,
y blasonada, su bandera.

Cada día, con devoción,
salían a cazar por la avena
y el Rey lo hacía con su halcón.

Cosía tranquila la Reina
al príncipe un calzón,
mientras el niño lleva,
junto a su padre, el pachón.
No hay perdiz que se atreva
a extender su bello plumón,
ni conejo en primavera
que salte alegre y burlón.

Pero un día cualquiera
el malvado y alado dragón
se llevó de noche a la Reina,
mientras gritaba… ¡Al ladrón!

El Rey parecía de cera,
dormía  como un hurón
y el niño, cerca de la bodega,
descansaba como un lirón.

Llegó volando a la cueva
y en ella a la Reina encerró.
El Rey lloraba su pena
junto al niño, con amor.

Ofreció oro al que hiciera
cadáver al malvado ladrón
pero allí no hay quien quiera
enfrentarse al negro dragón.
Al amanecer, por la almena,
el niño descolgó un jamón,
observó que llovía fuera
y aún así se encamino.

Bajo el cielo que truena,
en busca del negro dragón,
llegó Francisco a la cueva
y, el muy astuto, escondido esperó.
En las manos su esfera
con sus tetillas y su valor,
seguía lloviendo con fuerza
y ya no sentía el corazón.

Sintió un ruido que apenas
un tenue gemido emitió;
era de Paula, la dueña
de aquella dura prisión.

La dejó aún en condena,
acechando al ruin bribón.

Ya sus pasos suenan,
advirtió el niño tristón.
Cogió fuerte su esfera,
el sayo se desabrochó
y, moviendo morenas
las tetas, debido al sol,
dormido en la arena
quedó el malvado dragón.

La reina, ya sin cadenas,
con su hijo se alejó.
Despertó y la luna llena,
con su fulminante fulgor,
Iluminaba la cena
que, en forma de jamón, dejó. 
Un rumor de hierbabuena
en el horizonte quedó.
Al llegar al castillo suenan:
Trompetas, flautas y trombón.
Hubo baile y cena,
con pavo, pollo y cebón.
muchos, en la verbena,
preguntaron por el dragón…
¡Se fue en la noche serena,
volando muy lejos, a Orión! 

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