Colaboración de Paco Pérez
Unas
personas acuden a Jesús para pedirle
que cure a alguien que tiene un problema físico, estaba sordomudo. Él curaba a quienes se lo pedían con
fe, debió cumplirse esta realidad en quienes se acercaron a Él porque su respuesta fue positiva. Al
curarlo les pidió que no divulgaran
lo ocurrido pero quedaron tan impresionados que no paraban de proclamar la
grandeza de su acción.
Con
esta curación podemos aprender que la sociedad
vivió y vive de espaldas a Dios porque,
aunque no estemos sordos, su mensaje sigue sin ser comprendido por las personas
pues vivimos en un mundo cada vez más deshumanizado debido a que sólo nos
preocupamos de nuestros problemas, lo contrario de lo que hacía Él, y a los que afectan a los demás les
damos la espalda, cerramos los ojos o nos ponemos tapones en los oídos cuando escuchamos
peticiones de ayuda. Nos comportamos así para no tener que intervenir en su
resolución pero... ¿Este es el camino
que Jesús nos enseñó?
Él nunca se
comportó así con quienes se le acercaban, los escuchaba y les ayudaba.
Antes
de su venida, el Padre siempre se
preocupó por el hombre y esto queda palpable en el texto de Isaías. El pueblo vivía atormentado por
el dolor que le causaba el hecho de estar deportado y él profeta les habló en
su nombre para comunicarles que los abandonados de los hombres siempre deben
confiar en el Padre (igual que el sordomudo confió en Jesús)
porque desde el comienzo de los tiempos Él
siempre acude en ayuda de los marginados,
los necesitados y los que sufren para devolverles la libertad.
Las
cosas de Dios siempre fueron así y por eso les recordó Santiago cómo
se solían comportar unos hombres con otros, dando prioridad al aspecto externo. Según ese criterio actuamos con
injusticia porque favorecemos a quienes más posibilidades tienen en la vida y damos la espalda a quienes no tienen nada. Quienes se comportan
así hacen lo contrario que Dios
desea que hagamos.
¿Se nos ha explicado alguna vez, o se nos explica
ahora, el verdadero mensaje de los MILAGROS de Jesús?
Creo
que no y por esa razón los cristianos, por culpa de nuestra desinformación,
sólo buscamos a Dios cuando
necesitamos que nos haga, en momentos de necesidad extrema, un milagro de
diseño para cada uno de nuestros problemas. Con este comportamiento hemos
convertido la religión en un mercado, pedimos a la imagen de nuestra devoción
que nos resuelva nuestro problema y nosotros le respondemos comprometiéndonos con
una promesa o encendiéndole velas.
Tenemos
este modelo religioso porque nadie se atreve a ponerle los cascabeles al gato, se
nos dan muchas explicaciones poco acertadas o le echan una paletada de olvido a
los ejemplos de recuperación portentosa que nos regaló Jesús cuando por ellos podemos
intuir que a Dios sólo le
interesa al concederlos la salud, la
vida, la dignidad, la felicidad
de las personas… ¿Se comprende por qué pudo
hacer el milagro del sordomudo y todos los otros?
Este
planteamiento nos aconseja confiar en Él,
pedirle lo que necesitamos con fe y no trapichearle como vulgares comerciantes…
¿Por qué?
Porque
los hombres hemos centrado nuestros cumplimientos religiosos en las
acciones que giran alrededor de los templos: Misas, rosarios, rezos, procesiones… Jesús nos
enseñó que acudir al templo y respetar sus actos era bueno pero que debíamos
saber dar prioridad a nuestras acciones, siempre que las hagamos en función de su importancia.
Ejemplo: Los animales eran
importantísimos para la vida económica de las familias en aquellos tiempos y
por eso les aconsejaba recuperar al animal que estuviera en peligro aunque ese
día fuera sábado.
¿Por qué les aconsejaba actuar así?
Porque
para Él lo humano estaba antes que lo sagrado
y la razón está clara: Jesús era Hijo de Dios y hermano nuestro, luego somos familia. Por ese argumento si una
persona cae enferma y su padre o su hermano la encuentra… ¿Llama de inmediato al cura o al médico?
Persiguieron
y mataron a Jesús porque curaba olvidándose
de las normas y porque para Él lo más
importante era atender al necesitado.
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