Colaboración de Paco Pérez
JESÚS SANABA
La
enfermedad no fue, ni es, dominada
ni comprendida y tampoco fue, ni es, bien recibida cuando nos visita.
Tenemos
el ejemplo de Job, un hombre paciente y justo, que fue puesto a
prueba por el Señor con ella.
Al enfermar, sus amigos lo visitaban y le daban consejos para levantarle el ánimo pero él no se tranquilizaba y, al despedirse, les pedía que no le dieran más sermones moralistas porque lo que deseaba era morir para no sufrir. También increpaba a Dios pues creía que lo había castigado y abandonado.
Quienes
se comportan como Job se alejan de la posición correcta, confiar en Dios y pedirle su ayuda.
Pasaron
los años, las personas continuaron padeciendo las enfermedades, Jesús se
compadecía de ellos y los CURABA.
Un día entró en la sinagoga y, después de leer y
comentar los textos sagrados, se marchó a casa de Simón y Andrés.
Al entrar encontró a la suegra de Simón encamada, estaba con fiebre, se
acercó a ella y la curó, se levantó y los atendió.
Estas
buenas acciones eran frecuentes en Él y los enemigos lo sabían valorar pero
también le reprochaban que curara en SABADO
porque lo prohibía la Ley de Moisés. Otro aspecto que los
distanciaba de él era el trato contrario que daban a la enfermedad, ellos
habían sido educados en una creencia equivocada sobre el origen de ella y por
eso se alejaban de las personas afectadas. Tenemos como ejemplo el trato que
daban a los leprosos, ellos los alejaban de las poblaciones y Jesús los
abrazaba y atendía.
Estos
hechos se difundieron por la ciudad, vinieron a Él enfermos de todas clases y los sanaba. Un día, muy temprano, se
marchó solo a orar y los discípulos
fueron a buscarlo para comunicarle que estaba la multitud allí y querían verlo
pero Él les propuso irse a otras
poblaciones para seguir evangelizando.
Jesús, con su ejemplo,
mostró el camino a las personas de todos los tiempos pero nosotros le
respondemos con cumplimientos que son diseñados por otras personas, ocurrió en
su tiempo y ahora también, que nos hacen alejarnos de su verdad.
Pablo les comunicó el sentido que, para él, tenía
predicar el Evangelio: Mostrar el mensaje de Jesús en un acto voluntario,
con libertad y sin sueldo aunque la paga está en la satisfacción de ayudar a
los débiles.
Jesús vivió esta
experiencia ayudando a la suegra enferma… ¿Hemos
tenido esta vivencia alguna vez?
Jesús, en este texto,
también nos enseña a ORAR: Se
levantaba muy temprano y se retiraba a un lugar solitario para hablar con el Padre… ¿Cuándo, dónde y cómo
lo hacemos nosotros?
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