Colaboración de Paco Pérez
NO PERDEREMOS LA ESPERANZA
El
sufrimiento siempre hizo pensar a las personas que el final de los tiempos
estaba cerca, en esa situación escribió el profeta Daniel el texto en el
que, contrariado por el dolor que se causaba a las personas de su entorno, les
anunció que vendría precedido de una situación social caótica en
la que habría mucho sufrimiento y entonces el gran defensor de las
personas acudiría, se despertarían los que ya habían muerto, se presentarían en
el gran juicio final y en él unos serían salvados y otros condenados.
Marcos escribió afectado por el sufrimiento que estaban ocasionando los romanos al pueblo judío, hechos que demostraron lo que Jesús les dijo hacía años, y lo hizo para anunciarles que para cambiar el sistema de gobierno opresor que había tendrían que sufrir mucho. Como hacerlo era complicado les habló de los peligros que acechaban, las invasiones de pueblos lejanos que eran impulsadas por la ambición, Israel las padeció.
En
nuestros días esos peligros siguen presentes y, aunque con nombres y formatos
diferentes, el motivo que los empuja es el mismo, la ambición por poseer más y
dominar a los demás hasta esclavizarlos con la pobreza, otra forma nueva
de encadenar a las personas pues consiguen sus objetivos robando, matando,
organizando guerras donde les interesa…
Cuando
las personas humildes presencian estas realidades piensan que el fin de los
tiempos está cerca pero no comprenden que el sufrimiento no es el fin sino
el comienzo de una nueva etapa en el Reino de Dios.
En
nuestros días, el cristianismo sigue estando perseguido por los nuevos
destructores de la convivencia, esos pensamientos totalitarios que sólo
piensan en ellos y predican lo contrario de lo que practican.
En
hebreos se clarifican ideas comparando el ritual que hacían los
sacerdotes en el Templo, sacrificar animales para pedir por el
perdón de los pecados de los fieles, con el sacrificio de Jesús en la
cruz. Entre ambos hay una gran diferencia pues aquellos lo hacían a diario
y no borraban los pecados de las personas pero el de Jesús solamente
se hizo una vez y fue suficiente para conseguir que los pecados de
los hombres de todos los tiempos fueran perdonados.
Marcos también
escribió sobre el final de los tiempos y lo hizo pintando un cuadro con los
elementos que se irían manifestando antes de ese día. Cuando ocurran esas
señales será el momento de estar prevenidos porque el día final estará próximo
y entonces veremos llegar a Jesús acompañado de su séquito celestial
para reunir a las personas de todos los lugares ante su presencia.
Este
anuncio se cumplirá pero no se sabe cuándo pues sólo el Padre conoce el
momento y, para comprender sus palabras, el texto no hay que tomarlo en sentido
literal sino figurado pues en él se nos dice que después de los
signos está cerca el final pero no se anuncia para el mundo y
las personas, sino el cercano de cualquier régimen destructor
o de cualquier generación en un momento determinado de su historia.
Se nos recomienda tener la esperanza de que
las personas de cualquier época serán capaces de interpretar correctamente los
signos de los tiempos pues actuando así sí podrán cambiar la sociedad. Si
trabajamos en el presente en esa línea será porque confiamos en el Padre
y entonces no nos preocuparemos por el final. Para ayudar a comprender
el camino deberemos recordar que siempre podremos rectificar. Como ejemplo,
recordaremos que Jesús visitó el Templo acompañado de los
discípulos y cuando salieron comprobó que ellos todavía no habían comprendido
sus enseñanzas pues seguían enganchados en lo antiguo, es decir, en el modelo
religioso que había en él aunque no se pareciera en nada a sus
predicaciones pues a ellos la pomposidad del edificio los dejó
fascinados pero no reflexionaron sobre las acciones negativas que allí
ocurrían, aunque ya habían escuchado de Él lo que le sucedería al edificio
y a las personas.
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