Colaboración de Paco Pérez
¿LO QUE HACEMOS ES CORRECTO O DEBEMOS CAMBIAR?
Desde
el comienzo de los tiempos Dios diseñó
un plan para la humanidad y lo fue ejecutando paso a paso.
Como
los hombres siempre manifestaron su inclinación a tener un comportamiento
incorrecto Él los fue atendiendo con
formatos diferentes. Uno de ellos fue el de los profetas y de ahí que interviniera Amos para reconducir las actuaciones incorrectas de quienes
administraban los destinos de Israel.
Cuando cumplió el encargo recibido del Señor
después fue recriminado por Amasías y
le pidió que no profetizara en la “Casa
de Dios” y que se marchara a Judá.
Amos se mostró humilde, no aceptó que le llamara profeta,
proclamó que él trabajaba de pastor y
cultivador de higos y le informó que
él se limitó a cumplir el encargo que le había dado el Señor: [Ve y profetiza a mi
pueblo de Israel.].
Quienes
desempeñaban la labor sacerdotal
consideraron que eran ellos los que debían intervenir y no él. Pero… ¿Cuál fue la verdadera razón que tuvo Amasías para ir contra Amos?
La
economía de Israel era buena, la minoría
que manejaba los hilos del poder despilfarraba y la mayoría de la población, los pobres,
cada vez vivían más míseramente. Por esta situación injusta el Señor lo envió para que les recordara
su actuación improcedente. Lo era porque para que esta situación no fuera
contestada por el pueblo se necesitaba que la clase sacerdotal no les abriera los ojos denunciando públicamente la
práctica de esa realidad. Como no cumplían con su obligación sacerdotal pues la
verdad que el Señor les comunicó por
medio de Amos no fue bien recibida.
Estas
situaciones siguen ocurriendo en nuestros días pero con otro formato y pasan
porque todavía no hemos comprendido que los hombres fuimos elegidos por Dios, antes de crear el mundo, para que
fuéramos bendecidos en la persona de
Cristo con toda clase de bienes
espirituales y celestiales para que fuésemos santos e irreprochables ante Él por el amor. Según lo recibido… ¿Cumplimos con el deber de ser justos o
somos débiles y caemos?
Todas
estas cosas las tenía preparadas para nosotros porque en el futuro íbamos a ser
sus hijos.
Con
el paso de los años Jesús murió por
los hombres, derramó su sangre y por
ella recibimos la redención y el perdón de los pecados. Finalmente resucitó, ascendió al Cielo y nos regaló el Espíritu
Santo.
Éste fue el
plan
que proyectó Dios para que Cristo lo pusiera en marcha cuando
llegara el momento.
Jesús, antes de
dejarnos, encargó a los apóstoles la misión de ir por parejas a evangelizar otros
lugares predicándoles su mensaje y, para que lo hicieran bien, les regaló poderes extraordinarios que les
permitirían realizaran acciones únicas.
Para
cumplir su encargo les aconsejó que viajaran sin equipaje, que al llegar a un
lugar entraran y, si eran acogidos en una casa, se quedaran en ella hasta que
se marcharan. También les dijo que si no eran escuchados ni bien recibidos su
respuesta debía ser respetar la libertad de los lugareños, marcharse y
sacudirse el polvo de los pies al salir del lugar visitado.
Cuando
evangelizaban les predicaban lo que habían aprendido, les pedían que se
arrepintieran de sus errores, liberaban a las personas endemoniadas y ungiendo
con aceite a los enfermos los curaban.
Al
principio así evangelizaban para divulgar la PALABRA.
Con
el paso de los años… ¿Damos por hecho que no hay necesidad de evangelizar
porque en nuestro entorno todos conocemos el mensaje de Jesús? ¿O pensamos que se debe modificar lo que hacemos porque nuestro
comportamiento nos indica que estamos muy alejados del mensaje?
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