Colaboración de Paco Pérez
En
tiempos de Jesús la sociedad tenía una problemática similar a la de nuestros
días: Unos tenían mucho y otros nada; entre quienes gobernaban había luchas,
abusos de poder e injusticias; el hambre afectaba a los de siempre; también
eran visitados por la enfermedad y la muerte… Pasa el tiempo, y las personas,
pero los problemas de la sociedad siguen siendo los mismos.
Jesús, cosa lógica,
se anticipó al paso del tiempo aplicando medidas correctoras a las conductas
tradicionales que regulaban sus comportamientos y por eso no dudó en denunciar
la INJUSTICIA que había en la
sociedad en que vivía, lo hizo a su manera y no pasó desapercibido para quienes
vivían junto a Él.
Las
personas eran su gran preocupación y, por su amor compasivo hacia ellas, sufría al ver la enorme distancia que
había entre el sufrimiento de las personas que estaban hundidas por culpa de la
realidad social destructiva que les afectaba y lo
que Dios quiere para todos.
Le
afectaba todo lo que ocurría a sus
gentes y por eso curaba a los
enfermos cuando se los llevaban. Lo hacía como fruto del amor que sentía y éste
lo llevaba a “compadecerse” de ellos
y porque deseaba que experimentaran en
sus cuerpos los efectos de la misericordia
de Dios, la que nos libera del mal y, para demostrarles que eran dignos de ser
amados, les mostraba su generosidad curándolos gratis pues nada quería para Él.
Amparado en estas formas de actuar inusuales les predicaba la llegada del Reino de Dios a los que quisieran
seguirle, es decir, si recibían la facultad de hacer milagros “gratis” así tenían que hacerlos ellos
después.
Cuando curaba usaba palabras que fueran entendibles por todos, movía las manos y tocaba
a los enfermos. No usaba fórmulas
secretas ni palabras ininteligibles,
propias de los magos. Por actuar así todos lo escuchaban y lo entendían. Con
estas nuevas formas de tratar a las personas Él, aunque era Hijo de Dios y Dios, se acercaba a ellos como un
hombre cualquiera, así de sencillo lo hacía todo.
Después
de conocer los hombres cómo y por qué lo hacía, no me queda otro
camino que preguntarme… ¿Todavía pueden
seguir pensando algunos, cuando enferman, que Dios los ha castigado o que los
ha abandonado?
En
aquellos tiempos, la sociedad tenía un comportamiento marginal con los enfermos
y, de manera más acentuada, con los de lepra.
Jesús combatió ese comportamiento cultural tradicional de
rechazo y aislamiento acercándose a
ellos, tocándolos y curándolos… ¿Quedó mostrado el camino que debíamos seguir a las futuras generaciones
o todavía tenemos dudas?
Cuando
se habla de curar lo habitual es que
la sociedad piense en una solución para los problemas físicos del cuerpo pero Él
lo hacía de una manera mucho más amplia pues abarcaba al conjunto de la persona
en lo físico, psíquico, social, familiar, religioso, laboral...
Esta
realidad hay que buscarla en los efectos
que causaba Jesús en los enfermos que curaba: Recuperaban la confianza en Dios, salían del aislamiento en que vivían, recobraban la esperanza perdida en el género humano, quedaban libres del pecado, volvían a formar parte del pueblo de Dios
y ya veían el futuro con más
opciones.
El
trabajo de Jesús consistía en
intentar que los enfermos recuperaran la fe que habían perdido en Dios. Para
conseguirlo se esforzaba en que confiaran en la bondad de Él y en hacerles comprender
que no les había retirado su ayuda. Cuando lograba convencerlos entonces Jesús y el enfermo se unían porque éste ya no se sentía solo y abandonado sino
todo lo contrario, acompañado y sostenido por Él.
Los
hombres nos hemos acostumbrado a recibir de los demás y en pocas ocasiones
actuamos ayudando, lo hacemos así porque esgrimimos un argumento muy de
nuestros tiempos… ¡Tengo derecho!
Nos
hemos olvidado de que antes estaba muy asimilado el comportamiento sensato que
decía: [Para recoger hay que sembrar
primero.].
Eso
fue lo que practicó Jesús pero antes
que Él ya lo hizo Elías cuando le devolvió la vida al
hijo de la viuda que lo alojó en su casa. Ella
fue la que sembró primero, compartiendo lo poco que tenía con Elías; Dios lo escuchó y actuó, empujado por su misericordia, sabiendo valorar el gesto de la viuda y respondiendo
a la confianza mostrada por Elías en Él, fue el fruto de su fe.
Si
el comportamiento que tengamos al actuar es el que nos hará acertar o errar en
nuestra vida como cristianos, hoy nos muestra Pablo la huella de su vida en las dos etapas antagónicas que vivió.
Siempre fue un hombre íntegro y guiado en esa forma de entender la vida actuó
en ambas. Cuando persiguió a los
cristianos fue porque la TRADICIÓN judía
le empujó a hacerlo, cumplía con lo que le habían enseñado y después, cuando se
apartó de ella, fue porque comprendió que la única VERDAD estaba en Dios, entonces
predicó el camino del Reino de Dios con
la misma fuerza que antes lo había perseguido.
En
religión, Pablo nos da la pista, la TRADICIÓN es ciega porque no tiene base
religiosa y sí un conjunto de actuaciones que han sido elevadas por los hombres
hasta una categoría religiosa que realmente no tienen, sólo son preceptos o
costumbres introducidas por los hombres.
Ahora,
que cada cual piense qué actos religiosos de nuestra religión católica son TRADICIÓN. Os pongo un ejemplo para que
lo entendáis mejor:[En nuestro pueblo,
el trono del Cristo de la Salud es girado hacia el cementerio y elevado.].
Esta
escena de fervor yo recuerdo cuando comenzó, es un acto que se hace por TRADICIÓN… Ahora que cada lector haga y
opine lo que crea correcto, yo lo tengo muy claro.
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