miércoles, 23 de marzo de 2016

SEMANA SANTA DE PASIÓN

Por D. Juan Antonio Martos Moreno
Capítulo IV
El lunes, martes y miércoles Santo, son días de preparación inmediata al Triduo Pascual.
MIÉRCOLES  SANTO
La “Cofradía de los JÓVENES”, con más de 200 hermanos cofrades, pasea por las calles de nuestro pueblo al “Cristo de la Vera Cruz”.








En la oscura noche de Getsemaní el discípulo traicionaba a su maestro y, al ritmo lento del tambor, Jesús traicionado se aleja y pasea por las calles, lleno de dolor y sufrimiento y, sin embargo, nunca guarda rencor ni odio hacia aquellos que lo han condenado.

¿Cuántas veces hemos engañado a nuestros iguales, cuántas veces les hemos traicionado?  ¿Cuánto dolor le hemos hecho a nuestro prójimo con la indiferencia, el egoísmo, la envidia o la crítica? ¿Por qué nos fijamos en la paja que está en el ojo de nuestro vecino y no advertimos la viga que está en el nuestro?
Oí hace bastantes años, a una edad muy temprana, decir en los ejercicios espirituales de cuaresma de 1.964,  a D. Pedro José Agudo Agudo:
[Hablar mal de los demás, blasfemar, criticar e injuriar a nuestro prójimo es parecido a lo que hace una señora que se levanta por la mañana, llena un cubo de agua y se pone a regar su puerta.].
La pregunta que les propongo es:
- Una vez que ha regado su puerta… ¿Podrá recoger el agua de nuevo y llenar el cubo?
Pues lo mismo ocurre cuando hablamos mal, criticamos o injuriamos a los demás.                                                                                                    
Por eso Jesús decía:
- Lo que entra por la boca del hombre no le hace impuro; al contrario, lo que hace al hombre impuro es lo que sale por su boca.                              Tras de ti, Señor, van penitentes con la cruz al hombro y siguen la senda de la sangre que brota de tu costado. Te siguen a tu paso pegado, pero también hay penitentes que no van detrás del paso.
¿Acaso no es penitente quien guarda cama junto a aquel que ya no tiene fuerzas ni para fijarse en tu mirada? ¿Acaso no es penitente quién la salud te reclama? O… ¿No es penitencia el marchar lejos de tu vera, para buscar el pan que llevar a su mesa?




Ya de vuelta, cuando la “Vera Cruz” vuelve a su Iglesia”, un golpe de llamador corta el viento y, en plegaria, una voz grita:
¡ESCUCHA, CRISTO, MI ALABANZA, QUE LA FE EN TI ES MI ULTIMA ESPERANZA!



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