domingo, 28 de junio de 2015

JESÚS ES VIDA

Colaboración de Paco Pérez

Si Dios es bondad, amor, perdón, justicia… ¿Pudo ser el autor de la muerte? No tendría sentido porque entonces no serían verdaderos esos atributos que le reconocemos.
La muerte, la enfermedad y todos los males que afectan al hombre nos vinieron encima como fruto de “la envidia del demonio” y de “la desobediencia del hombre” por eso, todos los que le sigan, no entrarán en el Reino y morirán para siempre.
Jesús vino al mundo para enderezar los caminos que se habían torcido y, para cumplir esa misión, recorrió los pueblos de Galilea enseñándoles el verdadero camino y curándolos de sus enfermedades. Con ambas acciones les ayudaba a comprender que “Dios está junto a los que sufren”, les hablaba del Reino de Dios y les regalaba la salud. Cuando hablaba a las gentes de Galilea no buscaba cambiarles su forma de entender la religión sino ayudarles a disfrutar de una vida más sana y libre de males.
Allí, la enfermedad no era entendida como una dolencia del cuerpo sino como algo que les impedía vivir como las demás personas y de ahí que no consideraran que su mal necesitaba de un médico, sino de algún religioso que le hiciera recuperar sus buenas relaciones con Dios, el creador de la vida.
¿Qué hacían los enfermos de aquellos pueblos para recobrar su salud?
La mayoría acudían a Dios y, ante Él, repasaban lo que habían hecho, le confesaban sus pecados, le pedían que los curara y, además, leían los salmos de las Escrituras. Los padres, los familiares, el patrón o los vecinos ayudaban al enfermo a reconocer su pecado e invocaban todos juntos a Dios.
También acudían a los curadores y, por sus milagros, Jesús fue considerado por aquellas gentes como un curador y exorcista de gran prestigio. Él se diferenciaba de los otros curadores en que ellos reconocían a los enfermos y les hacían recetas para que las tomaran y sanaran, Él no necesitaba hacer esas cosas. Ellos actuaban sobre el cuerpo y Él les curaba, además, el espíritu empobrecido que habían adquirido por la enfermedad, haciéndoles vivir la vida con la dignidad y confianza que recibían al sentirse “hijos de Dios”.
Las curaciones que hizo Jesús no debemos entenderlas como hechos que ocurrieron de manera aislada porque formaban parte de su labor… ¡¡¡La proclamación del Reino de Dios!!!
Esa fue su manera de anunciar a todos la gran noticia: [Dios estaba llegando y los más débiles podían ya disfrutar de su amor compasivo.].
Con las curaciones Jesús les anunciaba el mundo humilde y sencillo que Dios quiere para todos.
Si Jesús fue generoso con la enfermedad quienes tenemos salud física y bienes debemos de seguir tras esa bandera para lograr un mundo mejor. Para conseguirlo actuaremos de manera que nadie tire lo que tiene para arreglarle a otro su problema, lo que sí haremos será compartir lo que tenemos con quienes no tienen nada. De esta forma se conseguiría que: [Al que recoja mucho no le sobre; y al que recoja poco no le falte.].










       




        

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