Colaboración de Paco Pérez
CONFIRMÓ A QUÉ VINO
Los
hechos que desembocaron en la muerte de Jesús desorientaron a los discípulos, temieron
por sus vidas y se marcharon a Galilea. Cuando resucitó, recuperaron
la ilusión, regresaron y, aunque no habían presenciado el hecho, lo proclamaron
sin miedo… ¿Por qué cambiaron de actitud?
Porque al resucitar se cumplió lo anunciado, entonces comprendieron el verdadero sentido de lo que hizo durante su vida, Él se les aparecía y ellos comprobaban que era el mismo porque hablaban con Él, comían y lo tocaban pero les sorprendía que no permaneciera a su lado como antes… ¿Por qué?
Porque
al resucitar venció a la muerte y, siendo el mismo que convivió con ellos, ahora
se presentaba en una dimensión que le hacía ser el mismo pero ellos lo
percibían diferente.
¿Qué
fue lo más reseñable de esta nueva convivencia que tuvieron con Jesús?
Que,
aunque nadie vio la resurrección ni pudo explicar cómo ocurrió, todos asimilaron
lo fundamental del hecho, que la muerte y resurrección de
Jesús fue necesaria para que podamos estar junto a Él. Está
en 1 Corintios 6,14: [Dios que resucitó al Señor, nos resucitará
también a nosotros por su fuerza.].
Ahí
estuvo el verdadero sentido de la venida de Jesús, morir y resucitar para
que la humanidad pudiera salvarse.
Los
discípulos, al haber sido testigos de todo lo que hizo Jesús y de
lo ocurrido en aquellos días, después no dudaron en cumplir el encargo que
les dio, la evangelización.
Pablo, cumpliendo su
encargo, predicaba sobre los efectos beneficiosos que tuvo para los hombres la resurrección
de Cristo y les aconsejaba actuar siempre sin apego a los bienes
terrenales porque era más importante luchar por los de arriba que por los de
abajo.
Cristo nos mostró el camino
del Reino y ahora nos corresponde seguir sus enseñanzas. Lo haremos evitando
actuar sin rumbo y para ello daremos un cambio radical a nuestra conducta,
acción necesaria sí queremos estar a su lado cuando acabe nuestro tiempo
terrenal.
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