sábado, 2 de mayo de 2020

4º DOMINGO DE PASCUA


Colaboración de Paco Pérez
EL BUEN PASTOR
Con la figura del “buen pastor” se nos presenta el modelo ideal que debemos seguir en nuestras relaciones con la sociedad o como un modelo válido de responsabilidad en el desempeño de cualquier profesión o cargo público… ¿Por qué?
Porque lo que hacemos durante la jornada laboral es cuantificable y no todos trabajan con responsabilidad. Quienes sí lo son contribuyen al progreso del conjunto social y los irresponsables lo que hacen es contribuir al deterioro del sistema.

Si lo enfocamos en el plano cristiano debo decir que esta alegoría es la muestra palpable de lo que Dios nos viene pidiendo que hagamos desde siempre pero por desgracia la respuesta de los humanos no es la que ahí se nos pide que demos… ¡Ayudar a los más débiles de la sociedad!
Ahora, con la crisis de la pandemia, ya está apareciendo la realidad de siempre, los efectos de las catástrofes afectan a “las ovejas más débiles del rebaño de nuestra sociedad de consumo”… ¡Ya hay familias que no pueden comer!
Más adelante lo problemas serán mayores y tendremos que actuar haciendo algo diferente a lo que hemos hecho antes pues así contribuiremos a que no falte comida a estas personas vulnerables.
Convencer a la sociedad de que ese es camino no es tarea fácil, nunca lo fue, porque para ello hay que persuadir a quienes están atrapados en un error, hacerlo dándoles argumentos que no puedan ser refutados y para ello los primeros que deben de estar convencidos son quienes los dan y para estarlo hay que tener verdadera fe.
Pedro, el día de Pentecostés, la tenía cuando se presentó ante la muchedumbre para hablarles. Fue tan directo y sencillo que los convenció y muchas personas que lo escuchaban se convirtieron sin que él necesitara hablarles como en las homilías de nuestros días, las que están cargadas de palabras bonitas sin mensaje y no mueven los corazones pero sí sirven para que quienes las escuchan no comprendan nada y se aburran.
Él nos enseña hoy que al evangelizar hay que ser breves e ir al grano, le bastó con hablarles de la muerte, de sus autores, de la resurrección de Jesús y de los beneficios que conseguimos con ellas. Así consiguió que quienes comprendieron esa verdad se arrepintieran de sus errores y le pidieran el bautismo.
Como el modelo actual es de “mucha jerga y poco grano” pues es difícil que quienes evangelizan atraigan y quienes se sientan en los bancos comprendan.
Así es como lo hacían después de Jesús y no comprendo la razón por la que no se continuó después de Él en esa línea de evangelización cuando su ejemplo debe ser la fuerza que nos empuje a seguir luchando sabiendo que Él supo sufrir y seguir caminando, recibir ofensas y no devolverlas, caerse y levantarse, ser agredido y poner la otra mejilla, ser crucificado y perdonar a quienes lo hicieron… ¿Por qué les hablaba así Pedro?
Porque en aquellos días los cristianos no eran bien vistos por la sociedad y tenían que estar muy convencidos de su fe en Cristo para ser fuertes y resistir la tentación de responder cuando los ofendieran. Si lo lograban actuarían bien y podrían sembrar con el ejemplo en una comunidad adversa.
Los cristianos no debemos olvidar jamás que Jesús es el “camino” que debemos seguir cada día haciendo el bien y las obras que hagamos serán la llave que abrirá o no la puerta para entrar en el Reino.

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