Colaboración de Paco Pérez
EL SEÑOR MUESTRA EL CAMINO
El Señor siempre enseña cómo actúa y se comprueba hoy con Ezequiel cuando, sufriendo las consecuencias de la deportación, recibió del Espíritu el encargo de evangelizar a los israelitas que allí vivían, lo previno sobre el lamentable comportamiento que siempre tuvieron con Él y le aconsejó que eso no le preocupara pues lo importante era cumplir el encargo recibido para que no pudieran decir que el Señor no se preocupó de ellos allí y que él no cumplió su labor profética.
Jesús viajó hasta Galilea a pesar de que, en otra
ocasión, no lo comprendieron ni aceptaron porque lo conocían. A pesar de ello
regresó para continuar predicándoles la llegada del Reino pues, por sus
conocidas reticencias a recibir la Palabra y por la situación de pobreza en que
vivían, eran quienes más lo necesitaban. Estas realidades lo empujaron a no ir a
Jerusalén y otros lugares porque allí vivían en la opulencia quienes, desde el poder
político o religioso, causaban los problemas a la población.
Al visitarlos, su objetivo prioritario fue olvidarse
de lo negativo que recibió de ellos y ayudar a las personas agobiadas,
confortarlas y hablarles del Reino con las parábolas, ejemplos tomados de sus
experiencias laborales y que todos conocían bien. Con este sencillo formato les
transmitía el verdadero sentido de la vida y les aconsejaba que cambiaran el
comportamiento rancio que aprendieron de las tradiciones para que actuaran siendo
justos y libres.
Para hablar con ellos acudía a las reuniones de la
calle o la sinagoga, les comunicaba la verdad y se preocupaba de sus problemas.
Así nos enseñó que la evangelización debe hacerse en contacto directo con los
necesitados del sistema porque quienes tienen el poder sólo se preocupan de
acaparar más, aunque tengan que ser injustos.
Las injusticias y los contratiempos, físicos o
morales, ocasionan la tentación, al sentimos solos y abandonados, y pueden
hacernos caer en ella. Si ocurre es porque pensamos que Dios nos ha abandonado pero
la realidad no es así. Pablo dice que el Señor, en la debilidad, siempre está con su gracia a nuestro lado… ¿Por qué hizo esa afirmación?
Porque es posible que él tuviera la
experiencia de padecer algún problema que le causara sufrimiento, que lo sobrellevara
con dignidad a diario, que esa actitud lo fortaleciera y que nunca le
impidiera, con su ayuda, hacer su labor evangelizadora.
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