sábado, 3 de junio de 2023

AMAR, SU IMPORTANCIA

 Colaboración de Paco Pérez

NOS LO ENSEÑA DIOS

Preocupándose por las personas, estableció su alianza con ellas pero se olvidaron pronto del acuerdo y retornaron a la idolatría, Moisés se enfadó, rompió las tablas y el Señor castigó al pueblo.

Después habló con el Padre para pedirle que los perdonara, lo escuchó y se lo concedió. Le dijo que era justo y paciente, de castigo limitado y misericordia infinita, fiel y solidario con quienes lo necesitan, que ama a las personas y que siempre está cerca de ellas pero le pidió que no se olvidaran de adorarle cuando estuvieran ante Él.

Pasaron los años, Pablo evangelizó en Corinto y fundó una comunidad cristiana pero un tiempo después surgieron algunos problemas, él les escribió pidiéndoles que se comportaran como una familia unida, que tuvieran un único plan de trabajo y que se dejaran guiar por el Señor.

Queda claro que aunque los tiempos y los problemas son diferentes éstos siempre tienen el mismo origen, las personas y su desconocimiento de Dios.

Como Él sabía que nada es permanente y que los problemas siempre están presentes pues nos envió a su Hijo para ayudarnos a cambiar y lo hizo mostrándonos, de manera visible, cómo es la cara invisible de su bondad. Lo hizo porque nos ama y se preocupa de nuestros problemas y para enseñarnos a confiar y a ser obedientes siempre con Él.

Si los cristianos estamos convencidos de serlo nos trazaremos nuestro camino para seguir a Jesús fijándonos en lo que hacía: No siendo pasivos, sembrando felicidad, posibilitando que las personas no pasen necesidades y humanizando la vida familiar y comunitaria.

A diario convivimos en nuestro entorno pero esas relaciones, a veces, nos ocasionan desengaños y entonces comprobamos que ocurren porque no están presentes la verdad, la justicia, la bondad, el amor... No lo están porque ignoramos el ejemplo de Jesús o porque no pedimos ayuda a Dios con fe. Si nos ocurre, entonces deberíamos preguntarnos… ¿Respondemos de manera correcta a Jesús o debemos rectificar?

Él amaba y ayudaba, así enseñaba el camino, pero nosotros actuamos desorientados porque, al no preocuparnos de conocerlo bien, sólo estamos pendientes de qué se puede hacer o qué no, práctica que nos hace pasar de puntillas por lo principal, amar al prójimo y ayudarle. Este es su deseo porque esta acción pesa más que aquellas que sólo nos comprometen a participar en los actos litúrgicos o en las tradiciones.

Con fe trabajaremos empujados por un deseo sincero de mejora para que siendo inconformistas intentemos cambiar muchas cosas, a nivel institucional y personal, pues Jesús nos enseñó a serlo con aquello que no es correcto, está en la escena de los “Cambistas”.

 

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