Colaboración de José Martínez Ramírez
EL TREN DE LA VIDA
La vida es un tren y en él viajamos todos desde el
día que nacemos. Después de unos años de viaje en él lo normal es que haga
escala en las estaciones importantes
que hay en el recorrido que cada persona hace por la vida, son los momentos importantes
que nos toca vivir, unas veces con alegría y otras con sollozos.
Mañana, veinticinco de marzo, vuestros TRENES se detendrán en la estación de
nuestro “Templo Parroquial”, allí os
encontraréis para unir vuestros destinos con el vínculo del MATRIMONIO y, al salir de él, ya
tendréis que viajar juntos siempre.
Para empezar la
nueva etapa nos iremos a celebrarlo a nuestra casa, “El Tropezón”, y allí, sin olvidarnos de ningún ausente,
intentaremos pasarlo muy bien acompañados de nuestras familias y amigos.
Después, al día
siguiente, vosotros tendréis que subiros juntos al tren, reanudaréis vuestro viaje y os llevará a la siguiente parada.
Desde ese momento ya estaréis siempre solos y de vosotros dependerá que seáis
felices o no.
La chacha Rosario, el primo
Juan y el chacho Pepe os desean lo mejor… ¡Que nunca se os acabe la gasolina
para que podáis viajar ancianos y unidos hasta la última estación!
CANCIÓN DE MARZO
¿Te acuerdas, María?
Aquella noche de
verano
me cogiste las
manos
y yo te dije que
sí.
Luego, me robaste
la ropa
entonando un
fandango
con tus labios
carmesí.
Desnudos en la
esquina
llegó una vieja
andando…
¿Recuerdas cómo
corrí?
Ayúdame en la
salida
de este tren del
adiós
y quiéreme, vida
mía,
donde sólo vivo
yo.
Bajo aquel cielo
estrellado,
cogidos de la mano,
sólo queda una
cicatriz,
y, yo te dije… ¡Estoy cansado!
Mientras llenabas
mi vaso
de magia en el
rastrojo,
entre tus brazos ardí.
Antes que el sol
mundano
rompiera aquel
manojo
de espuma y fuego
te dí un beso y me
fui.
Ayúdame en la
salida
de este tren del
adiós
y quiéreme, vida
mía,
donde sólo vivo
yo.
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