Colaboración de Paco Pérez
El Cristo
del Mar está colocado todo el año sobre un pedestal de mármol blanco que hay
en una de las capillas de la parroquia de Santa
Ana. El día 5 fue desubicado y entonces lo colocaron de manera provisional
junto al altar, en una posición lateral, como preparación para los actos que se
celebrarían en su honor unos días después. Ahí estuvo hasta que el día 9,
después de la Santa Misa, se celebró
la ofrenda floral y besapiés. Es de resaltar que los
claveles fueron las flores de la ofrenda y que todas las personas los llevaban del
mismo color, el rojo.
El día 10 fue
puesto en su trono para ser procesionado por las calles del barrio. La imagen y el trono forman un conjunto artístico magnífico pues son unas obras de
arte muy bien realizadas y bellas. El adorno floral fue discreto, lo que
contribuyó a que la belleza del conjunto fuera aún mayor.
Los roqueteros
son muy amantes de la cohetería y, desde el lunes, todas las tardes realizaban
un lanzamiento de cohetes grande para anunciar la fiesta que se avecinaba. Como
es lógico este día sería el no va más y, como el templo parroquial está ubicado
en la plaza Papa Benedicto XVI, pues
así la pepararon para celebrar el momento en que la imagen volviera al templo
después de recorrer las calles.
Concluida la Eucaristía
comenzaron dentro del templo los movimientos tendentes a iniciar la salida de
la imagen, entrada de la banda de música y acoplamiento de los costaleros.
Los roqueteros
esperaban en la plaza ese momento tan deseado por los fieles en el que la
imagen sale del templo para iniciar su recorrido oficial.
Una parte bella del
acto es el momento en el que aparece por la puerta principal y entonces, desde
las alturas del edificio parroquial, unas jóvenes roqueteras sueltan puñados de pétalos sobre el “Crito del Mar”.
En ese momento, desde una plaza situada detrás de
los edificios que circundan el templo, se quemó una traca para festejar su
salida.
Inmediatamente, siendo las 20:51 horas, la imagen inicia
su recorrido oficial por las calles próximas al puerto.
Este recorrido hace escala en la playa que hay
junto al “Castillo de Santa Ana”,
entonces toman agua del mar y le lavan los pies al “Cristo del Mar”. Concluido este acto tradicional inician el regreso
a la parroquia. Durante el itinerario fue acompañada por el párroco, los
cofrades, las autoridades civiles y militares y el pueblo -lugareños y
transeúntes.
Finalmente, siendo las 23 horas, el “Cristo del Mar” volvió a la plaza de la
parroquia y, como despedida, quemaron una traca tremenda.
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