Colaboración de Paco Pérez
EL CAMINO DE LA SALVACIÓN
Quienes caminan por lugares inadecuados suelen dejar huellas que los ponen en evidencia. El pueblo de Dios y quienes dirigían sus destinos, civil y religioso, caminaban así y, aunque el Señor los advertía por mediación de los profetas, ellos continuaban con su comportamiento desnortado, sufrieron la invasión de los caldeos y éstos lo destruyeron todo, el pueblo fue deportado a Babilonia y allí vivieron esclavizados. Cuando se cumplió la profecía de Jeremías el Señor les regaló la liberación y regresaron a Israel.
Con
este lento proceso de acontecimientos, el Señor
les hizo ver que aquí nada es definitivo, que todo es temporal, que debían
aprender de esa experiencia para cambiar el comportamiento y poder ganarse el
viaje a la eternidad.
Pasaron
los años y el Señor nos regaló el viaje de la salvación con la venida
de Jesús. Esta realidad no debe
confundirnos y llevarnos a pensar que, hagamos lo que hagamos, el premio ya está
ganado. Pensar así es un error porque en Santiago
2,17 se nos advierte:
[Así también la “fe”, si no tiene obras, es
muerta en sí misma.].
Nicodemo, siendo un judío relevante, buscó a Jesús y con esa acción nos enseñó que no debemos permanecer encorsetados en las normas de la tradición
religiosa sino mostrarnos abiertos para buscar la verdad y abrazarla allá donde
la encontremos. Él lo hizo encontró la verdad cuando recibió el impacto
de la predicación y acción de Jesús… ¿Por qué?
Porque
aprendió que Él enseñaba, acogía
y ayudaba a todos, que lo hacía con humildad y sin marginar a nadie,
lo contrario de la élite religiosa del judaísmo.
Jesús le enseñó que
para cambiar era necesario volver a nacer, no del vientre materno sino bautizándose
para poder recibir el Espíritu Santo.
En
la semana pasada Jesús nos enseñó que
siempre es necesario reformar los poderes religiosos y políticos
cuando oprimen y confunden y
hoy continúa con las reformas, en este caso se dirige a las personas.
Para Pablo, la salvación de los hombres se alcanzó con la muerte y resurrección de Jesús
porque Dios quiso que fuera un
regalo de Él para todos, así no estaría sujeta a nuestra buena o mala
conducta y nos evitaría que la mostremos
como el logro de nuestras buenas obras cuando la realidad es otra, fue el regalo de su gran
misericordia.
A pesar de ello, como nos creó libres,
siempre tendremos que elegir el camino por el que deseamos viajar, el de la LUZ o el de las TINIEBLAS.
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