Colaboración de Paco Pérez
SIN APARTARNOS DE SU VERDADERO
ESPÍRITU
Los
judíos se sentían muy complacidos por haber recibido la LEY directamente de Dios
pero Jesús, cuando comenzó a visitar
las sinagogas y a participar en sus actos, no dudó en mostrarles una visión
diferente a la hora de interpretarla… ¿Por
qué?
Porque
ellos lo tenían todo regulado y vivían pendientes de no incumplirla pero Él no seguía ese comportamiento y aplazaba
el cumplimiento de las cuestiones legales para dar prioridad a las necesidades
de las personas, la gran preocupación de Dios.
El pueblo judío, por ejemplo, no entendía que Jesús curara en sábado,
o que se juntara con los pecadores…
¿Por qué este choque de interpretaciones?
Porque
ellos practicaban la Ley de Dios pero
interpretada desde una postura humana, razón por la que no reflexionaban sobre qué
les proponía y qué esperaba el Padre
de ellos.
Es
lamentable que ocurriera esta realidad hace dos mil años pero es más lamentable
que hayan pasado todos esos años y aún sigamos sin comprender el verdadero
sentido del mensaje de Cristo.
Él enseñaba
que ayudar al necesitado debía nacer de nuestro interior y por amor a los
hombres pero no hacerlo porque estaba escrito en la Ley. Por eso decía que era muy importante estar dispuestos a
intentar ser cada vez mejores porque así sí podremos construir un mundo nuevo y
diferente del que tenemos. Una persona, por ejemplo, tiene un capital grande y
no roba pero se limita a juntar dinero sin preocuparse de ayudar a quienes se
le acercan a pedirle ayuda. Como cristiano… ¿Será correcta su forma de interpretar las enseñanzas de nuestro libro
sagrado?
Entiendo
que así, como ciudadanos, seremos buenos cumplidores de la ley pero lo más
probable es que, como cristianos, Dios
no esté de acuerdo con el comportamiento que tenemos con los necesitados.
Jesús les corregía lo que hacían en público para
cumplir con su “Ritual” religioso. Por
ejemplo:
- Las
personas que tenían “lepra” eran
consideradas por la ley “impuras”, su delito estaba tipificado (haber enfermado) y por esa circunstancia ya
padecían, además, la marginación de
la población y tenían que vivir
recluidas en “guetos” que las
mantenían alejadas de quienes físicamente estaban sanas.
- También
podía ocurrirles que un animal cayera
a un pozo pero, si era sábado, no
podían rescatarlo.
Jesús no
respetaba estos cumplimientos inútiles que les imponía su “Ritual” sino que les enseñó con su ejemplo de vida que Dios no nos propone excluir a nadie
sino que desea acogernos a todos y, de manera más especial, a los marginados
del sistema. Por eso se acercaba a los
leprosos con naturalidad y los curaba, también les aclaraba que era más
importante rescatar al animal que respetar el sábado.
Actuando
así nos enseñó que, como fuimos creados libres, Dios nos regaló la capacidad de elegir y por eso nos colocó delante, como cuando
estamos ante un escaparate, los elementos que inciden en nuestra vida: el calor y el frío, el bien y el mal, el fuego y el agua, la
verdad y la mentira, la luz y la oscuridad, la paz y la violencia, la vida y la muerte… ¿Cuando las personas recibimos un catálogo
de ofertas en el supermercado cómo
procedemos?
Si
somos unos compradores compulsivos cargamos con todo lo que se nos propone en
él y lo que vemos en los expositores pero, si somos responsables y prudentes,
sólo elegimos lo que más se ajusta a nuestro bolsillo para cubrir las
necesidades reales.
Cuando
tratamos las cosas de Dios… ¿Seguimos
el camino de su verdad, el correcto, o
el de nuestra debilidad, ese que compulsivamente nos hace más felices durante
un rato?
Antes de decidir qué debemos hacer será bueno recordar
siempre que lo mejor es ser prudentes
pues si tomamos otro sendero podemos equivocarnos y sufrir unas consecuencias irreparables.
Si nos nos ocurre será bueno tener en cuenta que Él no nos empujó nunca a
tomar decisiones pues fuimos nosotros, con la libertad que nos regaló, quienes elegimos. Por eso será bueno reconocer
que el mal no nos viene de Dios sino del inadecuado uso que hacemos de nuestra libertad.
Los cristianos
de las primeras comunidades también discrepaban sobre si tenían que cumplir todos
los preceptos de Moisés o si Jesús había abolido algunos. Han pasado
bastantes años y seguimos sin entender su mensaje… ¿Por qué lo afirmo?
Porque en nuestros días algunos católicos consideran
que el A.T. no es necesario y que
les basta con el N. T. pero en Mateo 5, 18-19 se aclara
ese mal entendido, yo así lo
veo:
[El que se salte uno sólo de los preceptos menos
importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el
reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.].
Pensar así es parecido a lo
que se aplicaban los fariseos, ellos se establecían una relación de mínimos y
en ella incluían aquellas acciones que agradarían a Dios y que a ellos les servirían para la salvación.
Esto lo aclara Jesús en MATEO
5, 17:
[En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
- No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a
abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra
que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.].
San Pablo nos habla de la sabiduría divina y lo hace en unos términos en los que queda bien
claro que no puede ser descrita porque nadie la ha conocido debido a que es un
misterio no desvelado pero que existe desde antes del comienzo de los tiempos
para gloria de los hombres. Por eso considero que nadie está capacitado para quitar o poner, se toma o se deja. Nos lo dejó muy claro en 1ª CORINTIOS 2, 8-9:
[Ninguno de los
príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca
hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede
pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.].
La degradación del comportamiento
ha llegado a un punto en el que todo se ha relativizado y por eso al acto de Jurar, una costumbre muy generalizada, no
se le da la seriedad que realmente tiene en el plano cristiano y social, por
eso se ha convertido en un cachondeo el uso que se hace del juramento para
cosas intranscendentes o en los actos protocolarios establecidos para la toma
de posesión de los cargos electos.
El adulterio es tratado con gran claridad y, por
desgracia, nuestra sociedad lo ha banalizado tanto que nadie da hoy importancia
a los hechos que cada día son presentados como algo natural en la TV basura.
Con la práctica generalizada
de la libertad de expresión y de los
comportamientos egoístas no somos
conscientes del daño que hacemos a los demás y, lo que es peor, no nos
preocupamos de pedir perdón.
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