martes, 19 de mayo de 2015

JIMMY RINGO

Colaboración de José Martínez Ramírez

Otro gran hombre de mi querido Villargordo, con sus encantos, penas y alegrías.

Esa sonrisa afable y contagiosa
que muestra quieta la fotografía,
vuelve las piedras inertes, musgosas,
en pálpito radiante de alegría.

Ese joven que a su amada esposa
abraza fuerte cada mediodía,
horizonte marino en sus ojos posa,
su corazón inquieto nunca dormía.
¡Basta, inválida la esencia de tu sombra,
hermosura y linaje de tu gallardía,
canto sereno, amanecer de alondra!

Cuando tu vida se tornó temblosa,
nadie recuerda la noche de aquel día…
¡Triunfal belleza, incansable y hermosa!


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