Colaboración de Paco Pérez
Unos
400 años a.C. Malaquías anunció la venida
del precursor, Juan “El Bautista”, y la de Jesús. Eran tiempos difíciles porque
el pueblo de Dios caminaba a diario sin ilusión en sus quehaceres y creencias,
por eso les habló el profeta de la necesidad que había de purificar el culto,
acción reservada para el Salvador anunciado y esperado.
Cuando
nació Jesús, sus padres, fieles cumplidores de lo que mandaba la tradición del
pueblo y el Señor, hicieron lo establecido: Circuncidaron a Jesús a los ocho días de nacer; lo presentaron en el Templo, al ser
primogénito y varón, y, a los cuarenta días de su nacimiento, María fue a él para cumplir con lo
establecido para las madres, la purificación.
La
fiesta de “La Presentación del Señor”
también es conocida con otros nombres, “La
Luz” y “Las Candelas o Candelaria”.
En ella se celebra que María y José llevaron a Jesús al Templo y en él los estaban
esperando Simeón y Ana.
¿Qué se cumplió en ese encuentro?
Desde
la antigüedad, el pueblo de Dios había sido educado en la creencia de que un
día les vendría el Mesías=Salvador y estos ancianos vivían con la
esperanza de verlo antes de morir. Por esa razón acudieron al Templo y puede
entenderse que algo especial debió ocurrir para que María se lo entregara al anciano, así se cumplió la esperanza que
ambos tenían de ver al Salvador.
Simeón dijo a María unas
palabras que anunciaban lo que representarían para la humanidad Jesús y sus enseñanzas, está en LUCAS
2, 34-35: [Simeón los bendijo,
diciendo a María, su madre: “Mira, éste está puesto para que muchos en Israel
caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la
actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.”].
Cuando
Jesús creció hablaba a las personas, sus palabras eran VERDADERAS, siempre actuaba en defensa de los débiles y lo hacía aplicando
la JUSTICIA pero, a pesar de ello… ¿Fue comprendido?
Unos
sí, los que no dudaron en seguirle y perder su vida por defender su doctrina,
pero otros, los que entonces ejercían el poder fáctico en la sociedad de
Israel, se unieron contra Él porque lo
que decía los ofendía, por eso se conjuraron en su contra y lo mataron.
Simeón acertó
totalmente cuando, movido por Dios, anunció a María el sufrimiento que esperaba
a Jesús y a ella.
En
nuestros días la sociedad sigue estando tan confundida como en los tiempos de Jesús
pues sigue sin aceptar a las personas que, con valentía, denuncian los atropellos
que se hacen en todos los estamentos al favorecer o aplaudir a quienes se
visten cada mañana con el traje de la mentira. Él denunció la corrupción de la
clase sacerdotal, de los doctores de la Ley y del poder político… ¿Qué hacemos nosotros en los días convulsos
que estamos viviendo?
Guardar
silencio y cuando tenemos la oportunidad de cambiar los acontecimientos con el
voto seguimos escondiéndonos detrás de las cortinas… ¿Hubiera hecho Jesús lo que hacemos nosotros?
Unos
años después, Pablo informaba al
pueblo de que Jesús era igual que
cualquier otra persona, razón por la que su condición humana no podía ser
puesta en duda, pues venció a la muerte y sufrió el dolor de la vida, por esas
verdades comprendió el dolor de quienes sufrían, y sufren.
José Antonio
Pagola
escribió: [Cuanto más nos acerquemos a
Jesús, mejor veremos nuestras incoherencias y desviaciones; lo que hay de
verdad o de mentira en nuestro cristianismo; lo que hay de pecado en nuestros
corazones y nuestras estructuras, en nuestras vidas y nuestras teologías.].
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