sábado, 20 de abril de 2019

JESÚS RESUCITÓ


Colaboración de Paco Pérez
La experiencia que vivieron los discípulos con Jesús durante la “Última Cena” y en su “despedida” fue inolvidable para ellos porque en sus palabras y en sus formas se les mostró como un hombre lleno de “amor” y de “bondad”. Ellos, después de lo que habían vivido durante unos años a su lado, también tuvieron que presenciar el final de su vida y, al comprobar que acabó muriendo en la cruz como un delincuente cualquiera, no lo comprendieron, se asustaron y huyeron para esconderse.
Si los discípulos reaccionaron así… ¿Cómo se sentirían los demás seguidores que no habían estado tan próximos a Él?
Tres días después recibieron esta noticia: [Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos.].

Cuando la recibieron experimentaron una transformación interior definitiva porque ésta les señaló el camino que debían seguir pues ya comprendían lo sucedido, no tenían miedo y dejaron de huir, regresaron a Jerusalén, dieron testimonio de su creencia y proclamaron con la palabra su mensaje a quienes acudieron a escucharlos.
¿Por qué sufrieron esta profunda transformación interior?
Porque el fundamento de nuestra creencia les había sido comunicado por Jesús durante su vida pública pero ellos no habían comprendido sus palabras: [Al final de los tiempos los difuntos resucitarán y, junto a los que vivan en ese momento, todos entrarán en el “Reino de los Cielos”.].
Cuando Jesús resucitó y después comenzaron las apariciones ellos comprobaron que sus palabras sobre el final de los tiempos se habían confirmado. Lo comprendieron porque Jesús fue la primera persona que “murió” y “resucitó” y con esos actos finales de su vida también enseñó a las personas qué futuro de esperanza y felicidad les esperaba cuando murieran.
Toda su vida fue una sucesión de ejemplos entendibles para que  ellos ayudaran a las personas a entender qué debían hacer y qué espera Dios ellas. A pesar de su esfuerzo sólo fue entendido por unos pocos y, en nuestros tiempos, la respuesta que damos sigue sin estar a la altura de lo que nos pide Dios que hagamos.
Los discípulos, después de la “Resurrección” de Jesús, lo comprendieron todo y ya no tuvieron dudas… ¿Por qué?
Porque ellos, después de morir y resucitar, al tercer día lo vieron, comieron y bebieron con Él, tuvieron el premio de ser testigos y recibieron de Jesús resucitado el encargó de dar testimonio de lo que habían presenciado antes y después de que Él  muriera.
Con la fuerza que recibieron al comprobar que sus anuncios se habían cumplido y por haber tocado su cuerpo resucitado, recordemos a Tomás, ellos pusieron en marcha la “Iglesia en Salida” cuando se marcharon a predicar y anunciar que la “salvación” era para todas las personas, es decir, universal.
¿Por qué estamos atascados tantos años después?
Si entonces les resultó difícil entender sus palabras, a pesar de sus ejemplos permanentes, en nuestros días no debe sorprendernos que estemos peor que entonces pues ellos tuvieron la ocasión de tocar el cuerpo de Jesús y nosotros no lo tenemos ahora.
Los hechos tangibles convencen a las personas, Tomás tocó las heridas y por eso creyó que había resucitado. En nuestros días, los cristianos siguen en procesión las imágenes por las calles de nuestros pueblos y ciudades, lo hacen porque a diario visitan las iglesias y las ermitas para “tocar” los santos y las vírgenes que en esos lugares de culto hay. Como a nuestras imágenes milagrosas podemos “tocarlas y besarlas” a diario pues la religión que nos hemos forjado con el paso de los años no se sustenta en la Biblia sino en “una tradición tangible” que sólo nos compromete a encenderles unas velillas y a ir anualmente en procesión tras ellas vestidos con túnicas o engalanadas con mantillas… ¿Esta es la repuesta que Dios espera de nosotros después que Jesús muriera por el delito de enseñarnos el “Camino del Reino”, que resucitara y que ascendiera al Cielo?
Pablo, perseguidor de los cristianos, fue llamado por Dios y él le respondió… ¿Le respondemos nosotros?
Él cambió de comportamiento porque comprendió el mensaje de Jesús y lo mostró en COLOSENES 3, 1-4:
[Hermanos:  
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.].
¿Buscamos los “bienes” que predicó Jesús o estamos muy atareados con las cosas de la vida que son efímeras y no las adecuadas para caminar por el “Reino”?
El Bautismo une a los cristianos con Cristo resucitado, nos hace morir al pecado y nos permite renacer a una vida nueva, recibiremos este premio cuando se acabe la vida terrenal.
Las personas, por el hecho de nacer, ya recibimos el premio de que estaremos resucitados con Cristo en el Cielo y, por esa razón, durante nuestra vida aquí nuestros actos tendrán que estar impulsados por su verdad y así algún día podremos estar con Él.
La Resurrección no es el final feliz de una trayectoria personal recta sino el comienzo de una vida nueva en la que practicaremos el amor universal, la justicia y la solidaridad.



No hay comentarios:

Publicar un comentario