Colaboración
de Paco Pérez
TEXTOS
ISAÍAS 66, 10-14C
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis
luto. Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las
delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el Señor:
- Yo haré derivar hacia ella, como un
río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán
en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño
a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis
consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor se manifestará a sus siervos.
GÁLATAS 6, 14-18
Hermanos:
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para
mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
LUCAS 10, 1-12. 17-20
En
aquel tiempo designó el Señor a otros setenta y dos y los mandó por delante, de
dos en dos, a todos los pueblos y lugares donde pensaba ir él. Y les decía:
-
La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que
mande obreros a su mies.
¡Poneos
en camino! Mirad que os mando como cordero en medio de lobos. No llevéis
talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el
camino.
Cuando
entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa", y, si hay allí
gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos
en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su
salario.
No
andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo
que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:
-
Está cerca de vosotros el Reino de Dios.
Cuando
entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid:
-
Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo
sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de
Dios.
Os
digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Los
setenta y dos volvieron muy contentos
y le dijeron:
-
Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
Él
les contesto:
-
Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para
pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará
daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os
someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en
el cielo.
REFLEXIONES
La evangelización
es el gran tema de hoy y Jesús nos muestra el camino que debemos seguir en
la conversación que mantuvo con los discípulos que envió a predicar.
El cristiano debe preocuparse
de la divulgación de la palabra pero no es una tarea fácil porque todos
sabemos que el rechazo a la palabra de Dios está instaurado en la
sociedad desde siempre, Jesús lo experimentó bien e Él y por eso
procuró, a quienes mandó a predicar, adiestrándolos bien. Lo hizo: bajándoles
la euforia cuando regresaron; señalándoles qué debía de importarles, qué
no y cómo debían de proceder; hablándoles de las consecuencias que se
derivarían a quienes se mostraran insensibles a la predicación e informándoles
de la satisfacción que reciben quienes predican.
El cristiano que trabaje
por la causa de Dios debe saber:
- Los logros
conseguidos en la labor que desarrolle no es el premio al que debe de
aspirar, lo verdaderamente importante es que Dios valore su trabajo y le dé
plaza en el Reino.
Es complicado entender,
para aplicarlo después, el verdadero enfoque de la labor que todo cristiano
debe desarrollar.
Los tiempos nos empujan a
cambiar nuestro actuar cada día más y si pensamos todo lo contrario, que es
suficiente lo que hacemos, pues mejor será acogernos a otra creencia con
menor o nula responsabilidad individual.
Considero que hemos
fallado todos, clérigos y cristianos de a pie, porque después de
tantos años el mensaje de Cristo todavía es interpretado de
muchas formas, cuando Él nos enseñó una sóla, y cuando es practicado,
en casos muy reducidos y concretos, de manera correcta.
Las comunidades
parroquiales, en su inmensa mayoría, no son lo que deberían de ser y
quienes intentan hacer algo diferente en ellas son ninguneados. Jesús no
fue un inmovilista, respetó lo que había en su tiempo y edificó el templo de la
VERDAD dando pasos firmes cada día, único camino para que el nuevo orden
triunfe… ¿Nos hemos fijado en su ejemplo los cristianos? ¿Todavía no
hemos tenido tiempo de dar a la Iglesia el verdadero funcionamiento? ¿No entendemos
lo que nos pide Jesús o es que no nos interesa entenderlo porque nos resulta
más llevadero asistir a la misa dominical y después cumplir con nuestro único
compromiso serio, tomar unas cañas?
Analizando los hechos
fríamente comprenderemos, por la Biblia, que nada ocurre por casualidad
a los hombres. Los errores persistentes del pueblo de Dios fueron la
causa de sus males posteriores… ¿Nosotros no hemos cometido o cometemos errores?
El funcionamiento de la
familia, para mí, es uno. Como tenemos una creencia sin cimientos consistentes
esta institución, el pilar de la sociedad, está debilitada porque
ha perdido la armonía que tenía. En el pasado se regía por una organización
piramidal, la que permitía a los padres marcar a sus componentes el rumbo. Se
conseguía porque había amor y respeto, se ayudaban, luchaban unidos, había roce
diario y ahora no o muy poco, los mayores eran colocados en el puesto que les
correspondía, el primero, y cuando lo necesitaban eran atendidos como se
merecían. Hoy ya no podemos decir que ese recorrido idílico es la generalidad y
sí podríamos afirmar que es una sorpresa el que haya casos dignos de ser
alabados.
Los logros sociales
conseguidos son buenos pero entre llenar a las personas la cabeza de
derechos y vaciársela de deberes considero que hay un abismo… ¿Quién
es el culpable de esta nefasta evolución?
No me cansaré de culpar de
esta acción a los políticos y al sistema educativo que nos regalaron en
las últimas décadas.
¿Esta situación es
fruto de los avances de la modernidad u otra cosa?
Es el fruto de una situación
de diseño invisible que fue ideada por quienes consideraban que les estorbaba
la única doctrina que se preocupa realmente del HOMBRE, la que predicó Jesús.
Ésta sí hace al hombre libre y la de ellos esclavo… ¿Hay ejemplos
suficientes para sustentar ambas posturas?
La corrupción en España es la norma y lo es porque los
políticos se encargaron, durante bastantes años, de que poco a poco las
conciencias pasaran desde una estrechez grande a una laxitud crónica.
Antes, la honradez y la formalidad eran suficientes para que sin
firmar un documento se cumplieran los acuerdos pactados de manera escrupulosa.
Ahora se redactan los documentos de manera torticera y se arruina a los
humildes e ignorantes firmantes. Juzguen ustedes quienes forjaron ambos
comportamientos.
Por todo lo dicho, no
intentar modificar lo que hacemos en nuestros días será la demostración de que no
nos interesa Jesús.
San Pablo nos da testimonio sobre lo que debemos hacer: dar gloria a Dios, divulgar
su mensaje y no buscar la gloria personal.
Para él, quienes aspiren
a integrarse en la comunidad cristiana deberán de saber separar lo que
verdaderamente nos da esa condición y apartarnos de lo que nos
confunde.
Deberemos de tener el
deseo de practicar actitudes y acciones que hagan a la
persona transformarse en “una criatura nueva”. Por el contrario, habrá
que huir de la práctica de todo aquello que nos amarre a la
tradición humana, convirtiéndonos en personas confundidas que
se oponen a la realidad que es el cristianismo y que, como
consecuencia, se alejan de lo que Dios nos pide.
Quienes se ajusten a esas
premisas sabrán que no es un camino de rosas y que hay que sufrir pero les
compensará saber que recibirán la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
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