miércoles, 9 de diciembre de 2015

RECORDANDO A JOHN LENNON

Colaboración de José Martínez Ramírez

El 8 de diciembre de 1980 era lunes, las agujas del reloj señalaban las 20:50 horas y el libro de la historia estaba a punto de cerrar ese día la página correspondiente sin algo reseñable que anotar. Pues bien, no pudo hacerse así porque a esa hora un hecho luctuoso dejó sin habla al mundo entero cuando, unos minutos después, sonaron las alarmas en todas las centralitas de los medios de difusión para informarles de que un engendro humano, Mark David Chapman, acaba de arrebatar la vida a un ser especial y por su acción descabellada la humanidad se vería privada en delante de la genialidad que mostró mientras vivió y que le quedaba aun por regalarnos… ¡Había sido asesinado John Winston Lennon!

El asesino, una mente trastornada, tenía una personalidad dominada por una fuerte necesidad de ser escuchado por los demás y para ello planeó que su acto adquiriera notoriedad y así, por él, ser recordado por las futuras generaciones.
Lennon nació en Liverpool (Inglaterra) el 9 de octubre de 1940, mientras los aviones hitlerianos bombardeaban la ciudad.
No tuvo una infancia normalizada y no fue feliz porque sus padres fueron algo especiales. Por esta razón, una hermana de la madre que estaba casada y no tenía hijos se encargó de cuidarlo y por ello su tíaMimi” fue para él como su madre.
Sin pretender profundizar en su personalidad deteriorada tenemos que valorar la gran trascendencia que tuvo para esa configuración futura las circunstancias familiares que lo rodearon. No olvidemos que vivió una niñez complicada y por ello su mente deseaba lo que la vida no le había dado pero sí a otros. Por eso, recordando cómo era entonces, dio pistas sobre su forma de pensar y el por qué cuando dijo: [Una parte de mí quería ser aceptado por todas las facetas de la sociedad y no ser el músico bocazas y lunático que soy. Pero no puedo convertirme en algo que no soy. Dada mi actitud, los padres de los otros chicos (...) reconocían instintivamente lo que yo era, es decir, un alborotador. Sabían que no iba a ser un conformista y que influenciaría a sus hijos, que es lo que luego sucedió realmente. Hice todo lo posible por causar problemas en la casa de los amigos que tuve en parte por envidia, porque yo no tenía eso que llaman hogar. Aunque en realidad lo tenía (...) Había cinco mujeres que eran mi familia. Cinco inteligentes y fuertes mujeres. Cinco hermanas. Aquellas mujeres eran fantásticas (...) Esa fue mi primera educación feminista (...) Una de ellas resultó ser mi madre (...) No sabía cómo enfrentarse a la vida. Tenía un marido que se escapó a la mar en medio de una guerra y no podía conmigo. Por aquel entonces yo tenía cuatro años y medio. Al final acabé viviendo con su hermana mayor. Aquel conocimiento y el que yo no estuviera con mis padres me hizo ver que los padres no son dioses.].
Al día siguiente de su muerte, Ono comunicó a los medios: [No hay funeral para John. Él amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, recen por lo mismo.].
Su cuerpo fue incinerado en el Cementerio Ferncliff, en Hartsdale, Nueva York. Ono esparció sus cenizas en el Central Park de Nueva York, donde más tarde se creó el monumento conmemorativo Strawberry Fields.
David Chapman se declaró culpable de “asesinato en segundo grado” y fue condenado a cadena perpetua; aún permanece en la cárcel y le ha sido denegada en repetidas ocasiones la petición de libertad condicional.
Lennon protagonizó dos hechos que ocasionaron bastante impacto social: Comparar la popularidad de los Beatles con la de Jesucristo y hacer campaña contra la guerra de Vietnam.
Las consecuencias que se derivaron de ambos fueron: La primera hizo que sus discos ardieran en hogueras y la segunda que una de sus canciones, Give Peace a Chance, se convirtiera en símbolo de de la Paz.

Como homenaje a esta gran figura, los invito a escucharlo una vez más. Para ello hagan clic en PAZ.

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