Colaboración de Paco Pérez
JUAN “EL BAUTISTA” NOS ENSEÑA A CAMBIAR
En
cada momento de la historia Dios
intervino de manera diferente valiéndose de las personas.
A
Isaías le correspondió levantar los
ánimos del pueblo de Israel que
estaba cautivo en Babilonia y para
ayudarles les aconsejaba mostrarse agradecidos al Señor por haberle regalado tantas cosas buenas. Les habló de cómo lo
había ungido para que les ayudara a mantener la confianza en Él y a no perder la esperanza en la liberación de la esclavitud y en el retorno a Israel pues un día vendría e
implantaría la justicia.
A
Juan “El Bautista” denunciar
lo que no marchaba. Como nació en el seno de una familia en la que su padre
desempeñaba tareas sacerdotales pues vivió de cerca esa experiencia religiosa,
abandonó lo que hacía y les mostró su disconformidad con la labor espiritual que
se practicaba en el templo. Se retiró al desierto y comenzó su labor profética
y de predicación, lo hizo en una línea totalmente diferente a lo que había pues
denunció la situación de degradación en que habían caído, pueblo y autoridades
religiosas, y les aconsejó cambiar.
Sus planteamientos llamaron la atención de todos, pueblo y autoridades, a unos
los convenció y a otros los preocupó.
Nos
enseñó que debemos ser humildes y no
adjudicarnos lo que corresponden a otros, esta realidad quedó patente cuando lo
confundieron con “El Mesías” pero él
supo estar donde le correspondía, preparando
los caminos del Señor y siendo
su testigo. También les enseñó la
diferencia que había entre su bautismo y el que después aplicaría el Mesías, el suyo sólo limpiaba pero el de Jesús borraría los errores con Espíritu Santo y fuego.
Por
el comportamiento del pueblo y de la clase sacerdotal la Alianza que había establecido el Señor con ellos quedó rota y era
necesario que las personas realizaran una profunda renovación personal.
La
gente se convenció y acudía a él en masa, escuchaba un mensaje que no tenía
nada que ver con las enseñanzas que habían recibido antes (libro sagrado,
preceptos, rituales de purificación y perdón en el templo…), se arrepentían y se bautizaban. Cuando Jesús
se acercó al lugar donde bautizaba Juan vio
lo que sucedía y comprobó que las gentes de todas las clases sociales eran
quienes estaban allí pero no vio entre ellos a los sacerdotes del Templo, ni a los escribas y tampoco a los doctores
de la Ley aunque el mensaje de Juan no era para una clase social concreta
sino para todas las clases sociales.
A Pablo reconducir el deterioro que se ocasionaba
en las nuevas comunidades cristianas, lo hizo aconsejando a las personas de Tesalónica que fueran alegres y constantes en la oración, se mostraran
agradecidos al Señor de manera
permanente, mantuvieran el espíritu elevado y escucharan los mensajes de los
profetas, sabiendo apartar de ellos lo que sobraba y abrazando sólo lo esencial.
Siguiendo
esta línea el Señor nos cuidará
hasta que tenga lugar la segunda venida de Jesús
y por ello no debemos olvidar que Él siempre
cumple lo que promete.
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