sábado, 15 de abril de 2017

LA MUERTE DE JESÚS LOS OFUSCÓ

Colaboración de Paco Pérez
SU RESURRECCIÓN LOS CAMBIÓ
Éste hecho portentoso consistió en que Jesús, después de morir y estar enterrado, recuperó la vida y convivió con sus conocidos durante unos días. Ante el relato de lo que le sucedió sólo se podía, y puede, tomar dos posturas: CREER o NO CREER. Quienes no creían alegaban que sólo se produjo en la mente fantástica de sus seguidores e intentaban demostrarlo montando escenas y dando argumentos con los que sólo pretendían alcanzar una finalidad, desmontar lo sucedido.

Los que estuvieron cerca de Él presenciaron lo que sucedió, por eso comprendieron que fue un hecho real que tuvo como protagonista a Jesús y ya no dudaron más. Sus amigos y discípulos tuvieron la suerte de comprobar, después de su MUERTE, los acontecimientos portentosos que sucedieron pues hablaron, lo tocaron y comieron con Él… ¿Fueron estos hechos beneficiosos para sus seguidores?
Creo que sí porque gracias a lo que pasó recibieron la confirmación de era el Hijo de Dios, mejoraron su fe y, después, ya no tuvieron dudas sobre quién era.
Este acontecimiento les hizo experimentar una transformación personal tremenda pues ya no los atenazaba el miedo y salieron de su escondite para dar testimonio y sufrir el martirio.
Los evangelios nos narran las “apariciones” de Jesús resucitado de tal forma que nos pueden llevar a una cierta confusión. Sus autores nos dicen que lo vieron, que lo tocaron y que comieron con Él hasta que subió al cielo y quedó ocultado por una nube… ¿Ese Jesús era el mismo que ellos conocieron cuando viajaron con Él, de un lugar a otro, durante sus años de predicación?
Los que vivieron con Él esas experiencias después de resucitar nos dan el mensaje de que no convivieron en el mismo plano que cuando predicaba a las gentes el Reino. Entonces… ¿Qué nos quieren decir realmente?
Los evangelistas manifiestan que aquel Jesús y éste era el mismo, pero no el de antes porque el de ahora era verdad que estaba vivo pero no le reconocieron cuando se presentó a ellos y les habló; estaba junto a ellos pero no permanecía a su lado y, aunque era una persona real y concreta, no pudieron convivir con Él como cuando lo acompañaban por Galilea.
Los primeros cristianos recibieron entusiasmados la noticia de su RESURRECCIÓN y no tuvieron dudas porque aquel que se les presentó en diversos lugares era realmente Jesús pero en la dimensión nueva que Dios, con la inmensidad de su grandeza, le regaló al hacerle abandonar la muerte para introducirlo en la plenitud de su nueva situación.
Cuando murió parecía que todo se había acabado para Él y los que lo conocieron bien, cuando supieron lo ocurrido, recibieron un fuerte impacto porque pensaron que todo se había ido al traste. La realidad fue otra porque Dios inició una etapa que era totalmente nueva y ella nos regaló el inicio de otra situación en la que el hombre se veía desbordado por el misterio que rodeó al hecho de su vuelta a la vida.
También tenemos que saber la realidad de que nadie fue testigo de la resurrección de Jesús y no puede ser catalogada como un “hecho histórico” debido a que no podemos demostrar su veracidad, aunque  sí creemos que sucedió realmente.
¿Qué mensaje he recibido yo después de entrar en contacto con esta compleja realidad de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús?
Durante bastantes años he vivido el tiempo de Cuaresma de una manera poco realista y lo hice, sólo expongo mi realidad, influenciado por las enseñanzas que recibía en la familia, conviviendo con los amigos en la calle, en la comunidad parroquial y, como no, por no preguntarme nunca si esos eran los mejores caminos o había otros. No culpo a nadie y sólo me limito a reflejar mi caso particular pues considero que la responsabilidad de hacer lo recomendado en cualquier ámbito o de cambiar el paso es personal. Por lo dicho he aprendido, con el transcurrir de los años y leyendo la Biblia, que lamento no haber hecho antes esas acciones y que considero que lo que hago ahora no es todo lo que debería hacer para responderle mejor a Dios.
Ahora veo la Semana Santa como una tradición mundana que no tiene justificación en el cristianismo que nos predicó Jesús pues sólo se ofrece mucho folclore y muy poca espiritualidad. Opino así porque considero que no es la vivencia sincera de una realidad que le ocurrió al Hijo de Dios hace muchos años para mostrarnos a los cristianos el verdadero camino que debíamos recorrer para ir hasta el Padre
Si partimos de lo que representa el hecho de que a Jesús le dieron muerte, resucitó y regresó transformado al entorno de sus discípulos… ¿Qué podemos aprender de esa realidad para aplicarlo a nuestros comportamientos?
Si seguimos esa línea de acciones y la aplicamos a nosotros entonces deberíamos comenzar dando MUERTE a nuestras miserias, personales y colectivas; de hacerlo RESUCITARÍAMOS, si lo lográramos cambiaríamos nuestro comportamiento equivocado y entonces ya podríamos COMENZAR una nueva forma de entender la vida, porque seríamos diferentes y mejores.
Hay quienes opinan que este planteamiento es imposible porque nadie cambia pero yo opino que esa afirmación es discutible pues considero que sólo es un mecanismo de defensa que se han creado ellos para justificar su realidad… ¡¡¡No están dispuestos a modificar sus comportamientos o hábitos!!!
Sé que es complicado cambiar los hábitos que adquirimos pero me temo que es muy grave no intentar restaurar lo que se deterioró y no funciona… ¿Tan satisfechos nos sentimos quienes formamos parte de la comunidad cristiano-católica con lo que hacemos para llegar hasta el Padre?
El águila nos da una buena lección sobre qué hacer cuando estamos en la encrucijada de cambiar para renacer o no cambiar y morir. Ella sabe que debe cambiar en su cuerpo lo que no le sirve ya y es consciente de que al hacerlo primero sufrirá pero sabe que así después triunfará.
Si no comprendemos bien el mensaje de Jesús… ¿Por qué no analizamos detenidamente el que nos enseña la naturaleza?  
Me da la impresión que nosotros tenemos menos fe que el águila y que por esa razón preferimos seguir dando vida al montaje folclórico de las tradiciones de cada lugar para no abrazar la verdad y ponerle los cascabeles al gato.



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