jueves, 18 de junio de 2015

CANTO AL TRABAJO RESPONSABLE

Colaboración de Loli Elvira Robles

Esta publicación es una carta de agradecimiento a una persona que es muy especial para mí. Es una amiga que ejerce como docente y que, en el desarrollo de su trabajo, cada día se muestra tan madura y coherente en su mundo profesional y personal que impregna con ambas cualidades a quienes se relacionan con ella, entre ellas me encuentro. Por esa razón tengo mucho que agradecerle y, para hacérselo patente, se me ocurrió la gran idea de sorprenderla de esta forma desde “Villargordo nos reúne”.

Aunque no es del pueblo sí tiene vínculos con él, así que espero estar a la altura de las circunstancias.
He elegido “Villargordo nos reúne” para hacérsela llegar porque es un rincón de encuentro para los lugareños y porque puede ser el enclave idóneo para hacer de él una ventana que, al estar abierta a todos, permita divulgar los sentimientos de los padres y madres, los cuales sentimos la necesidad de agradecer a nuestros maestros y maestras su labor con nuestras criaturas. Lo hago de esta manera, un tanto peculiar, para reconocerles su buena labor, su trabajo y su dedicación vocacional y comprometida hasta la saciedad.
Por tanto, para darle a la historia un cierto aire de discreción, me dirijo a una docente cuyo nombre supuesto podría ser María.
Hace tres años, convocó una reunión para hacer una protocolaria presentación con motivo del comienzo de curso y ciclo.
Más tarde, cuando comenzó el curso, allí estábamos nosotros con aquel miedo que da dejar por primera vez a nuestros hijos pequeños durante un largo día en manos, hasta entonces, de personas desconocidas.
El tiempo pasó y todo marchó sobre ruedas. Así mismo, entre pitos y flautas, María supo transformar el miedo en osadía, la timidez en audacia y la incertidumbre en decisión. Un trabajo duro porque no olvidemos que hablamos de criaturas que no llegan al metro de altura… ¡Bravo por María!
Me manifiesto así porque has sabido desarrollar tu labor exitosamente, superando con decisión esos baches que a menudo pueden aparecer en el complejo mundo de la enseñanza.
Sin más, me despido aplaudiéndote, admirándote y deseándote, que la vida te sonría aún más y que allá por donde fueres la felicidad te siguiere.
Atentamente, tu fiel amiga.

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