Colaboración de Paco Pérez
SU REINO… ¿CÓMO LO ENTENDEMOS?
La predicación de Jesús los ilusionó y cambiaron. Cuando fue detenido, condenado y crucificado muchas
personas quedaron confundidas… ¿Por qué?
Unos, porque creyeron que no se cumplieron las expectativas que Él les había despertado;
otros, porque
nunca lo apoyaron y aprovecharon lo ocurrido para ofenderlo y burlarse y algunos, lo negaron o se
escondieron asustados pero, quienes sí comprendieron la verdad de sus palabras y acciones,
estuvieron a su lado hasta el final.
El evangelio me recuerda una escena típica de la vida: Buscamos la sombra del árbol porque nos consuela y cuando se seca lo hacemos leña porque no valoramos la sombra que nos regaló… ¿Qué los empujó a tratarlo así?
En Lucas 23:3 encontramos el interrogatorio de
Pilato:
[¿Eres tú el rey
de los judíos?
Jesús le
respondió:
- Tú lo has
dicho.].
Esta conversación inspiró el texto que le colocaron
en la cruz: [INRI=Jesús nazareno,
rey de los judíos].
En él pudo estar el origen del trato que le dieron
pues no comprendían que un rey no se defendiera para evitar la cruz, esa realidad
los llevó a burlarse de Él y sólo uno de los ladrones supo reconocerlo como Mesías y Rey.
Él predicó el Reino para todos pero no fue comprendido entonces
y ahora tampoco pues algunos sólo se preocupan de ganarse la otra vida mirando
hacia arriba con rezos y otros, los menos, son los que siguen su ejemplo
porque sí han aprendido que el Reino está en medio de nosotros, una verdad tangible
que sólo arrastra a quienes se lo imaginan curando a los
enfermos, expulsando los demonios, consolando a los tristes,
dando de comer a quienes tenían
hambre… Lo hacía sin pretender beneficiarse de la sombra del árbol pues sólo deseaba
que las personas vivieran con dignidad,
sin sufrimiento y esperanzados en el más allá.
Los
planes de Dios se cumplen cuando creemos, tenemos fe, damos
continuidad a nuestros actos y empujamos
para compartir el esfuerzo. Opino que el problema principal está en que tenemos
el saldo de la fe bajo y, también, en que somos cómodos y egoístas.
Cuando llegamos a este punto nos estancamos porque el camino es penoso y entonces
nos buscamos otra forma más llevadera de viajar por el Reino… ¿Será
suficiente el plan que cada persona se traza para presentarse ante el Padre?
Me planteo esta pregunta porque han pasado
muchos años y los cristianos hemos avanzado poco en la comprensión del Reino, terrenal y celestial. Ocurre porque nos hemos acostumbrado a justificarnos
con acciones que no nos comprometen, sólo son parches y no sirven ni para
arreglar a diario los problemas propios ni los ajenos. Por eso me pregunto… ¿Puede servirnos de algo ser costaleros y
después olvidarnos de la realidad del prójimo hasta el año próximo? ¿Qué hubiera dicho Jesús de estas
celebraciones si no ayudamos al necesitado y sí gastamos un dineral en vestimentas,
cohetería, música…?
Él buscaba que las prácticas religiosas judías no se sustentaran en las rutinas
de la tradición y que fueran cambiando… ¿Está la nuestra libre de rutinas?
Un
ejemplo lo encontramos en las tribus de
Israel, éstas estaban enfrentadas y Dios escogió a David para
que los guiara, aceptaron y modificaron sus posturas. Así es cómo deben actuar
quienes dirigen los destinos de los pueblos, no anteponiendo sus intereses
personales a los generales.
Según
Pablo, las personas estaban en las
tinieblas pero fueron rescatadas por Jesús
para que conocieran la luz…
¡Vivió
con nosotros y derramó su sangre
para la redención y el perdón de nuestros pecados!
Así
se cumplió su misión: Reconciliarnos para
que viviéramos en paz.
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