Colaboración de Paco Pérez
ESPERANDO A LA “LA FUGITIVA TEMPESTAD DEL OLVIDO”
Sabes
que me hubiera gustado acompañarte en ese día tan especial, darte un fuerte
abrazo y después, tomando unas copas, recordarte con cariño ese apelativo que
tantas veces empleaste para identificarte cuando me saludabas al iniciar nuestras
conversaciones telefónicas o por WhatsApp… ¡Su “Alumno aventajado” le
saluda, querido profesor! Llevas años pronunciando esas palabras y con este
acto me has confirmado que no eran un farol sino el grito silencioso de un
inconformista que anunciaba, sin proclamarlo abiertamente, que cambiar es
posible cuando se desea mejorar los caminos inacabados, sobre todo, cuando se
confía en uno mismo. Tú lo has conseguido con un trabajo autodidacta bien
realizado y con él has demostrado que en la vida lo importante es desear explotar
las cualidades que Dios nos ha regalado para llevarlas hasta su punto máximo y que
nosotros tenemos la obligación de hacerlo.
En
esa noche mágica te encontrarás arropado por tus seres más queridos, los
amigos, los políticos, el mundo de la cultura… Entre todos, con su presencia, te
arroparán y lograrán darle al acto el calor necesario que todo debutante
necesita en su debut. Cuando todo acabe los recuerdos serán rescatados por los
asistentes que los protagonizaron contigo, cobrarán vida en esa noche y después,
cuando se baje el telón y se apaguen las luces, serán arrastrados de nuevo por
el olvido hasta el abismo del tiempo para que continúen disfrutando en él de su
plácido sueño hasta otra nueva ocasión.
Escribiendo
estas líneas breves he recordado aquel día en el que, como fruto de tus pocos
años, bajabas a gran velocidad subido en tu monopatín por la calle Ángel
Méndez. Cuando realizabas ese descenso suicida me presenté y, al observar cómo
lo hacías, me quedé de guardia en la esquina “El Jaenero” por si pasaba
un vehículo antes de que cruzaras la Cañadilla, no pensaste que en aquel
momento podía darse esa posibilidad y entonces, con el paso de los años,
hubiera sido el causante de que el día 8 no hubieras mostrado tu libro. Al día
siguiente, en clase, hablamos del incidente, te hice comprender lo que habías
hecho y te aconsejé que no repitieras la experiencia…
Con
nuestros mejores deseos, recibe un abrazo de tus amigos Mari y Paco.
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