Colaboración de Paco Pérez
JESÚS, RECONDUCE
El
comportamiento suele mostrarnos si las personas están o no felices con su
situación personal, ocurrió cuando el pueblo de Dios vivía en Egipto. Allí sufrían por la injusticia de vivir deportados y
esclavizados, los liberó el Señor
y fueron felices pero sufrieron de nuevo en el desierto porque tenían pocos
alimentos. Esta realidad los llevó a protestar a Moisés y Aarón, lo hicieron por
lo efímero, pero… ¿Valoraron cómo habían abandonado Egipto y recuperado su
libertad?
No, pero Dios los perdonó, no los abandonó y les dio de comer pero les puso una norma estricta: Cada mañana cogerían lo que necesitaran, no más. Así les enseñó, y nos enseña, el camino: Acumular es innecesario y egoísta.
En
nuestras relaciones con Dios siempre
caemos por lo mismo, no tener fe y confianza en Él.
Pasaron los años y seguimos sin quitarnos la venda
que nos impide apartarnos de la materialidad y el egoísmo, lo que nos impide
ver cómo actúa el Padre con las personas.
Con
el MANÁ se nos mostró la mano bondadosa de Dios, la que nos da “el pan nuestro
de cada día”, un regaló para todas las personas pero no pensamos así porque,
cuando le hacemos alguna petición la acompañamos de ofrendas para que nos conceda
nuestra necesidad… ¿Somos correctos o egoístas?
Muy
egoístas porque tratamos a Dios en términos comerciales, te pago y me das,
alejándonos así de su propuesta.
Jesús
dio de comer a la multitud y, cuando no lo encontraron, fueron tras Él y le
mostraron su preocupación. Él los acusó de buscarlo porque comieron y eso era
egoísmo pues él los había empujado a moverse por el materialismo del sustento, lo
que es efímero, en cambio sí debían moverse por las cosas que siempre perduran,
las que guardan relación con Dios, las que Él les había comunicado y que ellos aún
no habían entendido.
Pablo
aconsejaba no vivir como los paganos, con el pensamiento vacío de contenidos,
sino recordando que el verdadero camino lo enseñó Jesús con su vida práctica y
que para abrazar sus enseñanzas antes debíamos despojarnos de los viejos
hábitos pues así nacería en nosotros la persona nueva, lo que Dios desea que
hagamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario