Colaboración de Paco Pérez
IMPOTENTES Y ATRAPADOS
Dicen
los entendidos y los ancianos, me remito a ellos porque todavía
no soy anciano y mi peso en entendido no llega al gramo, que:
-
Los humanos somos los seres de la Creación
que tropezamos en la misma piedra cada vez que pasamos por encima de ella y, a
pesar de ello, repetimos el tránsito por el mismo lugar tantas veces como haga
falta porque no somos capaces de poner a tiempo los remedios adecuados para no repetir
la desagradable experiencia de aterrizar de nuevo en el duro suelo.
-
No hay mayor sordera que la padecida por
las personas que no quieren oír lo que sucede a su alrededor.
Estas
verdades las hemos escuchado muchas veces pero no nos han servido para prevenir
y actuar acertadamente después en los casos que se nos presentaron, por esta
realidad me he preguntado… ¿Por qué no
corregimos los comportamientos torcidos?
Porque
sólo tomamos medidas correctoras cuando ya ha ocurrido algo muy grave que, experimentado
por nosotros o estando advertidos con antelación, el aviso no fue atendido en
su momento por las partes para prevenir males futuros, cuando prevenir siempre fue mejor que curar, reconstruir o enterrar.
Pérez “El viejo”, mi abuelo, solía decir:
-
La prevención y el caldo de gallina,
bien caliente, no le hacen daño a las personas.
Cuando
se gobierna hay que PREVENIR, es decir, anticiparse a los
hechos futuros y, para lograrlo, la mejor medicina que se debe tomar es estar bien informados… ¿Por qué?
Porque
es una necesidad y una obligación que lleva el “cargo”
y por ello saber a tiempo qué ocurre realmente es vital para poder reflexionar
y tomar decisiones desde el primer día… ¿Lo estuvo nuestro Gobierno?
La
sensación que me ha dado es de no estarlo porque, en su momento lo analizarán
los expertos detalladamente, debieron anticiparse al tsunami vírico que se nos venía encima después de los ejemplos de China e Italia.
Ahora
todos debemos tener templanza, meditar
mucho los pros y los contras antes de tomar
la decisión final. Es un deber hacerlo
porque, una vez tomada ya no habrá vuelta atrás y, finalmente, actuar con valentía y responsabilidad en
la toma de decisiones. Ejemplo: No alarmarnos llamando, infundadamente, a los
teléfonos de emergencia y sólo hacerlo cuando tengamos firmes realidades
sintomáticas.
¿Por
qué se me ha ocurrido hoy viajar hasta el dolor que nos está dejando el “Coronavirus”?
Porque,
hablando en términos taurinos, este ser
microscópico ha salido al ruedo de
la plaza de ESPAÑA con rabia y cuando
menos lo esperábamos; nos ha pillado a los españoles por delante porque
estábamos demasiado confiados en que era una gripe más; nos ha corneado con
gravedad aunque hemos salido corriendo de ella y, por salir atropellados, nos ha
dejado el albero lleno de heridos, leves
y graves, y bastantes cadáveres.
Lo
ha logrado porque, mientras las víctimas
eran los chinos, el resto del mundo
veía y escuchaba a diario cómo se divulgaba la enfermedad, cómo crecía el
número de enfermos y las defunciones pero nosotros, la mayoría, seguíamos
tranquilos porque creíamos que, como China
estaba muy lejos, el foco se apagaría pronto y no nos afectaría… ¿Pensó también
así el Gobierno o dejó que lo
pensáramos?
No
comprendo cómo es posible que los políticos
y los medios de difusión afines,
tan familiarizados en nuestros días con la globalización,
no hayan valorado a tiempo que por ella
los países funcionan integrados en
un proceso en el que intervienen intereses
comunes dentro de los campos económico,
político, tecnológico, social y cultural. Por esta razón las empresas están presentes en todos los
lugares y las personas que les hacen
funcionar, por esa misma realidad, están desplazándose continuamente de
un país a otro y a diario.
¿Nadie tuvo la
más mínima sospecha de que esa realidad de nuestros días nos podía llevar hasta
un callejón sin salida?
Yo
no llegué a vislumbrar estos peligros fijándome en ese proceso tan complejo como
real y, a su vez, tan sencillo de entender pero sí lo sospeché amparado en una
realidad muy sencilla que está a la vista de todos… ¡El movimiento continuo de turistas que hay entre los países y, cómo no,
hacia lugares como Italia y España!
Después
del problema chino, una mañana, haciendo planes con mi esposa para nuestro
inminente traslado a Nerja, le manifesté
mi preocupación y le comenté que no deseaba viajar este año allí antes de que se
diera por extinguida la crisis del “Coronavirus”,
aún no se sabía si saltaría a otros
países. El argumento que le di estaba sustentado en la experiencia que, día a día y año tras año, hemos vivido cuando
caminábamos por sus calles o un lugar emblemático de ese pueblo, el “Balcón de Europa”. Siempre nos
topábamos con grupos organizados de turistas orientales, europeos y nacionales.
Ella
se mostró sorprendida y confiada, yo preocupado y, unas fechas después, las
circunstancias imprevistas nos retiraron el pasaporte y por esa razón ahora ya no
tenemos fecha para la marcha.
Después
de esta conversación, la situación de Italia
confirmó mis temores y, como la pandemia
se ha desplazado muy rápida a todos los países me pregunto, sin acritud:
¿Los
Gobiernos de Italia primero y España después
no sospecharon nunca que al ser países muy visitados por turistas de todo el Planeta podían verse afectados más que
otros? ¿Ignoraban que un grupo humano que estuviera contagiado con la
enfermedad, sin síntomas, podía tomar un avión para disfrutar de sus vacaciones
ya pagadas y, en cuestión de horas, aterrizar en Roma o Madrid?
Si
las drásticas medidas tomadas por China
ya estaban dando sus frutos pues deberemos pensar que su ejemplo no ha servido
para enseñarnos el camino a italianos y españoles y entonces me veo obligado a dudar
algunas cosas de quienes nos gobiernan.
En China uno levanta la voz y el resto se
pone a trabajar, esta realidad me obliga a pensar que el orden y la disciplina,
si se aplican con justicia, siempre dan sus frutos. Aquí, con Rajoy teníamos 13 ministros y con Sánchez 22 y esta realidad debería
haber dado sus frutos positivo ahora pero no ha sido así a pesar de que ha
aumentado en 18 el número de ojos presentes en las sesiones del Gobierno…
¿Nadie de esa amplia mesa vio llegar el peligro real que ofrecía el dichoso “Coronavirus” por la manoseada globalización?
Creo,
sinceramente, que las estrategias han fallado porque han jugado la partida valorando
demasiados puntos de vista: Esperar,
por si no nos afectaba tanto como a Italia,
jugaba a su favor que estamos protegidos por un buen Sistema Sanitario; si procedíamos
como en China, se podría generar una
alarma social innecesaria, sería malo para el turismo y colapsaríamos
los servicios sanitarios… Desbordado el Gobierno
por la realidad y, tal vez, por la cantidad de opiniones que la montaña de
asesores les dieron, es posible que optaran
porque el Presidente no diera la
cara y que éste, cuando lo hizo, fuera tarde, a remolque de los sucesos del
exterior y por el clamor popular nacional, y que sólo comunicara cosas inconcretas que no tranquilizaron
a nadie.
Durante
unos días de inacción informativa, los españoles navegábamos a la deriva en la
“tormenta viral” e Italia se convirtió en la segunda nación con más casos y más fallecidos.
¿Qué se había hecho aquí para evitar la
tercera gran explosión del brote vírico?
En
situación de inacción llegamos hasta el 8-M,
día muy esperado por las
“feministas”, y nadie prohibió los dos actos que estaban programados en Madrid para ese día. Al no hacerlo, 120
000 personas se manifestaran por su calles, y, en el mitin de VOX, también se congregaron otros 9 000 simpatizantes.
¿Qué motivos empujó a los dirigentes y
simpatizantes de ambas convocatorias a celebrarlas y no a desconvocarlas?
Todos
tenían los mismos intereses, mover el
árbol del sectarismo y recolectar frutos electorales en el futuro.
Lo
lamentable es que no pensaron, el Gobierno
y los convocantes, en ESPAÑA y en los españoles... ¡Qué daño tan grande hizo el egoísmo sectario a la sociedad ese día, y hace siempre!
Todos
los políticos se llenan la boca, sobre todo en periodo electoral, con una muletilla, la palabra “ciudadanía”… ¡Qué rentabilidad le sacan!
Cuando
se acaban las elecciones, al día siguiente, ya ponen en marcha el refrán de mi
inolvidable y querido abuelo Paco… ¡Va
por ti!
–
Primero yo, después yo y siempre yo.
Por
actuar inspirados en ese refrán, unos días después las emisoras nos informaban
y mostraban imágenes demostrativas, de que dirigentes
de VOX y miembras del Gobierno habían dado positivo en “Coronavirus”. También se abría una interrogante para la “Familia Real” por el saludo, grabado y
difundido, entre la Reina y una Ministra contagiada.
¿Podremos evaluar algún día cuantos
contaminados se originaron por asistir aquel día a esas dos concentraciones?
Será
imposible pero sí conocemos a las personas contaminadas y que los de extrema DERECHA le han ganado la “partida del contagio” a los de extrema
IZQUIERDA… ¿Cómo?
Se han
anticipado
pidiendo “perdón” a la sociedad a
pesar de ser, el presunto daño que han causado, bastante inferior que el que, presuntamente,
haya causado la otra parte… ¿Quién ha leído,
o escuchado, que las personas organizadoras del acto, las señoras ministras que
han dado positivo o el Presidente del Gobierno hayan pedido disculpas por no
haber impedido su celebración?
Lo
más lamentable de todo es que la indecisión del Gobierno para tomar medidas drásticas propició lo ocurrido… ¿Por
qué ha tardado tanto el Gobierno en
decretar el “Estado de Alama Nacional”?
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