Colaboración de Paco Pérez
SU RESURRECCIÓN LOS CAMBIÓ
Éste
hecho portentoso consistió en que Jesús,
después de morir y estar enterrado, recuperó la vida y convivió con sus
conocidos durante unos días. Ante el relato de lo que le sucedió sólo se podía,
y puede, tomar dos posturas: CREER o
NO CREER. Quienes no creían alegaban que sólo se produjo
en la mente fantástica de sus seguidores e intentaban demostrarlo montando escenas
y dando argumentos con los que sólo pretendían alcanzar una finalidad, desmontar lo sucedido.
Los
que estuvieron cerca de Él
presenciaron lo que sucedió, por eso comprendieron que fue un hecho real que tuvo
como protagonista a Jesús y ya no dudaron más. Sus amigos y discípulos tuvieron la suerte de
comprobar, después de su MUERTE, los
acontecimientos portentosos que sucedieron pues hablaron, lo tocaron y comieron
con Él… ¿Fueron estos hechos beneficiosos para sus seguidores?
Creo que sí porque gracias a lo que pasó recibieron
la confirmación de era el Hijo de Dios,
mejoraron su fe y, después, ya no tuvieron dudas sobre quién era.
Este
acontecimiento les hizo experimentar una transformación
personal tremenda pues ya no los
atenazaba el miedo y salieron de su escondite para dar testimonio y sufrir el martirio.
Los
evangelios nos narran las “apariciones”
de Jesús resucitado de tal forma que
nos pueden llevar a una cierta confusión. Sus autores nos dicen que lo vieron, que
lo tocaron y que comieron con Él
hasta que subió al cielo y quedó ocultado por una nube… ¿Ese Jesús era el mismo que ellos conocieron cuando viajaron con Él, de
un lugar a otro, durante sus años de predicación?
Los
que vivieron con Él esas
experiencias después de resucitar nos dan el mensaje de que no convivieron en
el mismo plano que cuando predicaba a las gentes el Reino. Entonces… ¿Qué nos
quieren decir realmente?
Los
evangelistas manifiestan que aquel Jesús y éste era el mismo, pero no el
de antes porque el de ahora era
verdad que estaba vivo pero no le reconocieron cuando se presentó a
ellos y les habló; estaba junto a ellos
pero no permanecía a su lado y,
aunque era una persona real y concreta, no
pudieron convivir con Él como cuando
lo acompañaban por Galilea.
Los
primeros cristianos recibieron
entusiasmados la noticia de su RESURRECCIÓN
y no tuvieron dudas porque aquel que se les presentó en diversos lugares era
realmente Jesús pero en la dimensión
nueva que Dios, con la inmensidad de
su grandeza, le regaló al hacerle abandonar la muerte para introducirlo en la
plenitud de su nueva situación.
Cuando
murió parecía que todo se había acabado para Él y los que lo conocieron bien, cuando supieron lo ocurrido,
recibieron un fuerte impacto porque pensaron que todo se había ido al traste.
La realidad fue otra porque Dios inició
una etapa que era totalmente nueva y ella nos regaló el inicio de otra situación
en la que el hombre se veía desbordado por el misterio que rodeó al hecho de su
vuelta a la vida.
También
tenemos que saber la realidad de que nadie fue testigo de la resurrección de Jesús y no puede ser catalogada como un “hecho histórico” debido a que no podemos demostrar su veracidad,
aunque sí creemos que sucedió realmente.
¿Qué mensaje
he recibido yo después de entrar en contacto con esta compleja realidad de la
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús?
Durante
bastantes años he vivido el tiempo de Cuaresma
de una manera poco realista y lo hice, sólo expongo mi realidad, influenciado
por las enseñanzas que recibía en la familia, conviviendo con los amigos en la
calle, en la comunidad parroquial y, como no, por no preguntarme nunca si esos
eran los mejores caminos o había otros. No culpo a nadie y sólo me limito a
reflejar mi caso particular pues considero que la responsabilidad de hacer lo
recomendado en cualquier ámbito o de cambiar el paso es personal. Por lo dicho
he aprendido, con el transcurrir de los años y leyendo la Biblia, que lamento no haber hecho antes esas acciones y que considero
que lo que hago ahora no es todo lo que debería hacer para responderle mejor a Dios.
Ahora
veo la Semana Santa como una tradición mundana que no tiene justificación
en el cristianismo que nos predicó Jesús pues sólo se ofrece mucho folclore y muy poca espiritualidad. Opino así porque considero que no es la
vivencia sincera de una realidad que le ocurrió al Hijo de Dios hace muchos años para mostrarnos a los cristianos el verdadero camino que debíamos recorrer para ir
hasta el Padre.
Si
partimos de lo que representa el hecho de que a Jesús le dieron muerte, resucitó y regresó transformado al entorno de sus discípulos… ¿Qué podemos aprender de esa realidad para
aplicarlo a nuestros comportamientos?
Si
seguimos esa línea de acciones y la aplicamos a nosotros entonces deberíamos comenzar
dando MUERTE a nuestras miserias, personales y colectivas; de
hacerlo RESUCITARÍAMOS, si lo lográramos cambiaríamos nuestro comportamiento equivocado y entonces ya podríamos COMENZAR una nueva forma de entender la
vida, porque seríamos diferentes y mejores.
Hay
quienes opinan que este planteamiento es imposible porque nadie cambia pero yo opino
que esa afirmación es discutible pues considero que sólo es un mecanismo de
defensa que se han creado ellos para justificar su realidad… ¡¡¡No están dispuestos a modificar sus
comportamientos o hábitos!!!
Sé
que es complicado cambiar los hábitos que adquirimos pero me temo que es muy
grave no intentar restaurar lo que se deterioró y no funciona… ¿Tan satisfechos
nos sentimos quienes formamos parte de la comunidad
cristiano-católica con lo que hacemos para llegar hasta el Padre?
El
águila nos da una buena lección sobre
qué hacer cuando estamos en la encrucijada de cambiar para renacer o no cambiar
y morir. Ella sabe que debe cambiar en su cuerpo lo que no le sirve ya y es
consciente de que al hacerlo primero sufrirá pero sabe que así después triunfará.
Si
no comprendemos bien el mensaje de Jesús… ¿Por
qué no analizamos detenidamente el que nos enseña la naturaleza?
Me
da la impresión que nosotros tenemos menos fe que el águila y que por esa razón
preferimos seguir dando vida al montaje
folclórico de las tradiciones de cada lugar para no abrazar la verdad y ponerle
los cascabeles al gato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario