Colaboración de Paco Pérez
¿Qué
tal se encuentran ustedes después de pasar un tiempo sin saber los unos de los otros?
En
primer lugar quiero pedir disculpas a quienes formamos parte de la pequeña y
fiel familia virtual de “Villargordo nos
reúne” por haber tardado tanto en normalizar las publicaciones después de
regresar el 30 de agosto.
Los
avances de la ciencia son innegables y su aportación al bienestar de las
personas es un hecho tangible que nadie cuestiona. No obstante, hoy retomaré
las buenas costumbres cuestionando los desaguisados que cometen algunas de las
personas que atienden los servicios que nos permiten disfrutar de lo que
pagamos y lo denuncio porque considero que es un deber hacerlo para poner en
guardia a quienes no fueron afectados, todavía, por este virus de la poca
profesionalidad que tanto prolifera en nuestros días.
Quienes
somos usuarios no recibimos, algunas veces, de nuestros servidores la compensación
correcta que nos corresponde en forma de servicios por quienes reciben de
nosotros el pago establecido en contrato y que, además, ellos cobran de manera
puntual y sin protesta cargando el importe en nuestras cuentas bancarias.
Dicen
que la gestión por vía telefónica o por Internet es para mejorar la atención al
cliente pues así nos ahorramos muchas molestias: viajes, aparcamientos, hacer
cola en ventanilla… Estoy totalmente de acuerdo en ello pero siempre que
quienes atiendan estos servicios sean unos expertos y no el primer cazurro que
pase por la puerta.
Para
mantener las publicaciones de “Villargordo
nos reúne”, durante los meses que estamos ausentes del pueblo, he tenido
que gestionar mucho con mi servidor telefónico en el 2013 y mucho más en el 2014
para que me mantuvieran en servicio la línea de casa y así no perder el número
que teníamos desde hace muchos años y un nuevo teléfono en Nerja. El año pasado
lo hice por primera vez en una oficina de la compañía en Jaén, una señora hizo
un trabajo impecable, nos abrieron nuevo teléfono allí y cuando ya tenía que
regresar llamé por teléfono a la compañía (lo hice siguiendo las instrucciones
de Jaén) para empezar el proceso inverso, en ese momento me sirvió un gazpacho
estropeado la persona que me atendió… ¿Qué hizo?
La
línea de Nerja tenía que estar operativa desde el 7 de abril durante seis
meses, le hablé de que pretendía regresar pronto, que me informara de la fecha
más adecuada para hacer la gestión, tecleó y me comunicó que ya estaba todo
arreglado. Lo hice con tanta antelación porque quería que el 31 de agosto estuviera
restablecido el servicio en Villargordo. Esta gestión la hice el 15 de julio de
2013 y, como debió de entender muy bien la petición, el día 17 me quedé sin
servicio de Internet. Inmediatamente pensé en un fallo del ordenador y me
acerqué hasta un servicio técnico para comprobar si era eso u otra cosa, me
dijo que el problema estaba en que el servidor dejó de enviarme señal e hice la
protesta pertinente para el restablecimiento del servicio. De esta gestión se
derivó la noticia de que el teléfono de Nerja había sido dado de baja con fecha
de 15 de enero de 2013… ¡¡¡Un servicio
que fue instalado en abril lo dieron de baja con fecho efectiva de enero!!!
Ante
mi estupor el operador me comunicó que lo malo había tenido un lado positivo
para mí, el cliente… ¡¡¡Había sido
beneficiado en el ajuste económico que se realizó por ese error en unos ochenta
euros!!!
La
persona que hizo tan nefasta gestión fastidió al cliente y a la compañía que le
contrató.
Lo
bueno del 2013 fue que contraté antes de regresar al pueblo, en una oficina
comercial, una oferta de la compañía y cuando regresé a casa sólo tuve que
conectar el “Reuter” que se me suministró allí. Esta posibilidad se dio porque
se mantenía activado el teléfono y gracias a ello desde el primer día todo
marchó sobre ruedas.
En
marzo de 2014 intenté repetir la aventura pero guiándome al gestionar en la experiencia
que viví durante el verano anterior… ¡¡¡Pues
me ha resultado peor!!!
Esta
vez todas las gestiones han sido por teléfono y estoy cabreadísimo. Comenzaron
por tardar mucho tiempo en mandar al técnico para darme número nuevo en Nerja, en
junio me dejaron unos días sin servicio y, como remate de la faena, nos han
hecho perder el número de casa. Unos días antes de regresar, el 19 de agosto,
hice las gestiones pertinentes por el mismo procedimiento, la vía telefónica, y
me lo hicieron tan bien que se ha normalizado el servicio el día 20 de
septiembre, un mes después. Nadie se puede imaginar las veces que he llamado
para intentar darle solución y, a pesar de que todo queda grabado, no me ha valido
y tampoco que cada vez que lo hacía me dieran un número de “gestión” y, a los veinte días, un nuevo
número, éste ya tenía la categoría de “reclamación”.
No
sirve para nada que te graben los mensajes y tampoco que te den esos números
porque estamos en manos de empresas enormes que lo único que buscan es reducir
los costes de producción para que sus balances anuales sean más cuantiosos al
año siguiente.
Para
mí, la única persona que me ha gestionado el tema de manera correcta ha sido la
señora que me atendió en mi última llamada de protesta. Me pidió disculpas
muchas veces y me reconoció la injusticia recibida, hizo gestiones internas, me
informaba de ellas y, finalmente, me
prometió que lo más seguro sería que el técnico me visitaría el lunes de la
siguiente semana, es decir, hoy. Fue prudente y eficaz porque no sabía si su
gestión conseguiría normalizar mi servicio de inmediato, debido a que el día
siguiente era sábado… ¡¡¡Sorpresa!!!
A
las 08:30 horas del sábado sonó el móvil y un señor de la compañía me comunicó
que venía a casa a las 09:00 para normalizar el servicio.
Personas
como esta señora son las que merecen ocupar esos puestos de trabajo porque si
no hubiera sido por ella hoy yo estaría en Jaén contratando con otra compañía.
¿Si yo reclamara a la compañía los daños
económicos y morales que he sufrido ésta se dignaría atenderlos?
Estoy
convencido de que no se haría cargo de mi reclamación, me enviarían sus
servicios jurídicos una respuesta genérica para darme largas y aburrirme porque
ellos saben que, pasado un cierto tiempo, yo me cansaría y los dejaría en paz. Ocurren
estos procedimientos porque los sufridores pagadores estamos desamparados ante
las leyes y debido a que ellos tienen servicios jurídicos permanentes en nómina
y nosotros no.
Guiado
por los consejos que la experiencia de los ancianos nos han regalado considero
que es más rentable para mi estabilidad emocional el disfrutar de la buena
gestión tardía que me realizó Alejandra, una señora operadora desde Coruña, que
tener un buen pleito con la compañía y ganarlo porque perdería aunque ganara.
En
el futuro espero no tropezar en la misma piedra.
Ahora
sólo me queda desearos lo mejor y pediros que no seáis tímidos a la hora de
mandar vuestras experiencias o lo que consideréis oportuno, seréis recibidos
con los brazos abiertos.
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