Colaboración de Paco Pérez
¿CÓMO HACERLO?
Todas las personas estamos llamadas a seguir a Jesús y a sentarnos
en la mesa del banquete en el Reino de Dios. La semana pasada se nos aconsejaba ser prudentes porque antes de
hacerlo los comensales deben saber que se sentarán según los méritos que han
ganado antes y así, conociendo cada cual los suyos, evitará hacerlo en el lugar
equivocado.
En esta semana se nos invita a vivir practicando la reflexión antes de tomar decisiones importantes, sobre nosotros o los demás, y para ello se nos propone valorar las consecuencias positivas o negativas que pueden venirnos si lo hacemos de manera correcta o no. Partiendo de aquí se nos ponen unos ejemplos que puedan servir para orientar a quienes deciden seguir a Jesús como discípulos en la evangelización o a quienes viven como ciudadanos normales que tienen que tomar decisiones que necesitan de un fuerte desembolso económico para ejecutarlas felizmente, a éstos se les aconseja no actuar a la ligera porque si no lo hacen bien pueden sufrir graves contratiempos. El consejo más drástico va dirigido a quienes deciden tomar el camino del discipulado, RENUNCIAR a todo lo que pesa en la mochila de la vida: Familia, trabajo, posición social, vida cómoda, propiedades…
Por
hablar con total claridad, la predicación de Jesús estuvo acompañada de polémica pues quienes lo escuchaban no
comprendían el mensaje, a pesar del buen comportamiento que tenía con ellos. Ocurrió
porque sus palabras chocaban con la tradición del pueblo, incluso quedó
palpable que los discípulos tampoco lo entendieron mientras estuvo a su lado.
Pasaron
los años, continuaron las dificultades para comprenderlo porque nada dejó escrito
y de ahí que su enseñanza se conservara oralmente. Así, al pasar de unos a
otros, el mensaje pudo haberse deformado por el desgaste lógico del formato o porque
el transmisor comunicara lo que entendía y no lo que realmente era.
Os
propongo leer Lucas 14,26: [Si alguien viene a mí y no odia a su padre, a su
madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas e incluso a su propia
vida, no puede ser mi discípulo.].
¿Tan
complicado es ser discípulo de Jesús?
¿Deben
ser entendidas estas palabras como una incitación a tener que “odiar” a la familia para poder seguir a
Jesús?
Entiendo
que pensar así es un error pues es posible que su deseo, tal vez, fuera
hacernos entender que lo terrenal ata y que la ausencia de pertenencias
libera el espíritu de las preocupaciones que nos limitarán a la hora
de ayudar a los demás.
Jesús nos responde a
esa interrogante en Mt 8,20: [Jesús
le dijo: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nido, pero el
hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza.].
Después
de Jesús hubo muchos cristianos
que practicaron con total radicalismo esta forma de entender el
seguimiento… ¿Por qué adoptaron esta
forma de comportamiento religioso?
Porque Dios les dio la capacidad de comprender
lo que Él deseaba que hicieran.
Leemos SABIDURÍA 9, 13: [¿Qué
hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?].
Los
humanos nos empeñamos en dar respuesta a lo que desconocemos, incluso nos
tomamos la libertad de hacer afirmaciones sobre cómo actúa Dios
pero la realidad es que sabemos muy poco o nada de Él y a pesar de ello,
aunque tenemos muchas dificultades para encontrar respuesta a las cosas
normales de la vida, nos empeñamos en hablar de lo desconocido.
Lo más correcto
es pedirle a Dios que nos conceda un poco de sabiduría para que ésta
nos ayude a comprender lo que espera de nosotros y con ella podamos guiarnos
acertadamente.
Otra forma de entender el
seguimiento nos la muestra Pablo en FILEMÓN 9B-10. 12-17, lo hizo al tratar
el tema de la “esclavitud”. Onésimo, un esclavo, robó a Filemón y huyó. Pablo lo rescató para la causa cristiana y lo envió a Filemón con una carta, en ella le pedía
que lo aceptara pero le aconsejaba que no lo acogiera como “esclavo” sino como “hermano”. Este ejemplo nos debe servir
para entender la erradicación de esta problemática social, tratando a las
personas como hermanos y no aplicándoles las prácticas opresoras que establecen
desigualdades y aislamiento.
La
propuesta de Pablo será una realidad si se logra imponer un cambio
social radical para que quienes la ejercían, Filemón, dejaran de
practicarla liberando y abrazando a quienes estaban oprimidos y éstos, Onésimo,
supieran perdonar a quienes les causaron tanto dolor.
Esta
realidad sólo será posible si se hace desde la fraternidad que nos propone
el cristianismo y no desde la violencia de los comportamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario