Colaboración de Paco Pérez
LA TRADICIÓN CONFUNDE
En la historia de los pueblos los hechos
desagradables que causaron dolor se repiten de nuevo con el paso de los años.
Jeremías nos recuerda el sufrimiento del pueblo deportado y la alegría del
retorno tras la liberación.
Hoy, aunque las circunstancias son diferentes, también
hay personas que sufren la deportación porque otras actúan con violencia y
causan dolor y muerte… ¡Señor, que venza la cordura para que cese la violencia y
retorne la paz a tu pueblo!
Con Bartimeo aprendemos qué es la fe, su importancia, que no se muestra en público y sí actuando. La tenía porque, siendo ninguneado por aquella sociedad insensible, él no se amilanó, tuvo fe en Jesús y le ayudó… ¿Por qué?
Porque valoró mucho que actuara como la sociedad no
hace, dejar atrás la única propiedad que tenía, el manto.
Hoy
encontramos lo contrario, personas aferradas a lo material que vocean muy convencidas
que tienen mucha fe pero… ¿Es como la de Bartimeo?
Los
apóstoles, estando a diario con Él y presenciando lo que decía y hacía, no
comprendían su mensaje por la insensibilidad de sus corazones y porque al estar muy
aferrados a la tradición ésta les ocasionaba una ceguera peor que la de
Bartimeo. Para comprenderlo necesitaron viajar con Jesús hasta el final de su
camino terrenal pero
Bartimeo
no pues respondió rápido porque supo escuchar y descubrir dónde estaba la
verdad y no hacer lo que le aconsejaron los de su alrededor, silenciar su fe y
no seguir buscando a Jesús.
Hoy,
tampoco percibimos el mensaje pues seguimos empeñados en acompañar a Jesús de
manera equivocada: Acudimos a las imágenes buscando sus milagros porque tenemos
mucha fe en ellas pero olvidamos que Bartimeo enseña que la fe en Dios y el
desapego a lo terrenal sí nos regala el milagro.
Quienes
ostentan el poder siempre intentan silenciarnos pues no desean que levantemos
la voz pero nosotros, si queremos que las estructuras sociales cambien, haremos
como Bartimeo y lucharemos para que no se impida denunciar que hay personas sin
trabajo, sin vivienda, sin comida, enfermas, sin cobertura social… La ciudadanía,
como hizo Jesús, no pasará de largo ante las necesidades ajenas sino que se detendrá
para escuchar a quienes se acercan pidiendo respuestas.
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