jueves, 4 de diciembre de 2025

ADVIENTO II

 Colaboración de Paco Pérez

TIEMPO DE ESPERA, CAMBIO Y PAZ

TEXTOS, para meditarlos:

1ª LECTURA: ISAÍAS 11,1-11  

        Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.

        Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.

        No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados.

        Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios.

        La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.

        Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea.

        La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.

        No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

SALMO RESPONSORIAL: 71

R. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.

              Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.

        Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R.     

         Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R.

        Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.

2ª LECTURA: ROMANOS 15,4-9

        Hermanos:

        Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.

        Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

        En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre»

EVANGELIO:

1-2. Por aquellos días aparece Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque está cerca el Reino de los Cielos.»

3. Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: Una voz grita en el desierto. Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.

4. Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

5-6. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán

7-10. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara les dijo:

 - ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? 

 Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras.

      Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.

11-12 . Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.

        Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»

REFLEXIÓN:

Necesitamos cambiar y Dios nos muestra el camino pero nosotros no lo escuchamos y Él, a pesar de nuestros errores, siempre nos espera para guiarnos. Antes con los profetas, Jesús y los apóstoles, ahora con la Iglesia.

¿Cómo le respondemos?

Participado en algunas prácticas religiosas que son tradiciones y poco en las que siguen el criterio que Jesús enseñó… ¿Por qué?

Porque la tradición nos empuja a participar engalanados y con poco compromiso con Jesús y el prójimo, lo que realmente cuenta arriba.

Isaías anunció la venida de Jesús y lo mostró como una persona extraordinaria que sería dotada por el Señor con unas cualidades y virtudes que lo harían diferente y único pues con ellas cambiaría el modelo de convivencia injusto que tenían por otro diferente que estaría regido por el amor, la justicia, la verdad, la ayuda… 

Pasaron los años, vino el Bautista, les anunció la inminente venida del Reino y les pidió que se fueran preparando para recibirlo pues él sabía que el problema más grave que debían corregir estaba en el concepto equivocado que tenían de ese acontecimiento… ¡Esperaban un libertador guerrero que derrotara a los invasores y les devolviera la libertad perdida!

Los previno porque el que les anunciaba él, les enseñaría lo contrario, amarse como hermanos para así liberarse de los hábitos malignos que esclavizan más que las cadenas: El odio, la maldad, la envidia, el todo vale para lograr los objetivos…

Juan les predicó la conversión pero ésta debía ir precedida de la reconciliación, una acción que necesitaba del arrepentimiento de los errores propios y un cambio radical en el comportamiento mediante el abandono de la violencia y la práctica de una convivencia fraternal. Estas acciones serían necesarias para recibir después el bautismo de inmersión. Las gentes acudían para escucharlo y ser bautizadas pero él no dejaba de repetirles que si no cambiaban de comportamiento de nada les serviría recibirlo.

Pablo proclamó la importancia de las Escrituras y afirmó que se escribieron para enseñarnos el camino y que, con el consuelo que se desprende de ellas, no perderíamos la esperanza y que, con ellas, seríamos gratificados con la paciencia que nos ayudaría a conseguir el entendimiento en la comunidad y que, viviendo unidos, podríamos alabar y dar gracias al Padre.

 

 

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