sábado, 18 de febrero de 2017

AMAR AL PRÓJIMO Y PERDONAR…

Colaboración de Paco Pérez
LAS ASIGNATURAS PENDIENTES DEL CRISTIANO
El comportamiento humano de Jesús no se ajustaba a lo que aquella sociedad entendía como “correcto”, por eso no lo recibieron bien los de una y otra condición social, y de ahí que su “mensaje” sólo fuera comprendido y aceptado por unos pocos.
Entonces, las personas estaban agobiadas porque los romanos les hacían pagar muchos impuestos, los reprimían militarmente y los ricos también los trataban injustamente.
Vino Jesús y les propuso “amar y perdonar a los enemigos”, temas que ellos no habían escuchado nunca, y por ello… ¿Podían aceptar a Jesús unas mentes que estaban contaminadas por aquel modelo de vida injusta?

Les era muy complicado y, además, porque había otras razones:
El pueblo llano e inculto no lo aceptó porque no podía comprender que Él les pidiera perdonar a los romanos invasores cuando los tenían pisoteados militarmente. Ellos esperaban a un Mesías guerrero que se enfrentara con las armas a los soldados y no a un pacifista.
Los dirigentes religiosos actuaban con un modelo contrario al que debe tener todo director espiritual del pueblo, lo hacían así porque tenían intereses y comportamientos contaminados... ¿Podían estos señores aceptar lo que les predicaba Jesús?
El poder militar de Roma sólo estaba interesado en expansionar el Imperio pero éste, para pagarle al ejército, tenía que recaudar dinero y lo obtenía agobiando al pueblo ocupado con impuestos.  
Inmerso en este contexto histórico es donde predicaba Jesús y, al hacerlo, los más oprimidos se sentían halagados cuando lo escuchaban decir: [Amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen, perdonad setenta veces siete, a quien os hiere en una mejilla, ofrecedle también la otra.].
Pero, por las situaciones reales con las que allí convivían, hasta los más humildes se escandalizaban con estos mensajes pues consideraban que sólo podía decirles eso una persona poco cuerda.
Las gentes del pueblo de Israel estaban acostumbradas a sufrir desde hacía mucho tiempo porque habían sido invadidos en más de una ocasión por otros pueblos, padeciendo la injusticia cruel e inmerecida de su opresión militar y las deportaciones. Por esos recuerdos se comenzó a difundir la noticia infundada de que la fuerza de Dios intervendría para liberarlos y que destruiría a quienes oprimían a Israel. Este sentimiento popular comenzó a estar entre el pueblo y Jesús les hablaba de algo totalmente distinto: [Dios no es violento, sino compasivo; ama incluso a sus enemigos; no busca la destrucción de nadie. Su grandeza no consiste en vengarse, castigar y controlar la historia por medio de intervenciones destructoras. Dios es grande no porque tenga más poder que nadie para destruir a sus enemigos, sino porque su compasión es incondicional hacia todos.]
La demostración de cómo es Dios para el hombre está en Mt 5,45:
[Hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos.].
Este texto demuestra que Dios no nos responde en función de lo que hacemos, Él lo hace guiado por el AMOR que siente por nosotros, y por eso se compadece de nuestros problemas, nos acoge y nos perdona.
Esta realidad era la que intentaba enseñarles Jesús, por eso no lo aceptaban los que hablan de Dios en términos guerreros o del anunciado Mesías que les enviaría para que destruyera a los enemigos de Israel.
Con estos planteamientos lo que hacían era incitar al odio contra quienes consideraban sus enemigos, todo lo contrario de lo que hace Dios con el hombre. Jesús no les hablaba de un perdón a la carta, era algo más amplio y en él nadie quedaba fuera pues el amor de Dios busca el bien de todos.
Jesús no presentó el amor al enemigo como una ley universal sino que esta propuesta necesita de nuestro esfuerzo, de aprender a eliminar el odio en nuestros actos, de querer superar el resentimiento y de hacer el bien a todos.
Jesús, cuando les hablaba de cómo debían “orar”, les pedía que también lo hicieran por los enemigos, tal vez, para ir despertando en los hombres el amor hacia quien nos cuesta amar. Pero, cuando les hablaba de amor no estaba pensando en sentimientos de afecto, simpatía o cariño hacia quien nos hace mal. Él les proponía amar al enemigo pensando en hacerle lo que es bueno para él y ayudarle a que viva mejor y de manera más digna.
Jesús, sin miedo, se enfrentó a todos y a todo para acabar con el ambiente generalizado de odio que había allí hacia los enemigos de Israel y por eso les decía: [Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odien.].
El Reino de Dios inicia su recorrido aquí si practicamos la destrucción del odio y la enemistad entre los hombres.
El Señor es santo y nosotros, al ser hijos suyos, ya adquirimos la condición de santos. No obstante, yo entiendo que el asunto no debe ser tan sencillo porque si Él no odia, reprende al que va por mal camino para que se enderece, no se venga, no guarda rencor y AMA a todos sus hijos por igual… ¿Vamos a ser “santos” nosotros por el hecho de ser sus hijos y no hacer lo que hoy se nos propone?
Yo creo que debemos currarnos esa condición porque si fuera hereditario ya sabemos lo que hacen quienes heredan grandes propiedades… ¡¡¡Dormir la siesta!!!
Las acciones que debemos poner en práctica son las piedras que nos hacen tropezar con facilidad y las que serán determinantes para pasar el examen final. Supongo que algún presente bueno tendremos que llevar al entrar en la FIESTA… ¿Ha quedado claro qué se nos pide?
Por si no es así, debo recordarles que la grandeza del hombre está en su humildad y en saber comportarse, a diario, inmerso en el ambiente que le ha tocado vivir, respetando y ayudando a quienes lo necesitan y sin mirar su condición social; eso es lo que debemos hacer porque eso es lo Dios desea que hagamos.
Si el hombre, cuando actúa, hace daño a otro con cualquiera de las formas ignominiosas que hay pues Dios no le aprobará, supongo. Los hay que usan sus capacidades intelectuales para ridiculizar a quienes tienen una formación baja, hubo científicos que lo hicieron, pero éstos deberán saber que serían unos necios si se evaluaran al lado de Dios. Él no necesitó lumbreras intelectuales para llevar su mensaje de AMOR a los hombres, sólo se fijó en que fueran personas de buen corazón y que estuvieran dispuestas a dejarlo todo para seguirlo… ¿Cuántos requisitos podemos superar nosotros?


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