Colaboración de Manuel Sánchez García
I.
Con
la llegada del mes de septiembre,
los
primeros besos saben a humedad,
los
campos se revisten de verde,
quiero
que me quieras una eternidad.
Esos
versos me los dijo mi padre, chiquilla,
con
una copa de aguardiente,
y
luego, otra de manzanilla.
Ten
cuidado con la niña, Adriana,
parece
que anda un poco desorientada.
No
te preocupes, Antonio de mi alma,
la
vigilo de noche y día en un vivir sin calma.
(CANTANDO)
Esta
chiquilla loca me está matando,
quiere
que me entere que la están besando.
Esta
chiquilla loca me está ahogando,
es
un mar de espinas lo que estoy pasando.
II.
Con
los primeros cánticos de la mañana,
mi
madre se despertaba para ir a la aceituna,
a
mi hermanito le cantaba una nana,
y
bien dormidito se quedaba en su cuna.
Esos
versos me los dijo mi madre, chiquillo,
con
una flor entre los labios,
y
un llanto medio escondido.
Échale
un ojo al niño, Antonio,
no
quiero que se vaya a robar nidos.
Vete
tranquila, Adriana de mi corazón,
estaré
vigilando desde nuestro balcón.
(CANTANDO)
Este
chiquillo loco me está matando,
no
quiere que lo vea por ahí vagando.
Este
chiquillo loco me está ahogando,
es
un cielo sin estrellas lo que estoy pasando.
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