domingo, 30 de octubre de 2016

CONOCER MEJOR A JESUS NOS AYUDARÁ A CAMBIAR

Colaboración de Paco Pérez
LO LOGRAREMOS SI ESTAMOS DISPUESTOS A MODIFICAR NUESTRAS CONDUCTAS
La historia de Zaqueo está entroncada en la temática del evangelio de hoy y por eso, para entenderla mejor, debemos comenzar por conocer la importancia que tenía en aquellos tiempos Jericó, la ciudad donde él vivía:
1.- La situación estratégica que tenía en las rutas de las caravanas que atravesaban el desierto para comerciar era muy importante para la economía de la ciudad.
2.- Por esa razón había en ella una oficina para el cobro de impuestos y Zaqueo, el jefe de los publicanos, era el encargado de cobrarlos.
3.- Ese dinero servía para pagar a Roma los impuestos del pueblo y a los publicanos el salario.

4.- Para desempeñar ese oficio, había que ganar la subasta pública que convocaban las autoridades romanas, lo conseguía quien pagaba más. Así es como Zaqueo lo logró.
5.- Pocos publicanos eran honrados porque, de serlo, entonces tenían que cobrar lo estipulado y así les quedaba poco beneficio. Por esa razón, Zaqueo aumentó por su cuenta el importe de los recibos; Roma se lo permitió mirando para otro sitio; él se enriqueció y contribuyó así a que los pobres fueran cada vez más pobres.
6.- Como actuaban de esta forma y, además, eran unos buenos colaboradores de los romanos pues por estas dos circunstancias se ganaron el desprecio y el odio del pueblo.
Zaqueo, cuando conoció a Jesús, comprendió esa verdad; se arrepintió del daño que había causado al pueblo; cambió y se convirtió.
Lo que hizo no fue una acción ocasional que se manifestó como fruto de un calentón. Fue una decisión que no se quedó en palabras o en remordimientos de conciencia… ¿Por qué debemos verlo así?
En aquellos tiempos las leyes religiosas y civiles establecían qué cantidades se tenían que devolver cuando alguien robaba algo a otras personas. Él, que fue un ladrón de “Guante blanco”, cuando conoció a Jesús comprendió que había tenido un comportamiento equivocado y decidió rectificar el mal que había hecho, pero lo hizo devolviendo mucho más de lo que establecían las leyes religiosas y civiles.
La conversión de Zaqueo es el ejemplo a seguir y ocurrió como fruto de un arrepentimiento verdadero y de la puesta en marcha de una transformación interior profunda y práctica.
Jesús, en la conversión que mantuvo con él, nos enseña que es un error creer que debemos acoger al pecador después de su arrepentimiento. Debemos hacerlo antes, como Él hizo : 
[Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
- Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.

Él bajó en seguida y lo recibió muy contento.].

Pensamos así porque consideramos que el origen de ese camino está en que Dios actúa perdonándonos después de arrepentirnos y esta creencia no es verdad. Se demuestra el error de ese planteamiento porque conocemos que Jesús hizo otra cosa, lo contrario… ¡¡¡Acogió a Zaqueo antes de que éste cambiara!!!
Sus vecinos lo rechazaban y criticaban, con este comportamiento no lograron que cambiara pero Jesús sí lo acogió antes y lo logró con un gesto contrario al comportamiento social de su tiempo. Este gesto le hizo a Zaqueo recuperar la dignidad de “Hijo de Dios”, la que él había extraviado con su trabajo de ladrón profesional y amparado por la ley de su tiempo… ¡¡¡Ese fue el secreto de su transformación!!! 
Zaqueo enseña a los ricos de todos los tiempos el camino del Reino de Dios, no les pide quedarse sin blanca pero si les muestra la necesidad de renunciar a continuar teniendo riquezas y no compartirlas con los necesitados.
No olvidemos que la riqueza desmedida se logra a costa de la opresión que se ejerce contra los pobres, lo que no quiere Dios.
El Padre, autor de la vida y conocedor como nadie de cada uno de nosotros, sí sabe perdonarnos a todos las acciones descarriadas que protagonizamos porque espera que algún día cambiemos nuestros comportamientos. La misericordia que muestra con los hombres es fruto del poder tan grande que tiene y por eso siempre nos mira con amor, esperanza, sin prisa y sin miedo de perdernos.
Los hombres, en cambio, como tienen un poder temporal pequeño temen perder lo conseguido, por eso proceden con injusticia y sólo consiguen su objetivo ejerciendo la fuerza y la violencia.
REFLEXIONES FINALES
1.- Zaqueó se subió al sicómoro para poder ver a Jesús y el esfuerzo realizado para conseguirlo, por su estatura, fue el primer paso que dio para cambiar.
2.- La riqueza no da la felicidad pero las buenas obras sí porque Jesús entra en nuestras casas.
3.- No debemos quedarnos, de manera permanente, en las alturas porque la faena nos espera abajo.

4.- La grandeza de las personas no está en su estatura física, está en darse a los demás. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario