Colaboración de Paco Pérez
LAS TERTULIAS
En
nuestro pueblo, a diario, las personas tienen pocos lugares públicos para elegir
dónde reunirse con sus familiares y conocidos, durante las mañanas. En las
cafeterías de Agudo o Luciano es donde se puede tomar algo
mientras se lee la prensa o se cambian impresiones y durante las tardes las limitaciones
son mayores. Las señoras son las más afectadas por estas realidades pues los
hombres tienen otras ofertas para matar el aburrimiento, incluidas las tardes.
En
la Cafetería-bar “Alberfas”, algunos hombres, toman café o
copas; juegan al “dominó”, al ajedrez o las “cartas” por la mañana y por la tarde; ven la televisión; leen la
prensa deportiva o de información general y charlan sobre los temas de
actualidad, es el establecimiento del pueblo que está más concurrido.
También
hay otras personas que prefieren distraerse todas las mañanas en las tertulias
que hay en “El Paseo”, con estos
señores la mayor parte de los bancos están ocupados. Quienes acuden están
entraditos en años y pertenecen a dos grupos de pensamiento y de intereses
diferentes, los más mayores se agrupan en torno a la Peña “Cartón y banco” y
los más jóvenes son conocidos como “Los
Motosierras”.
En
invierno ocupan los que reciben el
sol y en verano los que están a la sombra de los árboles, por esa razón los
mayores acuden a la tertulia con un cartón en la mano, así mejoran la comodidad
durante su permanencia en los bancos metálicos pues en ellos suelen pasar
sentados algo más de dos horas y con este invento impiden que el frío o el
calor les fastidie el pandero con sus rigores extremos.
Durante
ese tiempo los componentes hablan de todas las temáticas locales y nacionales,
miran desde la coroneta hasta los pies a quienes pasan cercan y, si es una dama
agraciada la que transita por el lugar, pues hasta es posible que algún
comentario soez se escuche en el ambiente. Las mujeres son conscientes de esa
realidad y por eso eluden pasar por el lugar pero, a pesar de este criterio
general, también las hay que pasan por allí a pesar de sus miradas y
comentarios.
Como
son conocedoras de ello pues por eso sucedió una mañana la broma que os voy a
relatar, su contenido es real y lo único que he cambiado es el nombre de la
señora que la protagonizó.
Una
mañana estaba mi esposa comprando en “Zamorita”
y entró Susana, una señora joven y atractiva
que, además, iba muy bien arreglada. Allí había otra que era muy amiga de ella
y, al verla llegar tan arreglada, le dijo muy sorprendida:
-
Susana… ¿Adónde vas tan elegante?
–
A comprar, creo que a Zamorita no se
viene a otra cosa –le contestó.
–
Es verdad pero siempre no vas así –insistió.
Ante
la insistencia de su amiga, Susana
reaccionó de manera ingeniosa y le dio una respuesta inesperada para su amiga y
para el resto de señoras presentes:
-
Mira, hoy me apetecía vestirme diferente para salir a la calle y aprovechando
que estoy arreglada, cuando acabe la compra, antes de regresar a casa me voy a
dar una vuelta por “El Paseo” para poner
por las nubes a los abuelos que están allí sentados en los bancos e intentar
que se pongan e_ _ a _ m _ _ _ s.
La
amiga de Susana y las otras señoras
que escucharon la conversación comenzaron a reír durante un buen rato por culpa
de la ocurrente broma que había tenido... ¡Les
alegró la mañana!
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