Colaboración de José Martínez Ramírez
LOS ARMARIOS
Hoy
me ha sorprendido contemplar,
en
el balcón de mi Ayuntamiento,
cómo
una bandera bonita y ejemplar
jugaba
inmóvil por el viento.
Las
banderas gustan verlas ondear
bellas,
como el sueño de un cuento.
Ésta
está prisionera, hace dudar
de
la libertad de este invento
que
es la vida, al fin y al cabo, al viajar
del
armario a la calle del tormento.
Por
mas que me pongo a cavilar,
creo
que no hay que celebrar ciento
de
fiestas y aniversarios, hay que bajar
del
pedestal tanto tonto del evento
innecesario,
tan sólo recordar…
Esos
padres y abuelos, no miento,
que
han perdido hijos, sin hablar.
Los
que luchan a diario, sin aliento,
por
sobrevivir sin abandonar
la
vida sorteando elementos.
Vaya manera más solapada de decir lo que dicho de otro modo resultaría políticamente incorrecto.
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