Colaboración de Paco Pérez
DEL SERMÓN DE LA MONTAÑA A LA ACCIÓN
Jesús,
durante su vida pública, enseñó lo
que debían hacer las personas durante sus relaciones con los demás, sus prójimos. Ese tiempo podríamos
considerarlo como un periodo de enseñanza
para Él, cuando les hablaba, y, de aprendizaje para los que acudían a
escucharle.
Cuando
acabó la fase de la ENSEÑANZA ya
sólo les quedaba poner en práctica lo que habían aprendido. Hubo personas que lo
entendieron así, continuaron unidos y, empujados por la huella de su mensaje, formaron un grupo decidido a continuar con su
obra. Éstos fueron conocidos como “Los Nazarenos”.
Este
hecho hay que contextualizarlo y para ello debemos abordar su actuación dentro
del marco de la religión judía y, hecha esta aclaración, recordar que en ella
había varios grupos y que esta diversidad no favorecía el desarrollo de su
creencia en Dios: Fariseos, saduceos, zelotas, esenios... Cuando “Los Nazarenos” comenzaron su andadura
religiosa tuvieron que hacerlo, durante un tiempo, inmersos en la vida
cotidiana de aquel modelo de religiosidad y tratar de salir adelante con los
entorpecimientos y la problemática que ya tenían desarrollada estos grupos
desde siempre en aquel lugar y en ese campo.
Cuando,
con las armas, se enfrentaron los judíos a Roma y el Templo fue destruido, tal
vez, los “Nazarenos” ya estuvieran
enfrentados con los “Fariseos” por cómo interpretaban ambos grupos el judaísmo.
Para el judaísmo, además de las consecuencias destructivas que recibieron en el
campo militar, también se le derivaron otras colaterales que les afectaron
mucho porque les ocasionó la pérdida de sus puntos esenciales de identidad: El Templo, el culto y el sacerdocio. Por estas pérdidas los
judíos tuvieron que profundizar en la esencia de su creencia religiosa y, al
hacerlo, dos grupos se enfrentaron para reconsiderar cuál debía ser el nuevo
camino de sus creencias: El judaísmo
fariseo, defensor de la Ley, tenía el dominio de las sinagogas, y, el judaísmo mesiánico, integrado por los discípulos de Jesús. Éstos eran
defensores de su mensaje, algo totalmente diferente a lo tradicional pero éstos
no renunciaban al AT.
Ambos
grupos no se ponían de acuerdo en estos temas:
-
¿Cuál era la verdadera interpretación
del AT? ¿Quiénes eran los legítimos continuadores de la historia de Israel?
Por
estas disquisiciones, entre los grupos hubo muchas tensiones, intolerancias y
hasta persecuciones.
Después
de esta etapa el judaísmo pasó por un proceso de unificación y para ello celebraron un “Sínodo”, después de él
desapareció la gran diversidad de grupos, se impuso el “Judaísmo Fariseo”, éste se implantó en
las sinagogas y el “Judaísmo Mesiánico”
fue excluido de ellas y a sus seguidores se los consideró como subversivos…
¡¡¡Su delito fue creer en Jesús y
practicar su doctrina!!!
El
“Judaísmo Fariseo” era una agrupación
cerrada, nadie más que ellos eran los escogidos y de ahí que no aceptaran a Jesús. Quienes interpretaron entonces el
mensaje en la línea que nos mostró Él
en el “Sermón de la Montaña”
chocaron y tienen que seguir chocando los que quieran seguir siéndole fieles.
Ese “Sermón” contiene la respuesta
correcta para establecer el ideal moral del cristianismo.
Jesús enseñaba con
ejemplos de la vida cotidiana para que comprendieran con facilidad su mensaje, pues
a pesar de todo no lo consiguió y creo que aún seguimos sin saber qué debemos hacer.
Quienes
no consideran necesario el AT se darán cuenta hoy que Isaías ya mostraba, en nombre del Padre, el camino: [Cuando destierres de ti la
opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el
hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las
tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.].
Estas
palabras se las dirigió al pueblo para reprocharles que eran unos egoístas
porque hacían cosas malas a las personas y luego ayunaban, acción que no les
servía de nada porque Dios lo que desea es que nos preocupemos por los
problemas de los demás.
Mateo nos recuerda:
[Vosotros sois la sal de la tierra y la luz
del mundo.].
Un
cristiano convencido de que el “Sermón
de la Montaña” es el verdadero camino debe valorar lo que Jesús quiso
decirnos al compararnos con la sal y
la luz. Considero que debemos vivir
llevando la alegría a nuestros entornos y ayudando en su caminar a quienes
estén perdidos.
Después
de algunos años de explorar el mensaje de Jesús considero que seguir el camino
de sus enseñanzas es la única vía verdadera y todo lo demás es cualquier cosa
menos lo que debe ser. Él se pasó
los tres años de predicación mostrando el camino
con ejemplos entendibles… ¿Por qué no
nos fijamos en ellos y hacemos las cosas que no enseñó?
En
aquellos tiempos ya triunfaba la mentira religiosa y, consecuentemente, las
acciones que se practicaban eran erróneas, por esa razón las denunció Mateo en 23, 23-24:
[¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos, hipócritas!
Porque diezmáis=pagáis
el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado
los preceptos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia
y la fidelidad. Estas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar
aquéllas.].
¿Hemos cambiado nosotros o seguimos
aplicando los mismos principios equivocados que denunció Mateo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario