jueves, 8 de junio de 2023

LA EUCARISTÍA…

 Colaboración de Paco Pérez

¿QUÉ SENTIDO LE DAMOS?

Los cristianos nos reunimos para celebrar la Eucaristía y debemos hacerlo reconociendo que somos injustos y pecadores, pidiendo perdón al Señor por nuestras acciones incorrectas, escuchando la “Palabra de Dios”, recibiendo los consejos que nos ayuden a modificar nuestros hábitos equivocados y buscando en el ejemplo de Jesús el camino que nos permita conocer las injusticias que hacen sufrir a las personas para que se despierte en nosotros el deseo de ayudar a quienes lo necesitan.

Si no participamos así nuestra presencia en ella se puede convertir en un acto más pero no nos ayudará a comprender que Cristo nos regaló, con su ejemplo, un buen argumento para seguirle. Si nos olvidamos de esta realidad nuestra asistencia se convertirá en una participación sin sentido porque saldremos igual que entramos y no nos preocuparemos de dar solución a los problemas que afectan a la sociedad: Injusticias, marginaciones, abusos… Si lo hacemos de manera correcta recibiremos la fuerza que nos haga luchar para que desaparezcan las acciones que causan sufrimiento e infelicidad.  

En el pasado, los fieles presentaban al Señor ofrendas diversas y éstas se utilizaban para ser compartidas o para ayudar a los más necesitados. Con el paso de los años ese formato cambió y se ofrece en el ritual “pan y vino”.

En aquellas celebraciones eucarísticas los fieles ofrecían alimentos al Señor y los compartían. Hoy… ¿Sigue presente en la Eucaristía, a pesar de la mejora que hay en las economías familiares, ese espíritu primitivo de compartir y ayudar o sólo respondemos depositando unas monedas en la colecta? ¿Qué formato tiene más sentido para ti?

Jesús amaba a las personas, era generoso con ellas y de todos era amigo pero le arrebataron la vida por denunciar la injusticia que empobrecía a los más necesitados, hacer el bien a todos y denunciar que los bienes que nos regaló Dios fueron para que todos pudiéramos comer a diario y no que unos pocos vivan en la opulencia y otros en la indigencia.

Nosotros sabemos que esa realidad se da en la actualidad… ¿La denunciamos? ¿Participamos en la Eucaristía ofreciéndole al Señor lo que hacemos para que este problema se arregle?

Nuestra participación en la Eucaristía no tendrá sentido si desconocemos que es un acto de amor y de justicia que se manifiesta en la oración del “Padre nuestro”, en ella pedimos a Dios, como Padre de todos, desde una actitud de fraternidad y reconciliación, que cumplamos su voluntad y que el Reino venga a nosotros.

Entiendo que si nos damos la mano al desearnos la “Paz del Señor” será porque no estamos enemistados con el prójimo y sí estamos dispuestos a echar una mano a quienes nos puedan necesitar.

Comulgar será una acción sin sentido si no nos preocupamos de construir una “humanidad nueva” donde vivamos con justicia y en paz.

 

 

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