LA RELIGIOSIDAD EN NERJA Y
LA TRADICIÓN AL “CRISTO DE LA SALUD”
Colaboración
de Paco Pérez
Capítulo II
Hace
25 años visitaba en Nerja, casi a
diario, la playa de Burriana para
comprar el pescado fresco que vendían los pescadores. Unos venían de recoger lo
que las redes colocadas lejos de la costa habían capturado por la noche y otros
trabajaban todas las mañanas, de manera furtiva, en la modalidad de pesca mediante
“arrastre a hombro”.
No
sé si la descripción hecha es correcta pero la he llamado así porque los dueños
de la barca eran Paco y Rafael, los
hijos de Paco “Requino”. Con esta familia tuve un trato muy cordial como fruto de la
generosidad del padre. Una mañana yo le quise comprar una bolsa de los pescados
que no llevaban al mercado y devolvían al mar pero él me lo regaló. Yo cogí entonces
el coche, fui a casa y le llevé aceite. Estas dos acciones se repitieron durante
años, mientras estuvieron trabajando en la playa. Los pescados que ellos
buscaban siempre se los pagué, con ellos se ganaban la vida.
Paco o Rafael y un remero se metían en la
barca con la red, dejaban en la arena uno de los extremos de la soga, remaban
hacia el interior del agua, la iban dejando en ella y, mientras avanzaban, lo
hacían dejando una estela con forma de media luna. Una vez repartida llevaban
la barca hasta la playa, a unos 30 metros de donde embarcaron, y depositaban el
otro extremo de la soga en la arena. En cada extremo de la soga se ponía un
grupo de tres pescadores aparejados con una especie de cinta de cuatro dedos de
ancha, muy fuerte, cuyos dos finales estaban unidos a una cuerda y ésta llevaba
en su extremo un peso. Este aparejo se lo pasaban por la cabeza en bandolera.
Cuando
empezaban a tirar hacia el interior de la playa le daban vueltas a la cuerda y
el peso se enroscaba en la soga sin tener que hacerle nudos, un método curioso
e infalible. Al final de la tirada ambos grupos terminaban unidos y ya sacaban
la red con los peces capturados. A ellos sólo les interesaban los pequeños de las variedades
conocidas como: “chanquetes”, “morralla victoriana”, “salmonetillos” y algún grande que se
les colara sin pedir permiso. Las otras clases de pequeños las devolvían al
agua. Por esta razón
esa
modalidad de pesca era perseguida por las lanchas de la Guardia Civil pero los
pescadores tenían vigías que les avisaban a tiempo y ellos escondían los
aparejos en unos minutos. Unos años después, para evitar el deterioro que
ocasionaban estas actividades a la pesca, los colocaron en labores de limpieza
municipal y ya sólo quedan los que ponen sus redes en los caladeros al
atardecer y regresan a las playas con la pesca al amanecer y los venden allí, o
por las calles en carrillos de mano.
Estas
actividades atraían a muchas personas y yo, después de muchos años, las
clasifico en DOS grupos perfectamente diferenciados:
1º.-
Quienes acudíamos atraídos por el espectáculo descrito o para comprar, yo me
encuadro en ambos grupos.
2º.-
Los lugareños que amaban la pesca porque habían trabajado en ella y ya, jubilados
por la edad, acudían para matar el gusanillo. Éstos les ayudaban dando torno
para sacar con la maroma las barcas que venían de recoger la pesca de la noche.
Los pescadores les respondían regalándoles algunos peces para sus casas.
Entre
quienes daban torno había un señor,
más delgado que un palo seco, y que en aquellos años ya me daba la impresión de
que era algo mayor pero ahora que sigo viéndolo con mucha frecuencia en la “Ermita”, compruebo que sigue igual de
delgado pero mucho más mayor.
Pues
bien, el comportamiento religioso que tiene este señor es el que me ha
inspirado este relato de hoy, al asociarlo con los comportamientos de los
villargordeños en nuestras “Fiestas de
Santiago”. Me regaló la temática hace unos días, estaba visitando al Señor cuando entró él y repitió el
ritual que le vengo observando desde hace algún tiempo: [Primero se acercó a la imagen de Santa Teresa, ahora está en un
pedestal fuera de su lugar habitual y a una altura inferior a la que ocupa el “altar
mayor”, y depositó en el cepillo que hay a sus pies varias monedas. A
continuación, en el lampadario electrónico, repitió su goteo de monedas.]
Este
señor limitó su visita a depositar sus monedas y poco más, no lo he observado
en oración nunca y por eso considero que su “fe” es muy particular, centrada
en las imágenes y en los donativos que deposita en los cepillos. Supongo,
que él la ejecuta con el ritual que le
enseñaron sus antepasados o con el que se ha forjado por razones que sólo él
conocerá.
Cuando
caminamos las personas por la vida de puntillas y pasamos de todo pues entonces
no nos percatamos de estos detalles y no los conexionamos con otros de nuestro
entorno. A mí me ha servido para asociarlo con lo presenciado dos días después en
Canal Sur, dentro del programa de “Andalucía Directo”, el pasado día 28
en nuestra parroquia durante el acto de “Los
PESOS” y ante la imagen del “Santísimo
Cristo de la Salud”.
Después
de presenciar ambas manifestaciones religiosas me pregunté… ¿Qué opinará Dios de estas formas de culto?
Quienes
nos guiamos, un poco, en nuestro sentir cristiano por la Biblia no podemos estar de acuerdo con lo que vemos a diario en
nuestros templos, yo me encuadro en ese grupo porque en nuestro libro sagrado la alusión que hay para las imágenes es de prohibición… ¿Entonces, por qué sigue la Iglesia dando
alas a este tipo de culto? ¿Por qué somos tan fieles a la “tradición del Cristo de la Salud” y no
queremos leer la Biblia para
encontrar el verdadero camino que Él
muestra a los cristianos?
Gracias
a las cámaras de TV vimos desde otros pueblos o ciudades, los villargordeños
que estábamos fuera, unas imágenes del acto celebrado en el interior de nuestro
templo parroquial, en mi caso presencié de nuevo ese acto tradicional tradición
después de muchos años y en casa nos alegramos de ver a tantas personas
conocidas. Durante el tiempo que duró la retransmisión recordé los cuatro años que
estuve, junto a un grupo de personas, trabajando en la “Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud” y, durante ese tiempo, tuve
la ocasión de vivir algunas experiencias muy desagradables dentro de la misma
Junta de Gobierno, con el párroco y obispo de aquellos años y con los
políticos locales.
La
retransmisión del pasado día 28 estuvo en su línea habitual y me limité a ver el
acto en actitud respetuosa porque sabía que los presentes lo hacían con fe (la
suya), la que les enseñaron sus mayores y la que la Iglesia no ha reconducido
(opino así porque la “levantá” que
se hace con el trono al llegar a la altura del Cementerio no entra en la tradición, se
realiza desde uno de esos años en los que formé parte de la Junta de Gobierno)... ¿Lo sabían ustedes?
Pues
tradiciones como esa debe de haber muchas en todos los lugares de la
cristiandad y ésta de Villargordo, CUARENTA años después de comenzar, ya está
incorporada al catálogo de las tradiciones de nuestra imagen… ¿No será mejor intentar avanzar hacia la
verdad de nuestra creencia cristiana?
Cuando
iba a finalizar la retransmisión, desde Sevilla,
se animó a la reportera a pesarse,
ella no quería, se le insistió desde el control central y, finalmente, se hizo
la foto colgada en la romana. Cuando lo vi, a mí se me derrumbaron los palos de
las choza por una razón muy sencilla… ¿Cómo se pueden desplazar las cámaras de “Canal Sur” hasta Villargordo para divulgar un
acto de fe con las características de único y centenario consistente en que
las personas hicieron un día una promesa
en solitario frente a Dios y ese día
tenía que cumplirla allí para ofrecérsela al Cristo y no percatarse nadie de los responsables, en el momento final, de
que pesar a la reportera no reunía los requisitos de la promesa y que así se
modificaba el verdadero sentido del acto? ¿No comprendieron desde Sevilla la
seriedad del momento o es que pretendían demostrar que lo que retransmitían era
poco serio?
Hace
muchos años, no sé en cuál de los cuatro mencionados, ocurrió. Estábamos
pesando en la Ermita, se acercó un
señor de Las Infantas y nos dijo
vociferando:
-
¡¡¡Muchachos, apuntad 78 kilos!!!
–
Debe usted pesarse, le respondimos.
–
No hace falta, ese es mi peso y mi deseo porque lo importante es cumplir después
-insistió.
Nos
dio sus datos personales, pasó el tiempo, no venía a pagar su promesa, nos
cansamos de esperarlo y de ver el recibo de una carpeta a otra y se lo mandé un
día con su suegro, acompañado de este
mensaje verbal:
-
Si quiere pagarlo ya sabe lo que tiene que hacer y si no que lo raje él.
Nunca
lo pagó.
Ahora
les voy a mostrar las imágenes que ido recibiendo de familiares y amigos:
1.- DÍA 24, PREPARANDO
EL TRONO Y LA IMAGEN EN LA ERMITA
2.- LAS
BALCONERAS SE ADORNAN PARA LA PROCESIÓN
3.- Y LLEGADA
DE LA PROCESIÓN A LA PLAZA DE LA IGLESIA
4.- LA IMAGEN
EN LA IGLESIA, EN PARADA
5.- DÍA 28, LOS
PESOS EN LA IGLESIA
6.- LA IMAGEN
SUBIENDO “EL PECHO DE LA ERMITA”.
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