sábado, 12 de diciembre de 2020

ADVIENTO III

 Colaboración de Paco Pérez

JUAN “EL BAUTISTA” NOS ENSEÑA A CAMBIAR 

En cada momento de la historia Dios intervino de manera diferente valiéndose de las personas.
A Isaías le correspondió levantar los ánimos del pueblo de Israel que estaba cautivo en Babilonia y para ayudarles les aconsejaba mostrarse agradecidos al Señor por haberle regalado tantas cosas buenas. Les habló de cómo lo había ungido para que les ayudara a mantener la confianza en Él y a no perder la esperanza en la liberación de la esclavitud y en el retorno a Israel pues un día vendría e implantaría la justicia.
A JuanEl Bautistadenunciar lo que no marchaba. Como nació en el seno de una familia en la que su padre desempeñaba tareas sacerdotales pues vivió de cerca esa experiencia religiosa, abandonó lo que hacía y les mostró su disconformidad con la labor espiritual que se practicaba en el templo. Se retiró al desierto y comenzó su labor profética y de predicación, lo hizo en una línea totalmente diferente a lo que había pues denunció la situación de degradación en que habían caído, pueblo y autoridades religiosas, y les aconsejó cambiar. Sus planteamientos llamaron la atención de todos, pueblo y autoridades, a unos los convenció y a otros los preocupó.
Nos enseñó que debemos ser humildes y no adjudicarnos lo que corresponden a otros, esta realidad quedó patente cuando lo confundieron con “El Mesías” pero él supo estar donde le correspondía, preparando los caminos del Señor y siendo su testigo. También les enseñó la diferencia que había entre su bautismo y el que después aplicaría el Mesías, el suyo sólo limpiaba pero el de Jesús borraría los errores con Espíritu Santo y fuego.
Por el comportamiento del pueblo y de la clase sacerdotal la Alianza que había establecido el Señor con ellos quedó rota y era necesario que las personas realizaran una profunda renovación personal.
La gente se convenció y acudía a él en masa, escuchaba un mensaje que no tenía nada que ver con las enseñanzas que habían recibido antes (libro sagrado, preceptos, rituales de purificación y perdón en el templo…), se arrepentían y se bautizaban. Cuando Jesús se acercó al lugar donde bautizaba Juan vio lo que sucedía y comprobó que las gentes de todas las clases sociales eran quienes estaban allí pero no vio entre ellos a los sacerdotes del Templo, ni a los escribas y tampoco a los doctores de la Ley aunque el mensaje de Juan no era para una clase social concreta sino para todas las clases sociales.
A Pablo reconducir el deterioro que se ocasionaba en las nuevas comunidades cristianas, lo hizo aconsejando a las personas de Tesalónica que fueran alegres y constantes en la oración, se mostraran agradecidos al Señor de manera permanente, mantuvieran el espíritu elevado y escucharan los mensajes de los profetas, sabiendo apartar de ellos lo que sobraba y abrazando sólo lo esencial.
Siguiendo esta línea el Señor nos cuidará hasta que tenga lugar la segunda venida de Jesús y por ello no debemos olvidar que Él siempre cumple lo que promete.
 

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