Colaboración de Paco Pérez
SIGUE CONDENANDO AL JUSTO
El
comportamiento humano casi nunca fue
el adecuado porque antes, durante y después de Jesús el egoísmo aún está presente y eso hace que siga generándose la
crueldad e injusticia que ocasiona a otras personas situaciones complicadas
que después desembocan en pruebas difíciles de resolver y entonces, quienes son
zarandeados, tienen que decidir qué postura deben adoptar ante la situación presentada.
1.- Isaías, mostrándonos a un personaje inconcreto, que bien pudo ser él, y la
experiencia que éste tuvo en su relación con el Señor
desde que comenzó a interesarse por las cosas del Reino pero, como
reconocía que no estaba preparado para dar consuelo a quienes estuvieran
tristes, él se lo pedía al Padre, lo escuchaba y cada mañana Él le indicaba cómo debía
comportarse con el prójimo: […ofrecí
la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no
me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.].
Se
comportaba así porque su fe era grande, ella le hacía avanzar a pesar de las
dificultades y, también, por cómo pensaba de Él: [El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por
eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.].
2.-
El salmista, porque se anticipó a los acontecimientos del futuro al
relatar los sufrimientos de Jesús, la angustia y el abandono
que sintió al padecer el comportamiento de las personas hacía Él y cómo reaccionó
al comprobar esas realidades. También acertó con el sufrimiento que afecta
a las personas de nuestros tiempos por la infinidad de cosas que determinan
cada día su dolor.
3.-
Pablo, al
recordarnos que Jesús, a pesar de su condición divina, jamás se
presentó diciendo que era el Hijo de Dios sino que se despojó de todas
sus condiciones para hacerse el último, aceptando la muerte y recibiendo la más
cruel de todas, morir crucificado.
A
pesar de ello el Padre le reconoció su categoría así: [Por eso Dios lo levantó sobre todo y le
concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.].
Es evidente que lo que nos ocurre se debe a la ceguera
intelectual que nos impide ver con claridad y en pleno día lo que se nos
muestra, quienes son así ven menos que aquellas personas que lo son desde antes
de nacer.
¿Por
qué planteo de entrada un tema que no guarda relación con los hechos que
desembocaron en la acusación, juicio y condena de Jesús?
Porque
quienes lo llevaron ante Pilato fueron los culpables de lo que le sucedió
después y por eso opino que en ellos se cumplió esa expresión tan popular que
afirma: [No hay peor sordo que aquel que no quiere oír y peor
ciego que aquel que no quiere ver.].
Opino
así porque los dirigentes del poder religioso no quisieron ESCUCHAR
las enseñanzas que Jesús les daba ni VER a diario cómo ANDABAN
los tullidos o LIBERABA a los endemoniados o DEVOLVÍA a la vida al
difunto Lázaro después de estar enterrado… ¿Qué delito cometió Jesús
para que lo acusaran con tanta fuerza ante el poder político?
Actuaron
así porque la verdad duele y Jesús, como enseñaba al pueblo unos
principios totalmente diferentes a los de ellos, a pesar de ser los encargados de
los temas de Dios en Israel, pues reaccionaron en su contra
para no perder el tren de confort que disfrutaban comerciando con las cosas de Dios.
Pasan
los años y las personas seguimos comportándonos con Jesús como hicieron
los judíos, es decir, actuando como ciegos-sordos. Lo hacen quienes
viven a costa de divulgar las mentiras y después repetirlas muchas veces
hasta lograr que los ciudadanos convivan con ellas con normalidad y las vean
como verdades.
Actualmente,
los poderes políticos y económicos son quienes a diario siguen denunciando
a Jesús ante Pilato, juzgándolo sin piedad y CRUCIFICÁNDOLO;
lo hacen cada vez que consiguen incrementar sus ingresos a costa del
dolor humano, ese que empobrece a la sociedad hasta dejarla sin
comida ni techo donde cobijarse.
Lo
hacen quienes, desde los poderes políticos y económicos, actúan pensando
sólo en ellos y lo consiguen utilizando la mentira y el engaño sin
inmutarse.
Los
cristianos también tenemos culpa porque nos hemos acomodado a
vivir en un formato carente de riesgos, el que nos han diseñado ellos, y por
eso sólo damos la cara cuando tenemos que defender lo nuestro ante el miedo de
perder lo adquirido pero, si el vecino tiene problemas y lo dejamos sólo ante
la adversidad, tendremos que reconocer que la nuestra es una postura egoísta pues
Jesús siguió el camino contrario, el de la generosidad, ese que Él
nos enseña en la “Pascua del Señor”, cuando dio la cara por el
prójimo sabiendo que acabaría MURIENDO en la CRUZ… ¿Seguimos
su ejemplo?
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