Colaboración de Paco Pérez
PRIMERO YO, DESPUÉS YO Y SIEMPRE YO
Mi
abuelo Paco, hace ya muchos años y en
el contexto de la conversación que manteníamos sobre los políticos, me regaló
una frase que él había recibido de sus mayores:
-
No olvides nunca que quienes nos gobiernan dicen palabras muy bonitas para
llegar y después siempre hacen lo que decía mi padre: [Primero
yo, después yo y siempre yo.].
Yo,
con muy pocos años entonces, le manifesté mi postura contraria al mensaje que
transmitía esa expresión pues entonces, arrastrado por la ilusión lógica de los
pocos años y la consecuencia lógica de mi inexperiencia en ese campo, yo creía
que los cambios políticos que se estaban operando en España desembocarían en un modelo que no se parecerían en nada al
que habíamos vivido hasta 1975. No obstante, él siguió fiel a su experiencia y continuó
con sus afirmaciones:
-
[Ellos,
cuando tropiezan, no les pasa como a mí cuando voy montado en la burra y ésta atranca una de sus patas en
una piedra; entonces ella se hinca de rodillas; yo, de manera inesperada, salgo
volando por encima de sus orejas y me caigo al suelo, delante de ella, como una
esportilla mortera llena de barro.
Estas cosas me ocurrieron
varias veces y la suerte me acompañó siempre porque sólo tuve pequeñas averías
y algunos arañazos que otros. Los políticos,
en cambio, si dan un tropezón no les pasa como a mí sino como a los gatos… ¡¡¡Siempre caen de pie!!!].
Niño… ¿Por qué hay esa diferencia tan grande
entre las consecuencias que a mí me ocurrieron y las que a ellos les pasan?
¿Son o no como los gatos?
Nos
reímos mucho y, cuando nos tranquilizamos, le dije:
-
Abuelo, debes aceptar que tus recuerdos ya
forman parte del pasado y que las cosas de ahora ya no son como antes.
Después
de escuchar mis palabras comenzó a reírse de nuevo y yo, que no comprendía cuál
era el motivo de su risa, se lo pregunté pero él ni se inmutó. Cuando se
tranquilizó me habló de nuevo así:
-
[Cuando tengas más años yo ya me habré ido y un día recordarás
lo que hoy te he contado pero ya no me podrás dar la razón.].
Se
tomó un descanso para liar un cigarro de picadura, era un espectáculo verlo
hacer aquel ritual: Cogió el librillo de las hojas de liar tabaco, sacó el
paquetón con la envuelta amarilla, con un dedo le rascó al contenido porque el
tabaco estaba prensado y así lo desmenuzó, con los dedos de la mano izquierda
cogió la hojilla y le dio forma de canaleta, con la derecha inclinó el paquete
para que el tabaco se deslizara hasta el papel, después soltó el paquete en la
mesa, distribuyó el tabaco de manera uniforme en el papel, con ambas manos lo
lio, una vez concluida esa labor le dio un lengüetazo a la parte engomada y lo
pegó, dio varias vueltas al papel sobrante del extremo por donde se encendería
para que no se cayera el tabaco, observó con satisfacción su obra, se lo puso en
la boca, cogió el mechero de yesca con una mano y con la otra le dio a la rueda
unos cuantos golpes, la chispa saltó y quemó la yesca, él le sopló para que
ardiera más pronto, arrimó el cigarro al ascua, lo encendió, le dio una buena
calada y por la nariz echó el humo que inhaló unos segundos antes … ¡¡¡Unos minutos después la ceniza y las chispas ya caían sobre el
chaleco y con un poco de mala suerte le añadirían unos nuevos agujeros!!!
Volvimos
al tema y él, como estaba hablanchín, de nuevo tomó la palabra para contarme lo
que le dijo a D. Landelino Lavilla
Alsina, de U.C.D., el día que
vino a Villargordo a dar un mitin:
-
[Hace años
viajé a Madrid representando a la “Cooperativa del Cristo de la Salud” para
asistir a una reunión de olivareros.
Allí nos prometieron que nuestra peticiones se iban a solucionar, nos dieron
una carpetón lleno de papeles, regresé muy contento al pueblo y después… ¡¡¡D. Landelino, todo quedó en leche en
vinagre pues fueron papeles mojados!!!].
Esa
conversación la debimos tener entre 1976 y 1980 porque mi abuelo murió en 1981.
CUARENTA años después
se está cumpliendo todo lo que él tenía muy claro entonces… ¡¡¡Abuelo, qué razón llevabas!!!
No
sólo llevaba razón sino que se quedó muy corto… ¿Por qué opino así?
La
“Transición democrática” que él tuvo tiempo de saborear un poco en sus inicios
no le llenaba porque no confiaba en los políticos pues, para él, todos eran
igual de incumplidores.
Abuelo
Paco… ¡¡¡No sabes de la que te has librado!!!
Si
a D. Landelino ya le manifestó su
línea crítica siendo el motivo que lo lanzó a hacerlo “na pelao”… ¿Qué le hubiera
dicho a los “picapiedras” de nuestros días que vienen a darnos mítines sin
importarles nuestras necesidades y minimizando el montón de irregularidades que
los medios les descubren a diario?
Abuelo,
puedo asegurarte que yo estoy hoy muy disgustado también con la clase política
por todo lo que está ocurriendo en nuestra querida España. No es un malestar ocasional y pasajero sino que últimamente
lo estoy de manera permanente porque cada día me levanto con una barbaridad
nueva cuando conecto la radio y por esa realidad me siento desengañado e
impotente con todos ellos por todo lo que nos hacen.
Hoy
me voy a quedar aquí y lo voy a hacer para AGRADECEROS,
a ti y a mi padre, que de pequeño nunca me hablarais de los hechos negativos
que os tocó vivir durante la Guerra
Civil.
Por
este regalo siempre me he sentido libre de partido y eso me ha permitido ver
los acontecimientos locales y nacionales con objetividad y sin sectarismo. Es
cierto que vuestras experiencias negativas no acabaron en tragedia, aunque lo
pasasteis mal, pero vuestras formas de ser os hicieron vivir sin rencor hacía
nada ni nadie…
¡¡¡Otros hicieron todo lo contrario y por eso
estamos atrapados en una situación de gobernabilidad lamentable!!!
Recuerdo
las noches que me iba a dormir a tu casa, lo pasábamos muy bien y me hacías muy
feliz jugando conmigo al dominó o también aquellos días en que íbamos con la
burra, cargada de cántaros, a la fuente “La
Peñoña” para traer agua a las titas… Con estas cosas y acciones sencillas
crecí libre de ideas inútiles, no me intoxicaste los sentimientos con historias
verídicas pero innecesarias y hoy, gracias a esa acción, puedo decir que veo
las cosas con claridad y que no me dejo llevar por las mentiras que se difunden
desde todos los ángulos.
De
mayor, cuando escuchaba en nuestro pueblo las historias del pasado bélico que
nos azotó, os pregunté por curiosidad y entonces fue cuando escuché de vosotros
lo que os ocurrió… ¡¡¡Si todos los
españoles hubieran hecho con sus peques lo que hicieron conmigo mis mayores es
posible que no hubiéramos llegado a la situación en que nos encontramos ahora
en España!!!
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