Colaboración de Paco Pérez
Cuando se practica decir la verdad cualquier acción que demuestra lo contrario indigna, pues eso me ocurrió hace
unos días.
Eran las 08:25 horas, caminaba junto a mi
esposa por la playa “El chucho” y,
mientras avanzábamos, íbamos observando que en ella había algunas novedades si
comparábamos el aspecto que se nos ofrecía esa mañana con el de días anteriores:
la arena de la playa ya había sido tratada con las máquinas, otros días
también, pero la escena de hoy me empujaba a pesar a qué se debía la de esa
mañana; el paseo marítimo fue maltratado con restos sólidos durante los días de
San Juan y le quedó alguna suciedad,
arena, pero esa mañana ya presentaba un aspecto impecable porque le habían sido
retirados los restos que aún estaban presente en su pavimento y, finalmente, en
medio de la playa observamos a un grupo de operarios que estaba colocando un
material que os hizo pensar en la celebración de algún evento en ella. Una vez que
llegamos al lugar mencionado comprobamos que una pareja de la Policía Municipal motorizada observaba
el movimiento desde el paseo marítimo y consideré oportuno acercarme hasta
ellos y preguntarles:
- ¿Qué acto se va a celebrar hoy aquí?
- Se va a rodar una nueva versión de “Verano Azul” y van a participar
personas ya mayores – me contestó uno de ellos.
Les comunicamos nuestra sorpresa ante la noticia
y, el otro policía, nos manifestó que él iba a desempeñar el papel de uno de
los personajes célebres de entonces. También tuvo la delicadeza de describirnos
qué tendrían que hacerle los maquilladores en el rostro y los peluqueros con
unos postizos para envejecerlo. Al despedirnos le felicitamos por haber sido
escogido y le deseamos suerte con esa nueva experiencia en el mundo del celuloide.
Continuamos la marcha, hicimos nuestra visita
habitual a la cafetería, leímos la prensa, compramos, regresamos a casa varias horas después y una vez
liberados de nuestras obligaciones decidimos darnos una vuelta por la playa pues
presenciar la grabación y el ambiente. Al llegar al lugar de los hechos tomé
estas fotos:
¿Qué
sensación tienen ustedes después de lo que les narré antes y una vez acabada la
exploración de ellas?
¡¡¡Me
tomaron el pelo!!!
Ante esta situación yo me sentí mal porque pensaba
que la función de los agentes era ayudar y no reírse de quienes se acercan a ellos
con la intención sana de ser informados. Lo hice porque consideré qué allí
encontraría una noticia interesante que, a lo mejor, podía ser publicada.
Por lo observado y grabado con la cámara comprobé
que en todos los sitios se cuecen habas, es decir, que los políticos de todos los pueblos y siglas siempre hacen lo mismo:
- Gastar
dinero público, aunque estemos en crisis; mantener contenta a la
ciudadanía; sembrar la semilla
de la libertad de voto por el camino del estómago agradecido a base de
invitaciones, viajes, camisetas, gorras… y recoger,
en su momento, la cosecha que les
permitirá seguir engordando su interés personal, no moverse del sillón.
Me da igual Nerja
que Villargordo o el PSOE que el PP… ¿Por qué?
Porque al tener cierta edad y no haber pertenecido jamás, o pertenecer, a más
asociación o movimiento que a la Peña
Madridista “Juan y Paca” de Villargordo
(Jaén), en determinados momentos, los
acontecimientos diarios del panorama político nacional o local crispan la razón
al más tranquilo y si, además, lo que nos hacen propicia que te tomen el pelo los
listillos del lugar, mi caso, pues te subes como las gaseosas.
Lo vivido esa mañana me ha transportado con el recuerdo
hasta unos hechos que ocurrieron en nuestro pueblo cuando nos visitó D. Gaspar Zarrías hace unos años para
intentar apoyar la candidatura de su partido. Ese día se organizó un acto popular y se invitó a la tercera edad a tomar, en
uno de nuestros restaurantes, chocolate con churros.
Conozco la noticia porque me la contaron pero
en aquellas fechas estaba donde estoy ahora, en Nerja. Parece ser que sólo
quedaron sentados en los bancos dos ancianos y, al pasar junto a ellos, este señor
se les acercó para saludarlos e invitarlos a unirse al grupo. Entonces uno de ellos, ya fallecido, le contestó
así:
- Me hubiera gustado mucho ir con ustedes pero ya
ve usted como estoy, necesito el andador para desplazarme y lo hago con muchas
dificultades. Gracias por su invitación pero no puedo acompañarlos.
A continuación se dirigió al otro y le preguntó el
por qué no los acompañaba él:
- Porque soy de Izquierda Unida y no pienso
cambiar mi voto.
Se despidieron amigablemente y nos regalaron esta
estampa de realidad política.
Esta cera es la que tenemos en nuestra España y arde con la cerilla de nuestro
consentimiento. No he dicho ninguna barbaridad porque ese prendimiento se
ejecuta cuando les renovamos la confianza con nuestros votos, situados de nuevo
en el sillón se olvidan de nuestros problemas, actúan entonces para preservar
sus privilegios, se ladran pero no se muerden y por eso se permiten el lujo de
no hacer las reformas que necesitamos para salir del pozo.
Una sociedad culta suele poseer una personalidad
crítica con el sistema y no comulga con ruedas de molino. Una sociedad con un
nivel cultural pobre pierde ese espíritu y se deja llevar por los embaucadores
de turno.
Lo razonable es hacer todo lo posible y lo
imposible para que nuestros alumnos reciban la mejor enseñanza, a la larga esa
medida es la que salva a un país. El mejor ejemplo de lo que propongo nos lo ha
regalado Finlandia con su enfoque de
la crisis. Lograron salir antes que el resto de países porque invirtieron en educación hace muchos años y ahora
tienen una sociedad culta que ha metido
en la cárcel a los políticos y a
los banqueros que se portaron mal en
la gestión pública o privada.
¿No os da envidia sana?
A mí sí.
Hagan un clic
en FINLANDIA.
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