sábado, 8 de septiembre de 2018

EL INDIVIDUALISMO, LA SORDERA DE NUESTROS DÍAS


Colaboración de Paco Pérez

Unas personas acuden a Jesús para pedirle que cure a alguien que tiene un problema físico, estaba sordomudo. Él curaba a quienes se lo pedían con fe, debió cumplirse esta realidad en quienes se acercaron a Él porque su respuesta fue positiva. Al curarlo les pidió que no divulgaran lo ocurrido pero quedaron tan impresionados que no paraban de proclamar la grandeza de su acción.
Con esta curación podemos aprender que la sociedad vivió y vive de espaldas a Dios porque, aunque no estemos sordos, su mensaje sigue sin ser comprendido por las personas pues vivimos en un mundo cada vez más deshumanizado debido a que sólo nos preocupamos de nuestros problemas, lo contrario de lo que hacía Él, y a los que afectan a los demás les damos la espalda, cerramos los ojos o nos ponemos tapones en los oídos cuando escuchamos peticiones de ayuda. Nos comportamos así para no tener que intervenir en su resolución pero... ¿Este es el camino que Jesús nos enseñó?
Él nunca se comportó así con quienes se le acercaban, los escuchaba y les ayudaba.

Antes de su venida, el Padre siempre se preocupó por el hombre y esto queda palpable en el texto de Isaías. El pueblo vivía atormentado por el dolor que le causaba el hecho de estar deportado y él profeta les habló en su nombre para comunicarles que los abandonados de los hombres siempre deben confiar en el Padre (igual que el sordomudo confió en Jesús) porque desde el comienzo de los tiempos Él siempre acude en ayuda de los marginados, los necesitados y los que sufren para devolverles la libertad.
Las cosas de Dios siempre fueron así y por eso les recordó Santiago cómo se solían comportar unos hombres con otros, dando prioridad al aspecto externo. Según ese criterio actuamos con injusticia porque favorecemos a quienes más posibilidades tienen en la vida y damos la espalda a quienes no tienen nada. Quienes se comportan así hacen lo contrario que Dios desea que hagamos.
¿Se nos ha explicado alguna vez, o se nos explica ahora, el verdadero mensaje de los MILAGROS de Jesús?
Creo que no y por esa razón los cristianos, por culpa de nuestra desinformación, sólo buscamos a Dios cuando necesitamos que nos haga, en momentos de necesidad extrema, un milagro de diseño para cada uno de nuestros problemas. Con este comportamiento hemos convertido la religión en un mercado, pedimos a la imagen de nuestra devoción que nos resuelva nuestro problema y nosotros le respondemos comprometiéndonos con una promesa o encendiéndole velas.
Tenemos este modelo religioso porque nadie se atreve a ponerle los cascabeles al gato, se nos dan muchas explicaciones poco acertadas o le echan una paletada de olvido a los ejemplos de recuperación portentosa que nos regaló Jesús cuando por ellos podemos intuir que a Dios sólo le interesa al concederlos la salud, la vida, la dignidad, la felicidad de las personas… ¿Se comprende por qué pudo hacer el milagro del sordomudo y todos los otros?
Este planteamiento nos aconseja confiar en Él, pedirle lo que necesitamos con fe y no trapichearle como vulgares comerciantes… ¿Por qué?
Porque los hombres hemos centrado nuestros cumplimientos religiosos en las acciones que giran alrededor de los templos: Misas, rosarios, rezos, procesionesJesús nos enseñó que acudir al templo y respetar sus actos era bueno pero que debíamos saber dar prioridad a nuestras acciones, siempre  que las hagamos en función de su importancia. Ejemplo: Los animales eran importantísimos para la vida económica de las familias en aquellos tiempos y por eso les aconsejaba recuperar al animal que estuviera en peligro aunque ese día fuera sábado.
¿Por qué les aconsejaba actuar así?
Porque para Él lo humano estaba antes que lo sagrado y la razón está clara: Jesús era Hijo de Dios y hermano nuestro, luego somos familia. Por ese argumento si una persona cae enferma y su padre o su hermano la encuentra… ¿Llama de inmediato al cura o al médico?
Persiguieron y mataron a Jesús porque curaba olvidándose de las normas y porque para Él lo más importante era atender al necesitado.

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