sábado, 19 de octubre de 2013

LA ORACIÓN DEL CRISTIANO


Colaboración de Paco Pérez
TEXTOS
ÉXODO 17, 8-13
En aquellos días, Amalec vino y atacó a los israelitas en Rafidín.
Moisés dijo a Josué:
- Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón maravilloso de Dios en la mano.
Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; mientras Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte.
Mientras Moisés tenía en alto la mano, vencía Israel; mientras la tenía baja, vencía Amalec. Y, como le pesaban las manos, sus compañeros cogieron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado.
Así sostuvo en alto las manos hasta la puesta del sol.
Josué derrotó a Amalec y a su tropa, a filo de espada.

2 TIMOTEO 3,14-4,2
Querido hermano:
Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la Sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación.
Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena.
Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir.
LUCAS 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
- Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: Hazme justicia frente a mi adversario.
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.
Y el Señor añadió:
- Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
REFLEXIONES
La ORACIÓN debe ser una práctica diaria entre los cristianos y debe ocupar una parte de nuestro tiempo a diario, es el eje central de este domingo y se comprueba con claridad en los textos. Por ellos comprobamos que Dios actúa y, cuando lo hace, los frutos de su intervención no suelen ser comprendidos por el hombre en la inmensa mayoría de las veces y entonces le cuestionamos por ello… ¿Por qué somos así con Dios?
Del comportamiento humano rechazamos el actuar guiados por la subjetividad, la mala intención o la ignorancia… ¿Podríamos acusar a Dios de proceder bajo la influencia de alguna de estas debilidades humanas?
No tengo dudas de que interviene en todo, se nos confirma con las recomendaciones que dio Moisés a Josué para luchar contra Amalec y por los hechos ocurridos durante la batalla.
Levantar “el bastón maravilloso de Dios con la mano” lo interpreto como un símbolo de oración y fe, Dios los apoyaría y les haría triunfar. Durante la batalla, el cansancio por la edad podía con  Moisés y le ocasionaba que el brazo bajara, la protección de Dios también y el signo del combate cambiaba entonces de color. El apoyo que le prestan Aarón y Jur es un ejemplo, para mí, de cómo deben unir las personas sus fuerzas, guiados por la misma ilusión, para alcanzar el éxito.
Nunca debemos de desfallecer y bajar por ello el nivel de confianza en el Padre porque quienes creen ciegamente en Él siempre reciben su apoyo.
El accidente del muchacho de Vados de Torralba ha conmocionado a los tres núcleos urbanos y fruto de ese estado anímico, mientras comprábamos esta mañana, escuché de una señora esta pregunta:
- ¿Por qué permitirá Dios que ocurran estas desgracias a gente tan joven?
Si somos creyentes admitiremos que Dios es la perfección y nosotros, sus criaturas, la imperfección. Partiendo de aquí me pregunto:
-¿Cómo es posible que siempre busquemos ante los demás el perdón, por la justificación, para nuestros errores y para los hechos naturales de la vida (muertes, accidentes, terremotos, inundaciones…) nos acordemos de Jesús sólo para condenarlo, una vez más, sin celebración previa de un juicio?  
En Lucas, Jesús enseña a sus discípulos cómo hay que orar y, con la parábola que propone, les introduce algunos de los elementos que a diario nos encontramos en nuestro caminar: los problemas del prójimo, la aplicación de la justicia en nuestras decisiones y el actuar por responsabilidad y no para quitarnos de encima el problema que nos molesta.
La viuda nos enseña que la perseverancia que ella mostró ante el juez irresponsable para conseguir ser atendida es el camino que debemos de seguir cuando OREMOS, no cansarnos de repetir nuestras plegarias diarias ante el Padre.
Dios no actúa como el juez, éste dilataba su respuesta y Él nos atenderá con prontitud. Se nos pide guiarnos por la fe para que cuando venga el Hijo del hombre tengamos ganados los méritos suficientes que avalen nuestra entrada en su Reino.
San Pablo nos indica el camino que debemos seguir como cristianos para alcanzar la salvación: Necesitamos conocer la Sagrada Escritura, profundamente, ayudados por la fe en Cristo y así obtendremos la sabiduría que nos permitirá alcanzarla. También nos indica qué otras acciones debemos de practicar, además de todo lo anterior.

 

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