sábado, 4 de junio de 2016

POR EL AMOR A LA COMPASION Y A LA AYUDA AL NECESITADO

Colaboración de Paco Pérez
En tiempos de Jesús la sociedad tenía una problemática similar a la de nuestros días: Unos tenían mucho y otros nada; entre quienes gobernaban había luchas, abusos de poder e injusticias; el hambre afectaba a los de siempre; también eran visitados por la enfermedad y la muerte… Pasa el tiempo, y las personas, pero los problemas de la sociedad siguen siendo los mismos.
Jesús, cosa lógica, se anticipó al paso del tiempo aplicando medidas correctoras a las conductas tradicionales que regulaban sus comportamientos y por eso no dudó en denunciar la INJUSTICIA que había en la sociedad en que vivía, lo hizo a su manera y no pasó desapercibido para quienes vivían junto a Él.

Las personas eran su gran preocupación y, por su amor compasivo hacia ellas, sufría al ver la enorme distancia que había entre el sufrimiento de las personas que estaban hundidas por culpa de la realidad social destructiva que les afectaba y lo que Dios quiere para todos.
Le afectaba todo lo que ocurría a sus gentes y por eso curaba a los enfermos cuando se los llevaban. Lo hacía como fruto del amor que sentía y éste lo llevaba a “compadecerse” de ellos y porque deseaba que experimentaran en sus cuerpos los efectos de la misericordia de Dios, la que nos libera del mal y, para demostrarles que eran dignos de ser amados, les mostraba su generosidad curándolos gratis pues nada quería para Él. Amparado en estas formas de actuar inusuales les predicaba la llegada del Reino de Dios a los que quisieran seguirle, es decir, si recibían la facultad de hacer milagros “gratis” así tenían que hacerlos ellos después.
Cuando curaba usaba palabras que fueran entendibles por todos, movía las manos y tocaba a los enfermos. No usaba fórmulas secretas ni palabras ininteligibles, propias de los magos. Por actuar así todos lo escuchaban y lo entendían. Con estas nuevas formas de tratar a las personas Él, aunque era Hijo de Dios y Dios, se acercaba a ellos como un hombre cualquiera, así de sencillo lo hacía todo.
Después de conocer los hombres cómo y por qué lo hacía, no me queda otro camino que preguntarme… ¿Todavía pueden seguir pensando algunos, cuando enferman, que Dios los ha castigado o que los ha abandonado?
En aquellos tiempos, la sociedad tenía un comportamiento marginal con los enfermos y, de manera más acentuada, con los de lepra. Jesús combatió ese comportamiento cultural tradicional de rechazo y aislamiento acercándose a ellos, tocándolos y curándolos… ¿Quedó mostrado el camino que debíamos seguir a las futuras generaciones o todavía tenemos dudas?
Cuando se habla de curar lo habitual es que la sociedad piense en una solución para los problemas físicos del cuerpo pero Él lo hacía de una manera mucho más amplia pues abarcaba al conjunto de la persona en lo físico, psíquico, social, familiar, religioso, laboral...
Esta realidad hay que buscarla en los efectos que causaba Jesús en  los enfermos que curaba: Recuperaban la confianza en Dios, salían del aislamiento en que vivían, recobraban la esperanza perdida en el género humano, quedaban libres del pecado, volvían a formar parte del pueblo de Dios y ya veían el futuro con más opciones.
El trabajo de Jesús consistía en intentar que los enfermos recuperaran la fe que habían perdido en Dios. Para conseguirlo se esforzaba en que confiaran en la bondad de Él y en hacerles comprender que no les había retirado su ayuda. Cuando lograba convencerlos entonces Jesús y el enfermo se unían porque éste ya no se sentía solo y abandonado sino todo lo contrario, acompañado y sostenido por Él.
Los hombres nos hemos acostumbrado a recibir de los demás y en pocas ocasiones actuamos ayudando, lo hacemos así porque esgrimimos un argumento muy de nuestros tiempos… ¡Tengo derecho!
Nos hemos olvidado de que antes estaba muy asimilado el comportamiento sensato que decía: [Para recoger hay que sembrar primero.].
Eso fue lo que practicó Jesús pero antes que Él ya lo hizo Elías cuando le devolvió la vida al hijo de la viuda que lo alojó en su casa. Ella fue la que sembró primero, compartiendo lo poco que tenía con Elías; Dios lo escuchó y actuó, empujado por su misericordia, sabiendo valorar el gesto de la viuda y respondiendo a la confianza mostrada por Elías en Él, fue el fruto de su fe.
Si el comportamiento que tengamos al actuar es el que nos hará acertar o errar en nuestra vida como cristianos, hoy nos muestra Pablo la huella de su vida en las dos etapas antagónicas que vivió. Siempre fue un hombre íntegro y guiado en esa forma de entender la vida actuó en ambas. Cuando persiguió a los cristianos fue porque la TRADICIÓN judía le empujó a hacerlo, cumplía con lo que le habían enseñado y después, cuando se apartó de ella, fue porque comprendió que la única VERDAD estaba en Dios, entonces predicó el camino del Reino de Dios con la misma fuerza que antes lo había perseguido.
En religión, Pablo nos da la pista, la TRADICIÓN es ciega porque no tiene base religiosa y sí un conjunto de actuaciones que han sido elevadas por los hombres hasta una categoría religiosa que realmente no tienen, sólo son preceptos o costumbres introducidas por los hombres.
Ahora, que cada cual piense qué actos religiosos de nuestra religión católica son TRADICIÓN. Os pongo un ejemplo para que lo entendáis mejor:[En nuestro pueblo, el trono del Cristo de la Salud es girado hacia el cementerio y elevado.].
Esta escena de fervor yo recuerdo cuando comenzó, es un acto que se hace por TRADICIÓN… Ahora que cada lector haga y opine lo que crea correcto, yo lo tengo muy claro.








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